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Les envio esta información desde la zona petrolera mas importante de Venezuela. He tenido informacion sobre el problema de anencefalia asociada a la explotación petrolera que apareció en la comunidad de mapuches Kaxipayiñ de la zona petrolera de Loma de la Lata, Argentina. Espero que Uds. puedan hacerla llegar a un destino útil para la lucha del pueblo mapuche contra la opresión.

Cordialmente,

Jorge Hinestroza
Coordinador de la Federación Ecologista del Zulia
Maracaibo, Venezuela
tlf: 58261-7354395
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Diario el Nacional - lunes 18 de mayo de 1998

Cinco de cada mil niños nacen sin cerebro en el Zulia, Venezuela.


Un informe publicado por investigadores de La Universidad del Zulia,
revela que la exposición prolongada a mercurio, plomo y vanadio,
característica de la explotación de hidrocarburos, se asocia a la
aparición de anencefalia en fetos humanos. Científicos vinculan la
contaminación por petróleo con la proliferación de enfermedades
congénitas

Adriana Cortés / Telmo Almada
Unidad de Investigación - Maracaibo

En el Zulia, la población ha convivido durante 80 años con la
contaminanción proveniente de la industria petrolera. En el Distrito
Lagunillas, la concentración de vanadio acumulado en los huesos de la
población es 300 y 500 veces más alta que en Japón y Estados Unidos.

La apertura del sector petrolero a la inversión foránea, uno de los
objetivos económicos mejor delineados por el Gobierno, a través de
Petróleos de Venezuela, ha sido descrita por el Ministerio de Energía y
Minas como "un programa orientado al aprovechamiento oportuno, por parte
de la República, del aumento previsto en la demanda energética global".
Sus defensores en el Ejecutivo y en la petrolera matriz estatal, han
señalado además que el proyecto constituye "una oportunidad para la
atracción de inversiones masivas directas de capital foráneo y de
tecnología de punta para la principal industria del país".

Fuera del Gobierno y de la propia industria, sin embargo, la percepción
acerca de la apertura y su impacto en la sociedad, diverge sensiblemente
del discurso de sus proyectistas.

"La apertura petrolera significará la explotación de hidrocarburos, a lo
largo y ancho del país, a una escala sin precedentes en el ámbito
nacional, y posiblemente mundial, en vista de que Venezuela es en este
momento la nación más atractiva para los inversionistas petroleros".

Esta advertencia forma parte de un manifiesto ambientalista suscrito por
el grupo Red Alerta Petrolera, Orinoco Oilwatch, capítulo local de
Oilwatch Internacional. Se trata de una alianza que representa, al
menos, a una docena de organizaciones conservacionistas no
gubernamentales, con el propósito de "resaltar el impacto ambiental y
social que va a desatar la apertura."

Los primeros 80 años de explotación de hidrocarburos en Venezuela
constituyen, según estas organizaciones, "nuestra mejor referencia para
entender cómo la avasallante cultura del petróleo afectó al país.
Devastación ambiental del Lago de Maracaibo, urbanización desmesurada y
parásita, succión de recursos del campo, e industrialización artificial,
son algunos aspectos de tan lamentable legado."

El principal alerta de Oilwatch Internacional se resume con un poco
alentador pronóstico: "Esta historia promete repetirse con la apertura
petrolera, que esta vez llega a la desquiciante petrolización de
confines tan remotos como el Delta del Amacuro".

Dogma y ciencia

¿Se tratará apenas de la oposición dogmática de grupos ambientalistas
intransigentes, opuestos a la industrialización y el desarrollo? Los
resultados de un estudio científico de investigación titulado "Niveles
de mercurio, plomo y vanadio en el cerebro, riñones, hígado y pulmones
de fetos anencefálicos en la Costa Oriental del Lago de Maracaibo",
parecen demostrar lo contrario.

"El mercurio, el plomo y el vanadio son elementos tóxicos presentes en
el ambiente de la costa del Lago de Maracaibo, y deben ser considerados
seriamente al momento de estudiar la incidencia de la anencefalia en
esta región", revela el informe de los investigadores Víctor Granadillo,
J.E. Tahan, L.C. Barrios, L. Marcano y otros, publicado en la revista
científica internacional Trace Elements and Electrolysis.

La anencefalia, conocida también como el mal de los "fetos
descerebrados", constituye, según el estudio, "una malformación
congénita incompatible con la vida, caracterizada por el deficiente
desarrollo del cerebro durante la etapa fetal".

"Desde 1994 se ha encontrado una tasa relativamente alta de anencefalia,
equivalente a 5,1 casos por cada 1.000 nacimientos en la Costa Oriental
del Lago de Maracaibo, donde ha crecido indiscriminadamente un emporio
petrolero y se han producido efectos adversos sobre el medio ambiente y
los humanos, debido al constante contacto con los tóxicos en estudio".

