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1999-06-16 | Sobre | Mapuche

LEGISLATURA 340ª, ORDINARIA Sesión 6ª, en miércoles 16 de junio de 1999

DIARIO DE SESIONES DEL SENADO

El segundo aspecto que deseo plantear al señor Ministro radica en que todas estas comunidades y grupos reciben apoyo internacional. Es claro que hay organizaciones pro mapuches (como el Comité Belga Americano India; el Enlace Mapuche Internacional, de Holanda; el Proyecto de Documentación Ñuke Mapu, de Suecia; el Consejo Interregional Mapuche, de Inglaterra) que, más la acción de ciudadanos chilenos con raíces mapuches, conducirán a un agravamiento del conflicto, si en la visión política de quien lleva las conversaciones se abren espacios que, desde el punto de vista del Senador que habla, atentan derechamente contra la unidad nacional. Los organismos que acabo de mencionar han presentado una propuesta de resolución al Parlamento europeo para que "se condene al Gobierno chileno por los sistemáticos atropellos a los derechos humanos de las comunidades mapuches.".


PUBLICACIÓN OFICIAL

Especial (De 10:47 a 13:14)

PRESIDENCIA DE LOS SEÑORES MARIO RÃOS, VICEPRESIDENTE,

Y ANTONIO HORVATH, PRESIDENTE ACCIDENTAL

SECRETARIO, EL SEÑOR JOSÉ LUIS LAGOS LÓPEZ, TITULAR
____________________

à N D I C E

Versión Taquigráfica

I. ASISTENCIA

II. APERTURA DE LA SESIÓN

III. TRAMITACIÓN DE ACTAS

IV. CUENTA

V. ORDEN DEL DÃA:
Situación de indígenas

VERSIÓN TAQUIGRÃFICA

I. ASISTENCIA

Asistieron los señores:

--Aburto Ochoa, Marcos
--Bitar Chacra, Sergio
--Boeninger Kausel, Edgardo
--Bombal Otaegui, Carlos
--Canessa Robert, Julio
--Cantero Ojeda, Carlos
--Cordero Rusque, Fernando
--Chadwick Piñera, Andrés
--Díez Urzúa, Sergio
--Fernández Fernández, Sergio
--Foxley Rioseco, Alejandro
--Frei Ruiz-Tagle, Carmen
--Gazmuri Mujica, Jaime
--Hamilton Depassier, Juan
--Horvath Kiss, Antonio
--Larraín Fernández, Hernán
--Lavandero Illanes, Jorge
--Martínez Busch, Jorge
--Matta Aragay, Manuel Antonio
--Matthei Fornet, Evelyn
--Moreno Rojas, Rafael
--Muñoz Barra, Roberto
--Novoa Vásquez, Jovino
--Ominami Pascual, Carlos
--Páez Verdugo, Sergio
--Parra Muñoz, Augusto
--Pérez Walker, Ignacio
--Pizarro Soto, Jorge
--Prat Alemparte, Francisco
--Ríos Santander, Mario
--Romero Pizarro, Sergio
--Ruiz De Giorgio, José
--Ruiz-Esquide Jara, Mariano
--Sabag Castillo, Hosaín
--Silva Cimma, Enrique
--Stange Oelckers, Rodolfo
--Urenda Zegers, Beltrán
--Valdés Subercaseaux, Gabriel
--Vega Hidalgo, Ramón
--Viera-Gallo Quesney, José Antonio
--Zaldívar Larraín, Adolfo

Concurrió, además, el señor Ministro de Planificación y Cooperación.

Actuó de Secretario el señor José Luis Lagos López, y de Prosecretario, el señor Carlos Hoffmann Contreras.

II. APERTURA DE LA SESIÓN

--Se abrió la sesión a las 10:47, en presencia de 19 señores Senadores.

El señor RÃOS (Vicepresidente).- En el nombre de Dios, se abre la sesión.

III. TRAMITACIÓN DE ACTAS

El señor ZALDÃVAR, don Andrés (Presidente).- Se dan por aprobadas las actas de las sesiones 1ª, en sus partes pública y secreta, y 2ª, ordinaria, en 1 y 2 de junio del año en curso, respectivamente, que no han sido observadas.

IV. CUENTA

El señor ZALDÃVAR, don Andrés (Presidente).- Se va a dar cuenta de los asuntos que han llegado a Secretaría.

