2010-01-31 | Cultura | Indoamericano CrÃtica Balance de Santiago a Mil 2010, festival que finaliza hoy: Un festival de teatro con acento latinoamericano En su versión 2010, el festival de teatro de enero presentó 60 obras en salas y 85 espectáculos de calle en distintas ciudades del paÃs. AquÃ, una mirada crÃtica al festival que cierra con la Pequeña Gigante y su TÃo Escafandra dando un paseo por la capital.
AgustÃn Letelier "El MaÃz".- Obra de la mexicana Jesusa RodrÃguez que fue presentada en dos ocasiones en el Teatro de la Universidad Católica. Recrea "el viaje que una mujer emprende al inframundo a fin de salvar el entorno de la amenaza proveniente de la industria transg
Hoy 31 de enero termina el Festival Santiago a Mil dedicado al Bicentenario. Es un evento que invadió Santiago con teatro, danza, música, pasacalles y análisis de espectáculos; tuvo una réplica en Antofagasta a Mil, y se extendió a Iquique y Talca. Impulsó la realización paralela de otros festivales de teatro e incentivó el lanzamiento de libros y revistas especializadas. Ello lo convierte en una fuerza de efectos culturales y de arte de multifacéticas proyecciones.
El Bicentenario implica una perspectiva histórica, se centra en destacar el patrimonio cultural más permanente. Somos lo que hemos hecho. La recepción de los espectáculos está condicionada por las caracterÃsticas del presente, pero en este caso el compromiso ha sido intentar reconocer etapas de nuestro devenir y rescatar parte de nuestro patrimonio. La búsqueda de los rasgos constitutivos de nuestra idiosincrasia es una concreción importante.
Santiago a Mil, es un polisémico y complejo conjunto de expresiones de arte. Un primer significado destacable es su calidad organizativa. 60 obras en salas, 85 espectáculos de calle, la Escuela de Espectadores y las extensiones a provincias se fueron cumpliendo rigurosamente de acuerdo a lo programado. Es un hecho que no puede mirarse como secundario. Chile es reconocido como un paÃs de organización confiable y que cumple sus compromisos. Producir confianza en la calidad organizativa es un bien intangible que tiene resultados concretos. Santiago a Mil es manifestación de este rasgo nacional que es necesario valorar.
Otro aspecto relevante de esta versión de Santiago a Mil es su marcado acento latinoamericano. En la parte internacional del teatro, los invitados fueron esta vez sólo paÃses que también cumplen bicentenarios: Argentina, México y Colombia, decisión coherente con su espÃritu central y que permite un imprescindible intercambio de experiencias. Nuestra cultura ha sido tradicionalmente eurocéntrica y hemos descuidado el conocimiento de los movimientos teatrales latinoamericanos.
El respeto a la diversidad de enfoques sobre el teatro es otro de sus méritos. En los festivales internacionales predominan las tendencias vanguardistas y se excluyen las expresiones más tradicionales. El rescate de los valores patrimoniales tuvo como consecuencia la reposición de grandes obras del pasado que iban camino al olvido. Un sainete de gran eficacia escénica como "Entre gallos y media noche" revivió como por magia. La reposición de "Lo crudo lo cocido lo podrido", de Marco Antonio de la Parra; "El coordinador", de BenjamÃn Galemiri; "Cinema Utoppia", de Ramón Griffero; "Historia de la sangre", de Alfredo Castro; "Lindo paÃs esquina con vista al mar", de Ictus, en formas casi exactas a las originales, no habrÃan podido hacerse sino en este contexto. Por otra parte, las reacciones emotivas que produjeron la presentación de "Los que van quedando en el camino", de Isidora Aguirre, en el hemiciclo de la ex Cámara de Diputados, y el documento antropológico que es la obra "Ni pu tremen", sobre la vida de trabajadores mapuches radicados en Santiago, muestran que el documento polÃtico o antropológico, aun despojado de formas escénicas, tiene cabida en el teatro. En un rango intermedio quedan otras grandes obras repuestas como "Hechos Consumados", de Juan Radrigán; "Los payasos de la esperanza", "Tres MarÃas y una Rosa" y la nueva reposición de "La Negra Ester" que, intentando conservar lo central de lo que constituyó su fuerza al momento del estreno, tienen ahora un cierto grado de adaptación al teatro actual, lo que les ha dado un carácter distinto.
Si bien acabo de destacar el rasgo latinoamericano de la parte internacional, es necesario decir que las obras que trajeron Jesusa RodrÃguez y Liliana Felipe, de México, y la de los hermanos Heidi y Klaus Abderhalden, de Colombia, no parecen ser representativas del teatro de esos paÃses. Basado en sÃmbolos antropológicos ya muy establecidos, el espectáculo mexicano de teatro y canto "El MaÃz" no suscitarÃa las entusiastas reacciones de adhesión que recibe si no estuviera relacionado con movimientos de liberación sexual. Por otra parte, "AnsÃo los Alpes"... lleva implÃcitas las tensiones que sufre la sociedad colombiana, sofocada por violencias que pueden pensarse como un calor que hace desear el frÃo de los Alpes, pero la forma en que se presenta la selva colombiana con filmaciones aéreas y las nieves de los Alpes como una escenografÃa de motas de algodón con un ingenuo oso de peluche, nos hace pensar que Klaus Abderhalden maneja mejor la teorÃa, que expresó con vehemencia en la Escuela de Espectadores, que las expresiones escénicas.