Al analizar la incidencia histórica de la anencefalia en el estado
Zulia, los investigadores sostienen que "los últimos 25 años han sido
testigos de un constante incremento de la enfermedad en la Costa
Oriental del Lago. En el período comprendido entre 1969 y 1982 se
reportó una incidencia de 0,9 casos por cada 1.000 nacimientos. Esta
tasa se incrementó a 1,5 casos por 1.000 en 1982 y a 2,2 en 1993. Entre
enero y julio de 1994 se registraron 1.385 nacimientos en el Hospital
Pedro García Clara, en el distrito Lagunillas. De ellos, 7 resultaron
ser anencefálicos, lo que representó una tasa de incidencia equivalente
a 5,1 por 1.000". El promedio esperado a nivel internacional, según la
misma investigación, es de un caso por 1.000.

Conexiones

Para establecer una relación entre la explotación petrolera y los casos
de anencefalia, basta con observar los trabajos del investigador Emilio
Rojas Del Castillo, del Departamento de Genética y Toxicología, de la
Universidad de México, quien determinó que "el petróleo venezolano posee
el mayor contenido de vanadio en el mundo, sólo después del petróleo
mexicano". Rojas divulgó este hallazgo a través de Internet como parte
de una investigación sobre los afectos de este compuesto
en el ADN.

La investigadora argentina Elisa Carlotta Kleinsorge, autora de trabajos
acerca del efecto tóxico del vanadio, concluyó por su parte que "existe
una definitiva correlación entre el vanadio y el desarrollo de
enfermedades cardiovasculares y arteroesclerosis".

En el Zulia, el toxicólogo Heber Villalobos, del Departamento de
Ecología Humana en el Instituto de Conservación del Lago, sostiene que
"a pesar de que algunos grupos de investigación alegan que el vanadio
cumple funciones esenciales en los órganos de las especies más
desarrolladas, hemos comprobado que el exceso de este elemento, como el
de cualquier otro metal, tiene efectos tóxicos, a partir de los
experimentos que hemos realizado con insectos, peces, ratas, y cerdos".

Víctor Granadillo, coordinador del Laboratorio de Instrumentación
Analítica de la Universidad del Zulia, sostiene que "la incidencia de
anencefalia en la Costa Oriental del Lago es 5 veces mayor que la tasa
esperada en los países más industrializados".

"La geología de la región -continúa Granadillo- se caracteriza por la
presencia de vanadio en forma natural, pero por la magnitud de la
explotación petrolera durante más de 80 años, se han incrementado las
concentraciones ambientales del elemento. Un estudio que realizamos con
muestras obtenidas de nuestro laboratorio de anatomía patológica,
demostró que la concentración de vanadio acumulado en los huesos de la
población del Distrito Lagunillas es entre 300 y 500 veces más alta que
en la población de Japón o Estados Unidos, países altamente
industrializados".

"...A Costa de la Salud"

¿Y dónde se encuentra la vinculación directa entre vanadio, el resto de
los metales tóxicos que genera la explotación petrolera, y la
anencefalia en los fetos de Maracaibo? Granadillo responde: "En nuestra
investigación encontramos que existen acumulaciones anormales de
vanadio, mercurio y plomo en el cerebro, riñón, hígado y pulmón de fetos
anencefálicos".

Concretamente, el trabajo se basó en el estudio de 20 fetos con
anencefalia nacidos en la región y 20 fetos que no presentaban el mal,
utilizados como controles. "Los niveles de mercurio y plomo eran
significativamente más elevados en el riñón e hígado de los
anencefálicos, mientras que el vanadio se encontró exclusivamente a
nivel del cerebro".

"En el Zulia tenemos más de 80 años manteniendo a este país con nuestro
petróleo, a costa de la salud de los marabinos", se atreve a concluir
Granadillos. "Aquí nadie está exento de sufrir enfermedades derivadas de
la contaminación con elementos tóxicos, como tampoco ninguna pareja en
edad reproductiva está a salvo de que un embarazo se transforme en
esto", refiere el investigador, mientras señala con el dedo las
perturbadoras fotografías de los fetos descerebrados que se estudiaron
en el informe.

"En nuestra región tenemos un complejo petroquímico -El Tablazo-,
plantas industriales por toda la ciudad que procesan hidrocarburos,
cemento, cal, carbón, mecheros que generan gases tóxicos en los centros
urbanos y una planta termoeléctrica que quema constantemente coque, un
petróleo residual con un porcentaje de 12% de vanadio. Lo que nos ha
quedado es un lago contaminado, una ciudad polvorienta, fuentes de agua
y alimentos expuestos a metales y otros tóxicos, bacterias, virus y
compuestos moleculares responsables de enfermedades".

Ceniza tóxica

El toxicólogo Heber Villalobos, doctor en Ciencias Médicas de La
Universidad del Zulia, dirige la Unidad de Ecología Humana del Instituto
para la Conservación del Lago de Maracaibo, una impresionante
instalación científica, a pocos metros de las tres gigantescas chimeneas
de concreto de la planta termoeléctrica Ramón Laguna, de Enelven, que
proporciona electricidad a Maracaibo mediante la combustión masiva de
coque, un residuo petrolero con un alto componente de vanadio y otros
metales pesados.