El señor HOFFMANN (Prosecretario).- Las siguientes son las comunicaciones recibidas:

Mensajes

Dos de Su Excelencia el Presidente de la República, con los que hace presente la urgencia, en el carácter de "simple", a los siguientes proyecto de acuerdo:

1) El relativo al "Convenio sobre transporte aéreo entre el Gobierno de la República de Chile y el Gobierno de los Estados Unidos de México". (Boletín Nº 2.256-10).

2) El que aprueba el Tratado de Libre Comercio entre la República de Chile y los Estados Unidos de México, y sus anexos. (Boletín Nº 2.257-10).

--Se tienen presentes las calificaciones y se manda agregar los documentos a sus antecedentes.

Oficios

Dos de la Honorable Cámara de Diputados:

Con el primero comunica que ha dado su aprobación al informe de la Comisión Mixta constituida para resolver las divergencias suscitadas durante la tramitación del proyecto de ley sobre protección de la vida privada. (Boletín Nº 896-07).

--Se toma conocimiento y se manda comunicar a Su Excelencia el Presidente de la República, para los efectos a que se refiere el inciso primero del artículo 70 de la Carta Fundamental.

Con el segundo informa que ha dado su aprobación a las enmiendas propuestas por el Senado al proyecto de ley que modifica y adecua disposiciones del Código del Trabajo, con excepción de las que indica, que ha rechazado. (Boletín Nº 1.745-13).

En consecuencia, corresponde la formación de una Comisión Mixta, para lo cual ha designado a los señores Diputados que menciona para que la integren en representación de esa Corporación.

--Se toma conocimiento y se designa integrantes de la referida Comisión Mixta a los señores Senadores miembros de la Comisión de Trabajo y Previsión Social.

El señor HAMILTON.- Perdón, señor Presidente, no es por agregar trabajo a la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento -de hecho, le sobra-, pero entiendo que este proyecto fue visto por esa Comisión. No sé si además lo habrá visto la de Trabajo y Previsión Social.

El señor RÃOS (Vicepresidente).- Si le parece a Su Señoría, vamos a revisar los antecedentes para informarlo y tomar una resolución más adelante.

El señor HAMILTON.- Muchas gracias, señor Presidente.

El señor HOFFMANN (Prosecretario).- Informe

De la Comisión de Medio Ambiente y Bienes Nacionales, recaído en el proyecto de ley, iniciado en moción del Honorable señor Zaldívar, don Andrés, que modifica el artículo 9º del decreto ley Nº 2.695, sobre saneamiento de propiedad. (Boletín Nº 2.241-12).

--Queda para tabla.

El señor RÃOS (Vicepresidente).- Terminada la Cuenta.

V. ORDEN DEL DÃA

SITUACIÓN DE INDÃGENAS

El señor RÃOS (Vicepresidente).- La sesión especial convocada para hoy tiene por finalidad ocuparse de la situación que aqueja a los indígenas.

Para tal efecto, se invitó al señor Ministro del Interior, don Raúl Troncoso, y al señor Ministro de Planificación y Cooperación, don Germán Quintana, quien se encuentra presente en la Sala.

El señor Ministro del Interior ha comunicado la imposibilidad de su asistencia, por motivos de salud. Pero, en todo caso, afirmó que lo que el señor Ministro del Planificación señale en este Hemiciclo, representa la opinión del Ejecutivo.

Esta sesión culmina a las 13. Se ha abierto una lista de inscripción para intervenir.

Sugiero al señor Ministro de Planificación y Cooperación que en primer lugar haga una exposición sobre el tema, para que luego intervengan los señores Senadores, quienes seguramente formularán muchas consultas y proposiciones. A continuación del señor Quintana, hará uso de la palabra el Honorable señor Martínez, quien pidió citar a esta sesión.

Tiene la palabra el señor Ministro.

El señor QUINTANA (Ministro de Planificación y Cooperación).- Señor Presidente, señores miembros del Senado, les agradezco la posibilidad de explicar y plantear en la Sala los distintos contenidos expresados en el tema indígena, algunos de los cuales son de público conocimiento, mientras otros -diría yo- no tanto, lo que genera en algunos casos ciertas distorsiones en el conocimiento de la situación.

En primer término, desde 1994 CONADI ha venido aplicando los distintos preceptos de la Ley Indígena. Esto ha significado la creación de diversos programas de apoyo a las comunidades desde el punto de vista de traspaso de tierras, regularización de derechos de agua, apoyo a proyectos productivos y culturales, provisión de becas destinadas exclusivamente a los estudiantes de los ciclos básicos y medios, fundamentalmente, pero también universitarios, etcétera.

