La Nación, Martes 29 de Noviembre de 2005Negligencia y discriminación en tragedia de lago Maihue
La nave siniestrada no estaba inscrita ni había sido revisada nunca por la Armada, entidad que desconocía su existencia. La Municipalidad de Ranco, propietaria del bote, responsabilizó al conductor de la lancha y dijo que no era su resorte fiscalizar la embarcación. Sobrevivientes y lugareños afirman que todos conocían la condición de la malograda lancha y que nadie hizo nada, porque los afectados eran pobres e indígenas.A.Carmona/J.Jaque/L.Ramírez
“Moral y políticamente el responsable es el alcalde (de Lago Ranco), porque tenía conocimiento de esto. A través de cartas se le dijo y nunca nos tomó en cuenta. Carabineros de Llifén, Reinahue y otras zonas también sabían y nunca tomaron cartas en el asunto. Ahora que pasó esto todos se preocupan, ¿por qué nunca antes se preocuparon? Por ser de una comunidad mapuche”, dice Neftalí Santibáñez Llanque, de 17 años, uno de los 16 sobrevivientes del bote que se volcó en el lago Maihue, X Región, este domingo.Al cierre de esta edición y tras una intensa búsqueda, la cifra oficial de muertos se mantenía igual que ayer: seis muertos y once desaparecidos.
Dada la dificultad de la búsqueda, la intendencia de la X Región pidió contratar un robot submarino destinado a rastrear con cámaras el fondo del lago. El mismo donde Neftalí luchó por 50 minutos para sobrevivir y ayudar a su prima Paulina Santibáñez a salvar a su guagüita, de sólo 15 días de vida.
El joven no es el único que apunta el dedo contra la Municipalidad de Lago Ranco y otras autoridades de la zona. Julia Santibáñez, quien perdió a tres primas y una tía en el accidente, asegura que los problemas de esta embarcación fueron planteados al alcalde de Lago Ranco, Santiago Rosas, hace tiempo. De hecho, cuenta a La Nación que se hicieron gestiones incluso para cambiar al conductor de la nave porque “no sabía manejar el bote y a veces lo hacía borracho”. Pero -según ella- la autoridad respondía que iba a esperar un tiempo más. “No sé que esperaba... ¿qué pasara esta tragedia?”.
Lo mismo dice Pedro Quinillao, tío de una de las desaparecidas, quien señaló que la lancha ya se había hundido hace un mes y no fue reparada adecuadamente. “El capitán prendió un fósforo para poder parchar la lancha, porque no tenía fibra de vidrio”, indicó y agregó que nunca vio chalecos salvavidas al interior de la nave.
En tanto, la directora de la Escuela 51 de Maihue aseguró que “una tragedia similar ocurrió hace cuatro años y también hubo desgracias fatales. Esa vez falleció un joven que estudiaba en el liceo y una guagüita que nunca se encontró”, indicó la directora.
La gran pregunta es por qué no había ni una embarcación segura para la comunidad de la zona ni un camino adecuado.
Respecto a los reclamos de los familiares de las víctimas que acusan discriminación, el ministro de Educación, Sergio Bitar, quien también viajó hasta la zona, dijo que no percibe que ésta sea una de las causas de la tragedia. “Puede haber abandono por razones socioeconómicas, por la lejanía, pero no discriminación”, aseguró.
Aunque el Ministerio Público de la X Región designó al fiscal José Rivas para investigar los hechos y la Armada instruyó la realización de un sumario administrativo, lo cierto es que nadie se atrevió a negar que hubo una cadena de negligencias e irresponsabilidades que permitieron la tragedia.
La prioridad ahora son las víctimas
El ministro del Interior, Francisco Vidal, quien ayer viajó a la zona por mandato del Presidente Lagos, manifestó que no es oportuno acusar responsabilidades, ya que la justicia es la que debe determinarlas. “Este es un accidente lamentable, pero producto, sin duda, de un conjunto de fallas en los procedimientos. Ahora, quien vaya a determinar el nivel de responsabilidad en esas fallas y en esos procedimientos va a ser el fiscal”, que ya está en terreno.
El jefe de Gabinete manifestó que el objetivo número uno es recuperar los cuerpos de los desaparecidos y ayudar a los familiares. “No soy partidario de que se asignen culpas”, pues “el objetivo numero uno es recuperar a las 11 personas desaparecidas así como ayudar a los sobrevivientes y familiares de las víctimas”, que ayer llegaron a hasta el Servicio Médico Legal de Valdivia para reconocer los cuerpos de sus seres queridos.