"En la Facultad de Agronomía de la La Universidad del Zulia -refiere
Villalobos- comprobamos que el vanadio produce efectos genotóxicos
(mutaciones y enfermedades hereditarias) en insectos, ratones, ratas,
peces y cerdos. En todos los casos que estudiamos, el vanadio produjo
malformaciones muy importantes en el tubo neural de los descendientes".

"Lamentablemente -continúa Villalobos- nuestros petróleos contienen
mucho vanadio. En las refinerías que se encuentran en la península de
Paraguaná, se generan cenizas con alto contenido de uno de los
compuestos más tóxicos, el pentóxido de vanadio. Cuando visitamos la
instalación con una comisión de la La Universidad del Zulia, había
depósitos que contenían, al menos, 600.000 toneladas de estas cenizas.
En estos momentos probablemente superen el millón, y esa es una
situación que aún no se ha corregido".

El peligro de estos depósitos es que "se encuentran a muy pocos metros
de la orilla de la playa. El viento y el agua de las lluvias se encargan
de arrastrar estos elementos al medio ambiente".

Las malformaciones congénitas severas, como la anencefalia, "triplican,
en el Distrito Lagunillas -uno de los más petroleros de la región-, la
tasa de incidencia del resto de Venezuela. En algunos países como Japón,
altamente industrializado, se han observado tasas de anencefalia muy
bajas, de un caso por cada 2.000. En cambio en el norte de Irlanda, en
Belfast, la incidencia es altísima, de uno por cada 125. Se trata de una
región muy cercana a los petróleos del Mar del Norte.

¿Se pueden, entonces, interpretar los resultados de estas
investigaciones como prueba definitiva de la vinculación entre la
contaminación con metales pesados y males tan severos como la
anencefalia? Villalobos prefiere ser cauteloso. "Es muy difícil
incriminar a un compuesto con una malformación del tubo neural, que
puede tener orígenes multifactoriales. Pero hay tres hechos que nos
tienen muy preocupados: el primero es la alta incidencia de anencefalia
en el Distrito Lagunillas del estado Zulia; el segundo es que los
compuestos de vanadio producen efectos genotóxicos en animales de
laboratorio muy parecidos a los que se presentan en los humanos, y el
tercero es que el petróleo venezolano es de los más altos en contenido
de vanadio en todo el mundo. Tenemos un triángulo de hechos, pero
debemos investigar más, antes de sentar firmemente una relación
causa-efecto".

Salud: la gran ausente Luego de décadas de daños al medio ambiente y de
altos niveles de contaminación, la actual industria petrolera elaboró un
plan para saldar parte de la deuda conocida como "pasivos ambientales" y
disminuir los negativos efectos a futuro. Este plan de inversiones en
materia ambiental se eleva a 312 millardos de bolívares para el período
comprendido entre 1998 y el 2.006, pero no contempla entre sus
indicadores el aspecto de la salud para habitantes de las áreas de
explotación petrolera.

Los ítems contemplados por Petróleos de Venezuela para distribuir las
inversiones ambientales son efluentes líquidos (26%), emisiones
atmosféricas (36%), desechos industriales (24%), planes de contingencia
(4%) y el rubro "otras inversiones" con 10%, donde no se contempla la
variable salud.

Pero la ausencia del renglón salud del plan de inversiones ambientales
de Pdvsa no es responsabilidad exclusiva de la industria. Se trata de un
asunto de política ambiental que parte del Ministerio del Ambiente y los
Recursos Naturales Renovables, el cual no exige en los llamados estudios
de impacto ambiental -requisito indispensable para toda operación
petrolera- la inclusión del ítem de la salud.

Heber Villalobos, toxicólogo especializado del Instituto para la
Conservación del Lago, al comentar sobre la necesidad de que estos
informes tengan apartados de salud, indicó que el reglamento parcial de
la Ley Orgánica del Ambiente sobre Estudios de Impacto Ambiental "no
contempla absolutamente nada relacionado con la calidad de vida y la
salud del ser humano, como si la finalidad no fuera preservar la salud
humana".

Carlos Corrie, de Petróleos de Venezuela, indicó que la industria cumple
a cabalidad con la normativa exigida por el Ministerio del Ambiente,
dado que éste es el ente rector. "Pdvsa está consciente de que la
palabra ambiental se extiende a lo socio-ambiental; nosotros analizamos
previamente la tecnología que se utilizará y sus efectos en las
comunidades que están allí, como aumento de la población, el uso de
agua, la necesidad de hospitales o escuelas", dijo.

La investigación científica sobre malformaciones congénitas producidas
por metales contenidos en el petróleo realizada por la Universidad del
Zulia se intentó hacer conjuntamente con Pdvsa en un principio, comentó
Víctor Granadillo, científico de esa institución.

"Petroleos de Venezuela (Pdvsa) estaba a favor de financiar este
estudio, que tenía un costo significativo. Pero su condición era que los
resultados debían ser entregados a la industria y con carácter de
absoluta confidencialidad. Nosotros no estuvimos de acuerdo con esto y
por eso no llegamos a ningún acuerdo", manifestó.
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