Esta labor, en términos generales, ha sido bastante positiva hasta la fecha, pero aún es insuficiente dada la magnitud de la situación de marginación en que se encuentran las distintas comunidades indígenas de nuestro país. No obstante, se han otorgado a esta tarea sustantivos recursos adicionales en los últimos tiempos, en particular este año, en que CONADI es uno de los pocos servicios públicos con un aumento real de su presupuesto, cercano al 30 por ciento. Esto ha permitido traspasar hasta la fecha aproximadamente 80 mil hectáreas de tierras, entregar en el presente año cerca de 14 mil becas, etcétera. No deseo extenderme sobre el punto, sin perjuicio de quedar a disposición de los miembros del Senado para cualquier consulta específica.

Quiero ahondar un poco más en lo que me imagino es el espíritu de la convocatoria a esta sesión especial: el tema de la conflictividad que se ha dado en algunas zonas del sur de Chile, asociada fundamentalmente a procesos de demandas de tierras por parte de algunas comunidades.

En la Octava y la Novena Regiones existen a la fecha cerca de 2 mil comunidades, considerando las constituidas legalmente de acuerdo a la Ley Indígena y las que aún no tienen ese status, pero que existen de hecho. Estas comunidades se concentran fundamentalmente en la Novena Región y en sectores de la Octava Región, como el Alto Biobío y Arauco, donde están las comunidades pehuenches y lafquenches, respectivamente. Tienen realidades sociales bastante distintas, pero en casi todas hay situaciones de carencia de servicios y de infraestructura básica que, indudablemente, es urgente resolver, para lo cual se ha ido constituyendo un conjunto de áreas de desarrollo, que van adquiriendo un mayor ritmo de trabajo en torno a dichas situaciones.

Pero, en lo concreto, señor Presidente, yo diría que en este momento el "conflicto indígena" –así lo denominan algunos- tiene fundamentalmente dos rostros. Uno de ellos está representado por dos organizaciones -en el último tiempo, surgió una tercera agrupación-, las cuales, junto con las demandas socioeconómicas y de recuperación o traspaso de tierras, plantean fuertemente el tema relativo a ciertos conceptos de autonomía, que varían dependiendo del tipo de organización.

Hay una segunda realidad, que tiene menos espacio en los medios de comunicación, pero también es muy importante. La hemos ido descubriendo en la medida en que el Gobierno ha iniciado un proceso directo de diálogos con las comunidades –ahora lo estamos haciendo en la Novena Región; en julio, seguiremos las conversaciones en la Octava Región-, y dice relación básicamente a la necesidad de apoyos productivos en materia de salud y educación, y, por supuesto, en cuanto al traspaso de tierras, pero con componentes que sean menos políticos o ideológicos.

A continuación, me referiré al primer punto y, después, ahondaré un poco más sobre los resultados del proceso de diálogos que hemos venido desarrollando.

Cabe destacar que esas tres organizaciones son el Consejo de Todas las Tierras, que se encuentra liderada por el señor Aucán Huilcamán; la Coordinadora Arauco-Malleco, cuyo vocero, de acuerdo a versiones de prensa, es el señor José Huenchunao, y finalmente, la organización Territorio Lafkenche, que se ubica en la zona de Arauco, entre la cordillera de Nahuelbuta y la costa, y su vocero más importante es el actual alcalde de Tirúa, señor Alfonso Millabur.

Esas tres organizaciones representan, a nuestro juicio, un conjunto cercano a las 60 ó 70 comunidades, que varían dependiendo del tipo de expresiones públicas que han desarrollado hasta la fecha. Entre ellas, la Coordinadora Arauco-Malleco es la que plantea más abiertamente en su discurso, y también en sus acciones, una situación de conflicto en contra del Estado más que del Gobierno, manifestando una nula disposición al diálogo. Se están recabando e investigando antecedentes sobre algunos actos de violencia, como es el caso de la quema de motoniveladoras, con el objeto de identificar a los culpables y ver si efectivamente están relacionados con dicha organización.

La Coordinadora es la que permanentemente está haciendo ultimátum al Gobierno; pero, cumplidas las fechas, la verdad es que no se llevan a cabo en su totalidad. Estamos analizando cuál es el apoyo que ella tiene -no ha logrado movilizar a más de cuatro o cinco comunidades- y si efectivamente cuenta con el respaldo concreto de las mismas.

Con motivo de algunas ocupaciones de terrenos que se produjeron a comienzos del presente año, especialmente en febrero y en los primeros días de marzo, concurrimos a visitar las comunidades que estaban amparadas por la Coordinadora.

El señor MUÑOZ-BARRA.- ¿Me permite una interrupción, señor Ministro? Deseo hacer una consulta que no tiene nada que ver con el tema en análisis.

