Proyecto de Documentación Ñuke Mapu
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EL PROBLEMA MAPUCHE Y LA INFORMACION


La solución del conflicto mapuche es un asunto que nos concierne a todos los ciudadanos chilenos/as y de manera especial a nosotros los periodistas.

Colegas: ¡Somos todos Mapuches!

Por Cristián Opaso*
 

La creciente ola de movilizaciones mapuches que, con altos y bajos ha remecido a distintas localidades del sur del país durante al último año y medio ha tenido el gran mérito de ayudar a que el país caiga en cuenta que el pueblo mapuche todavía existe, que está vivo y coleando, a pesar de los siglos de discriminación y opresión. Pero la resolución de los graves conflictos de los mapuches no aparece aún en el horizonte, a pesar de toda la operación política, cubierta por supuesto por los medios de comunicación, de personeros de gobierno que desprestigian a algunos dirigentes t tratan de captar a otros con mesas de diálogo que sólo sirven para apaciguar temporalmente el conflicto. La resolución del conflicto mapuche es un asunto que nos concierne a todos los ciudadanos chilenos/as y de manera especial a nosotros los periodistas.

Así como hace no mucho tiempo se repetían las palabras me parece que de Brech, esas que decían, me vinieron a buscar porque era comunista, después me vinieron a buscar porque era humanista, etc. hasta que lo atrapaban a uno, hoy podríamos decir lo mismo de los mapuches. No es tan descabellado decir que si el pueblo mapuche no logra que se le respete su territorio, sus costumbres y su cultura, pocas posibilidades tienes este país de desarrollarse como tal, es decir con la identidad territorial y cultural de este rincón del planeta conocido como Chile.

Es que, contrariamente a lo que establece la cultura que nos domina y que se repite y magnifica a través de los medios de comunicación, las culturas indígenas son uno de los patrimonios más preciados de la humanidad pensante, quienes ven en la sabiduría y arraigo de esas culturas, la clave que nos podría permitir avanzar a un futuro mejor. Lo contrario claro de lo que está en boga en este país, inmerso en la esquizofrenia del desarrollo y la modernidad, donde todavía es sinónimo de estúpido el "ser indio" o donde lo irracional emerge cuando a uno "le sale el indio". El debate público del cual nosotros los periodistas somos los mediadores, se centra en cómo ayudar a estos pobres indios a tener luz eléctrica y mejorar los caminos para acabar con los últimos vestigios de araucarias , alerces y robles, para asimilarlos así a un supuesto desarrollo. De aquí a que los chilenos comprendan que los supuestos incivilizados son en realidad, en muchos sentidos, mucho más avanzados que ellos/as (es decir nosotros) hace falta un trecho que esperamos no sea demasiado largo.

Solamente al reconocer a los pueblos indígenas por lo que son, es decir, pueblos y culturas del mismo, y en muchas cosas, superior nivel, seremos capaces de comprender la urgencia del conflicto que recién comienza y la especial consideración que merece este grupo de chilenos que, nos guste o no, tienen su propio idioma y su propia historia.

En este proceso los periodistas tenemos por supuesto un rol fundamental que jugar. Y vale la pena hablar de estas obligaciones éticas, a pesar de que muchos de los que leemos esta Carta no estamos trabajando en los medios tradicionales, a pesar del cuasi monopolio que controla los medios de este país, de la auto censura que se imponen (¿o nos imponemos?) muchos colegas por el temor a la pobreza y de todas aquellas circunstancias que sabemos de memoria.

Cabe destacar dos áreas donde los periodistas chilenos tenemos que esforzarnos en avanzar:

Que la perspectiva mapuche sea adecuadamente considerada. Considerar adecuadamente la perspectiva mapuche no es cosa fácil. Implica más que pasar frío y llenarse de polvo en los caminos del sur. Más incluso que tener el privilegio de participar en un nguillatun, sagrada ceremonia de profundos misterios que ojalá perdure para que otros la puedan conocer. Más que eso y más que entrevistar al dirigente de turno o a los ancianos mapuches que hablan con la sabiduría de siglos. Los máximos esfuerzos deben desplegarse para reportar la historia de despojo y las raíces del enojo infinito que tienen los mapuches. No es tarea fácil en un país donde incluso hablar de los verdaderos robos que fueron las privatizaciones en el gobierno militar (¿y después') es sinónimo de nostalgia o desubicación con los supuestos intereses de los lectores, televidentes o radioescuchas...

