Centro de Documentación Mapuche Documentation Center

Año LXXXVII - Nro. 31.106Domingo 24 de marzo de 2002

Pobreza, inequidad y conflictividad mapuche

 

 

Chile, con un 21% de pobres, es considerado un país de alto desarrollo humano (39º en el mundo) dentro de América Latina pero también de fuertes inequidades sociales y marcado centralismo. Por ello, la existencia de un tercio de pobres en La Araucanía parece propio de otro país, así como la existencia de una minoría étnica en una nación que posa de europea.

Si Chile no quiere un Chiapas en La Araucanía debe invertir en ayudar a convertir a sus habitantes en ciudadanos plenos de este país, incluyendo a los mapuches. Ello no significa imponerles la cultura y hábitos nacionales (si es que ello existe) sino respetar sus propios códigos dentro de determinados márgenes de convivencia. Un plan especial para La Araucanía no sólo es urgente sino que debe ser muy moderno: participativo y de largo plazo, enfrentar la pobreza en forma no asistencial sino productiva, generando emprendimiento sobre la base de la organización económica propia, conjugando identidad e integración, crecimiento económico y equidad social.

Este difícil pero imprescindible equilibrio sólo puede ser gestado a nivel regional, por lo que se requiere de capacidades de decisión regionales especiales y fortalecimiento institucional regional.
 

FLAGELO

La pobreza: un flagelo que atenta contra la paz mundial.

El Banco Mundial y el PNUD han establecido la erradicación de la pobreza en el mundo como uno de los principales objetivos de su accionar para la presente década. En especial en América Latina, donde existen más de 220 millones de pobres, se considera que "la pobreza es uno de los más graves problemas de la región, y que las políticas económicas son el principal factor determinante de la pobreza y la desigualdad"... "En todos los países donde se han logrado éxitos notables en la reducción de la pobreza, la fórmula es similar: un crecimiento económico sostenido y equitativo, acompañado por estrategias encaminadas a satisfacer las necesidades de los más pobres en materia de salud y educación" (PNUD; 2002).

Chile, con un 21% de pobres, es considerado un país de alto desarrollo humano (39º en el mundo) dentro de América Latina pero también de fuertes inequidades sociales y marcado centralismo. Por ello, la existencia de un tercio de pobres en La Araucanía parece propio de otro país, así como la existencia de una minoría étnica en una nación que posa de europea.

DETONANTE

La inequidad social y territorial: detonante de la conflictividad.

La conflictividad en La Araucanía se expresa en su forma más publicitaria a través del conflicto mapuche pero tiene como base esencial, no única, la fuerte percepción de inequidad que sus ciudadanos sienten respecto del Estado nacional.

Ciertamente quienes siendo habitantes ancestrales de estas tierras se han visto despojados de ellas por la ocupación chilena de hace no más de 4 generaciones, y sienten que su situación comparativa es la más desmejorada del país (pobres entre los pobres), pueden incubar los resentimientos que los lleven a optar por un camino rupturista. El peligro de una identidad basada en la negación es ciertamente más probable entre quienes sienten que su vida es de segunda clase y que sus oportunidades de progreso son escasas. Es muy probable entonces que la miseria de un importante sector mapuche cimente una identidad contestataria de la que la sociedad chilena deba arrepentirse muy pronto.

DESAMPARO

ESTRUCTURAL

El desamparo estructural en que Chile ha mantenido a esta región (expresado por diversas autoridades) es vivido de manera más profunda y consolidada por quienes detentan los últimos lugares en la escala económico social regional. Pero es la región más pobre por más de 4 décadas (y probablemente desde su incorporación al Estado chileno) quien, como un todo, experimenta una relación de inequidad con el país, una interacción perdedora por definición, pues está basada en una relación de dominación e imposición de normas y políticas uniformes para una sociedad regional distinta. Y es el denominado "centralismo" (palabra geográfica que esconde una realidad más dura, la del poder) la forma más clara en que se expresa un tratamiento marginalizado de la región. Es decir, se trata a La Araucanía como si fuese una región más de un país homogéneo. A pesar de las duras y persistentes estadísticas económicas y sociales.

En Europa las políticas regionales están directamente encaminadas a conseguir la equidad territorial, a permitir que áreas y ciudades pobres o en declinación puedan recuperarse y mantener un vínculo digno con la alianza europea. La medida del éxito de esa política, que considera la diversidad y la participación de las sociedades regionales respectivas, es precisamente el acercamiento de estas zonas al estándar de ingresos de la Unión Europea, no sólo la capacidad de adquirir una determinada canasta de bienes y servicios.

INDEPENDENCIA

¿Por qué los pobres quieren la independencia?

Un clásico de la economía alternativa como es F. Schumaher ("Lo pequeño es hermoso") nos enseñó que es frecuente que las regiones pobres busquen independizarse o ser autónomos de los países porque perciben que su pobreza está precisamente vinculada a esta dependencia. Las relaciones de explotación o de vínculos no fructíferos han sido la principal causa de conflictos separatistas (palabra proscrita del diccionario de la clase política chilena). Si bien es frecuente esgrimir el argumento de que los Estados buscan mantener la integración incluso al costo de subsidiar permanentemente a las áreas más atrasadas, no es menos cierto que esa ayuda presenta múltiples funcionalidades políticas y económicas. Por ello es la clase política nacional quien más defiende políticamente la integración nacional, aunque poco haga realmente por mantenerla en términos económicos y sociales.

La petición de autonomía mapuche, expresada por algunos dirigentes radicales, tiene un escenario muy propicio en una región muy pobre e inequitativa, especialmente en grupos que están constituyendo su identidad generacional (estudiantes) y étnica (mapuche). Pero este movimiento social (que puede llegar a ser muy decisorio) aún se encuentra en etapas primarias, ya que no posee aún un claro ideario ni propuestas inclusivas y legitimadas.

MODELO

Chile: un modelo mundial de inequidad y concentración del poder.

Si existe algo que causa asombro en el mundo es cómo puede crecer un país con grados tan elevados de inequidad social y concentración del poder como Chile. Porque en un país donde el 10% más rico de la población gana casi 40 veces lo que obtiene el 10% más pobre, la fuerte concentración del poder parece una necesidad.

Por ello es que la profundización de la democracia es un imperativo ético y político. De otra forma, la conflictividad, abierta o solapada, seguirá invadiendo nuestra vida social y deteniendo nuestro desarrollo.

Por Patricio Vergara R.

Instituto de Desarrollo Local y Regional


Universidad de La Frontera.


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