Desde el extranjero
El aporte internacional más significativo fueron las reescrituras de obras de Chéjov e Ibsen que trajo Daniel Veronese. Por "reescritura" pueden entenderse procesos muy diferentes. Veronese aspira a dar nueva vida a obras clásicas. Cambia sólo algunas circunstancias. Sintetiza escenas que ya en el original eran complementarias. Conserva los elementos centrales y reconstruye la progresión dramática con sentido moderno. Veronese enfatiza el valor de la actuación. En su reescritura de "Casa de Muñecas", Nora es la muchacha educada para ser atractiva y graciosa. Suprime la escena en que se espera la carta de Krogstad; él simplemente se la entrega a Cristina. Se concentra en la desconsideración de Torbaldo hacia Nora y en su egoÃsta felicidad cuando tiene el documento original en sus manos. Modifica la escena final al incorporar un violento maltrato, lejano a la frialdad nórdica. Torbaldo lanza a Nora contra una muralla, la recibe ya golpeada y la vuelve a lanzar varias veces. Es una escena impactante que grafica nuestra brutal realidad del maltrato familiar. Introduce otra variante: Nora y Torbaldo tienen reacciones contradictorias; Nora se va, pero vuelve como si reflexionara sobre las consecuencias de su acción. Torbaldo, que ya habÃa aceptado su partida, reacciona otra vez con violencia, y al final, aunque ya ha dejado sobre la mesa la llave de la puerta de calle, cuando Nora la va a tomar, golpea con violencia su mano. Dudas y contradicciones que acercan este final a nuestra realidad fragmentada y equÃvoca.
Con la reescritura de "TÃo Vania" de Chéjov, Veronese alcanza una de sus cúspides creativas. Un juego de miradas subrepticias, con cabezas que aparecen desprendidas y horizontales en la ranura de la ventanilla lateral de la cocina, da un tono surreal, irónico y de extraña plasticidad a un desarrollo que sigue la estructura de la obra de Chéjov. Serebriakov, el académico por el cual la familia se ha sacrificado en el campo para que desarrolle su carrera en la ciudad, y que nunca ha entendido nada, es ahora un crÃtico teatral que divaga sobre la realidad. El clima de desgano y frustración de los personajes de "TÃo Vania" con una progresión dramática que termina casi ahogando al espectador, está perfectamente reproducida por Veronese. En cambio en su versión de "Hedda Gabler", de Ibsen, Veronese no alcanza a producir la insoportable malignidad de Hedda. Quizás sintetiza demasiado los arteros diálogos de Hedda o se tienta con juegos teatrales que dan un tono más bien irónico que malévolo a la obra. Evito los largos nuevos nombres que pone a estas creaciones suyas para dejar más en claro a qué se refieren.
Distinto es lo que hacen Coca Duarte y Mauricio BarrÃa con las obras que reescriben. Hay una doble traducción que las aleja cada vez más del original al que, en principio, harÃan homenaje. Mauricio BarrÃa toma algunos elementos de "Amo y Señor", de Germán Luco Cruchaga, y con ellos escribe "Páramo", en la que adapta a circunstancias actuales las relaciones de menosprecio y las necesidades económicas de los personajes. A ratos se reproducen como teleserie fugaces escenas de "Amo y Señor". Coca Duarte toma tres elementos de "La Mantis Religiosa", de Sieveking, y forma historias paralelas que se van entrecruzando durante el desarrollo. Estos dos nuevos textos fueron pedidos por Luis Ureta para construir espectáculos que, junto a otro que todavÃa no se estrena, constituyen una trilogÃa con la que celebra los veinte años de su compañÃa Teatro La Puerta. En ambas obras adquieren papel protagónico los efectos visuales y de sonido con resultados sorprendentes. Asistimos al montaje directo de filmaciones superpuestas que muestran la eficacia de los primeros planos, efecto que hasta ahora parecÃa reservado al cine. Puestas las dos obras en el conjunto del rescate de nuestro patrimonio teatral no se justifican. No están ahà ni Luco Cruchaga ni Sieveking, ni se pretende que estén. Son sà una interesante expresión de "reescrituras" válidas en sà mismas.
El atractivo de lo gigantesco
Al cerrarse esta edición de "Artes y Letras" recién están despertando en Santiago la Pequeña Gigante y su TÃo Escafandra, y los espectadores ya repletan el Parque O'Higgins desde donde partirán hacia La Moneda. Su llegada habÃa producido un gran geisser cuyas enormes columnas de agua, que afloran cada siete minutos, el público miraba ensimismado. Con admiración observamos estas manifestaciones masivas que se construyen con elementos tan diversos como el atractivo de lo gigantesco, el gusto de pensar que podemos volver a la infancia, la admiración por técnicas de manejo de enormes volúmenes, la integración de cada espectador a grandes masas humanas y compartir sus emociones. La expectativa de los organizadores es llegar a movilizar a más 700 mil personas, y seguramente lo lograrán... ¿cómo?, ¿por qué?, ¿somos en realidad tan ingenuos o estamos tan necesitados de ir hacia algo común? ¿Se pensará que éstas son nuevas formas de pop art? Quizás, pero sà es claro que la Pequeña Gigante y su TÃo Escafandra constituyen en un fenómeno sociológico y hasta antropológico.
Fuente:
El Mercurio