La legalidad, el orden público, la representatividad del gobierno están todas en juego en el conflicto mapuche, están todas siendo cuestionadas, con razón creo yo... Así ha sido, así es y así será. Nadie dice ni pretende desconocer el orden público ni pretende que todas las tierras al sur del Bio bío sean devueltas a los mapuches. Las acusaciones por Ley de Seguridad del Estado en contra de los mapuches reflejan un claro desconocimiento de las raíces y posibles soluciones del conflicto. Pero el reconocimiento de los derechos de este pueblo va a implicar necesariamente abordar estos temas. Reportar pacientemente y con profundidad necesaria esta historia desconocida para la mayoría, es entonces condición necesaria para poder acercarnos a entender la perspectiva mapuche de los conflictos. No es posible que los medios sólo informen del mundo cuando la violencia e injusticia estallan.

Que los medios de comunicación y el gobierno abran sus puertas a los comunicadores y periodistas mapuches. Además de darle espacio a los miembros de las comunidades y a los distintos dirigentes, es crucial también que ellos/as mismos puedan reportar, editar y difundir su propia información, como a ellos les parezca, o que incluye entre otras cosas hacerlo en mapudungún, idioma que muy pocos chilenos/as sabemos ya que en este país de jaguares, el segundo idioma que está institucionalizado es el inglés y a lo más el francés y no por supuesto el idioma que el mismo O´Higgins tuvo la deferencia de aprender. El tener acceso a los medios de comunicación implica que los mapuches por una parte sean contratados por los medios tradicionales y que por otra se privilegie y apoye la creación y operación de medios de comunicación mapuche.

Los editores y otros con poder de decisión deben dar la mayor prioridad a contratar a periodistas mapuches. Hay pocos, pero suficientes periodistas mapuches que tienen la formación profesional como para elaborar notas y mandar despachos con mucho mayor conocimiento de causa que otros. El fortalecimiento de medios de comunicación de y para los mapuches es también tarea urgente y uno de los pilares del respeto al pueblo mapuche.

Pronto tendrá que haber (con apoyo del Estado chileno) periódicos, radioemisoras y estaciones de televisión abierta y por cable que sean administradas por mapuches. ¿Cómo es posible que en el sur de Chile exista un canal de televisión por cable que trasmite en alemán (con subsidio del gobierno alemán) y que no existen radioemisoras (salvo una comunitaria, de baja cobertura, en la zona de Panguipulli), canales de televisión o periódicos mapuches? En momentos en que algunos plantean reservar espacios en el parlamento para representantes mapuches cabe pensar que el Estado chileno también debe reconocerle al pueblo mapuche su derecho a ser parte de este bien público que es el espectro electromagnético.

Pero no se trata, claro, de lo que nosotros los no-mapuches pensemos. Profundas convulsiones y esperanzas se movilizan hoy en las comunidades mapuches, desde el alto Bio bío a las comunidades urbanas de Santiago. Serán ellos/as los que tengan que hacer las propuestas. El asunto da para largo.

Y aunque en rigor la mayoría de los chilenos/as, nos guste o no, tenemos sangre mapuche, somos otro pueblo, otra cultura. Pero porque compartimos este rincón de la tierra y porque reconocemos en su cultura y en su amenazado territorio sureño algo también profundamente nuestro, es que podemos con cierta propiedad decir que somos todos mapuches. Porque lo que les pase a ellos, nos pasará a todos nosotros. Periodistas incluidos.

* El autor es miembro del Consejo Metropolitano del Colegio de Periodistas
y especializado en ecología y medio ambiente.