Respecto a la fiscalización de la Armada dijo que “estamos hablando de una lancha, de acuerdo con la versión del alcalde, entregada por la municipalidad en comodato a una junta de vecinos. Una lancha que no estaba registrada”, lo que a su juicio, también debe ser “dilucidado desde el punto de (vista de) la Fiscalía”.
El director de la Oremi de la Décima Región, Jaime Valdenegro, sostuvo que “el Gobierno va a disponer de los féretros respectivos y estamos tratando de ayudar en todo lo que sea posible”. Las posibilidades de encontrar sobrevivientes son muy escasas.
Yo no fui
Según las primeras investigaciones, el accidente se debió a un temporal que afectaba la zona y a la sobrecarga de la embarcación, cuya capacidad era de dieciséis personas y transportaba a 34.
Dicho bote, de propiedad de la Municipalidad de Lago Ranco, carecía de mínimos elementos de seguridad, al punto que ninguno de los pasajeros llevaba chaleco salvavidas, como ordena la legislación.
Peor aún, no estaba inscrita ni había sido revisada nunca por la Armada. “Quien construyó o compró la embarcación debió haberla registrado en la capitanía de puerto más cercana. Ahí se le piden los planos de la embarcación, se le hace una inspección física y se le fijan las condiciones de operación”, explicó a La Nación el comandante de la gobernación marítima de Valdivia, Luis Burgos.
Pero eso nunca se hizo y por ello, según Burgos, la Armada desconocía la existencia de este bote. “La capitanía de puerto de Corral, que es la más cercana a la zona, estuvo los últimos días de octubre en el lago Maihue y no detectaron la presencia de esta embarcación, ya que son embarcaciones menores, un poco más largas que una camioneta. Es un bote de no más de siete metros abierto, sin caserío ni superestructura”.
Asimismo descartó que la población haya hecho algún tipo de denuncia por las malas condiciones del bote.
Respecto a por qué no había un alcalde de mar destinado a controlar los zarpes y recaladas de las naves, el comandante aseguró que “es porque no existe un poblado asociado a la zona, sino sólo pobladores aislados. Por eso ahí no hay comunicaciones ni servicios públicos, porque no hay una comunidad”, explicó.
Por su parte el comandante en jefe de la Armada, almirante Rodolfo Codina, reconoció que es posible que haya existido una falta de fiscalización por parte de la Armada en dicho accidente e indicó que en el sumario se investigará por qué la embarcación zarpó sin los permisos respectivos, sin las medidas mínimas de seguridad y si pudo haberse llevado a cabo alguna gestión para evitar el trágico hecho.
El alcalde de Lago Ranco, Santiago Rosas, por su parte, alegó que la responsabilidad de revisar la nave le correspondía “a la comunidad como administradora y además fiscalizar que eso ocurra (le corresponde) a la Armada. No somos nosotros los municipios los que fiscalizamos las embarcaciones en los lagos y en el mar”.
El edil aclaró que la lancha siniestrada es de propiedad municipal, pero que “tenía una capacidad para 16 pasajeros incluido el operador, y en la ocasión viajaban 34 personas en la lancha. Entonces es fácil deducir las razones por las que zozobró, porque iba evidentemente con un sobrepeso que no lo podía controlar nadie”, aseguró.
El alcalde agregó además que los primeros días del mes se movilizó en esta embarcación y que contaba con chalecos salvavidas y medidas de seguridad, pero sostuvo que a su juicio “puede que los pasajeros no los usaran”.
En la nave viajaban en su mayoría escolares que regresaban a colegios de internado tras pasar el fin de semana en sus hogares. Y el bote era su única opción, ya que los caminos por tierra eran malos y muy largos.
El área del naufragio es de muy difícil acceso y no tiene señal para teléfonos móviles, por lo que las comunicaciones deben realizarse por un radiotransmisor.
El lugar está rodeado de extensos lagos, por lo que es habitual que estudiantes y trabajadores se movilicen entre las localidades a través de balsas y lanchas.
De hecho, había un proyecto para construir un camino que uniera a las distintas comunidades indígenas de la zona, lo que permitiría dejar de utilizar embarcaciones similares a la que se volcó. Un camino que ahora seguirá en construcciones, como lo aseguró el ministro Vidal.