El señor QUINTANA (Ministro de Planificación y Cooperación).- Por supuesto, señor Senador.

El señor RÃOS (Vicepresidente).- Tiene la palabra Su Señoría.

El señor MUÑOZ-BARRA.- Señor Presidente, ¿estamos en una sesión pública o en una secreta?

El señor RÃOS (Vicepresidente).- Pública, señor Senador.

El señor MUÑOZ-BARRA.- Sin embargo, me han avisado de algunas oficinas que la transmisión no está llegando a las dependencias.

El señor RÃOS (Vicepresidente).- Su Señoría, me informan que se está haciendo la transmisión.

Puede continuar con el uso de la palabra el señor Ministro.

El señor QUINTANA (Ministro de Planificación y Cooperación).- Señor Presidente, decía que una vez visitado el lugar, establecimos un proceso de diálogo con los loncos de esas comunidades en torno a sus demandas concretas, pero ipso facto se produjo un quiebre con la Coordinadora, y ellos decidieron seguir las conversaciones con la CONADI.

Cabe manifestar que en esa organización se ha visto, en muchos casos, una manipulación e instrumentalización de las demandas legítimas de las comunidades. Sin embargo, respaldados por un buen proceso de diálogo por parte de las autoridades, hemos logrado llevar la calma a esas zonas.

Señor Presidente, he realizado un breve resumen en lo que dice relación a la Coordinadora Arauco-Malleco. Indudablemente, se trata de una organización o agrupación –este punto no lo tenemos muy claro aún-, y debe ser analizada muy estrechamente, sobre todo por su discurso, el cual generalmente apela a la utilización de instrumentos de violencia, lo que, sin duda, es preocupante.

En segundo término, cabe mencionar el Consejo de Todas las Tierras. A mi juicio, es una organización que acoge las demandas mapuches y despliega con mayor habilidad la relación con los medios de comunicación. Gran parte de su accionar está dirigido hacia ellos, lo cual le permite, con un reducido número de personas, generar espectacularidad en su cometido y, por tanto, lograr una difusión que no tienen las otras dos organizaciones que estoy describiendo.

Concretamente, hemos conversado dos veces con dicho Consejo, cuyos integrantes representan demandas específicas de veintidós comunidades. Las estamos analizando, son de distinto tipo. En algunos casos apuntan a las áreas silvestres protegidas de las zonas precordilleranas correspondientes a las Regiones Octava y Novena, y también a veces se vinculan a la Décima. En otros casos, se trata, al parecer, de demandas de tierra respecto de comunidades que tendrían títulos de merced. Como aún no disponemos del detalle específico de lo que solicita cada una de esas comunidades, nos fijamos un plazo de treinta días para analizar los antecedentes que ellas poseen. De aquí a fin de mes, y una vez estudiada esa documentación, deberíamos reunirnos y plantearles algunos mecanismos de solución.

Sin embargo, hay también involucrado un segundo componente del Consejo de Todas las Tierras, que se traduce en una demanda política del más alto vuelo, con las temáticas de autonomía, de reconocimiento por parte del Estado frente a sus conceptualizaciones respecto de lo que debe ser el mundo mapuche, etcétera. En función de ello, alrededor de 60 a 100 personas han iniciado una marcha hace dos semanas, y posiblemente estarían llegando a Santiago en los próximos días.

Como decía, estamos en un proceso de análisis para atender las demandas de las veintidós comunidades que representan esas personas. Esperamos seguir manteniendo una comunicación que permita resolver sus problemas, pero dentro de un marco de respeto hacia todas las otras comunidades, las cuales, durante los procesos de diálogos establecidos por el Gobierno, también nos han planteado sus necesidades, por vía civilizada y a través de conversaciones.

En resumen, quienes integran el Consejo de Todas las Tierras tienen habilidad comunicacional y sensibilidad para captar la importancia de los medios de prensa, de la que carecen las otras dos organizaciones. Además, actúan con gran destreza. Esto hace que en algunos medios de comunicación comiencen a monopolizar la representación del mundo mapuche, la que, en nuestra opinión, es bastante plural. Me referiré más adelante a este punto.

La tercera organización -ella, a mi juicio, se coordina mucho más con un planteamiento político tendiente a complementar sus demandas socioeconómicas- es la agrupación Lafkenche. Se concentra fundamentalmente en la comuna de Tirúa y su vocero público más relevante -no es el único- es el alcalde, señor Alfonso Millabur. Mediante un documento, sus integrantes plantearon al Gobierno el estudio de tres o cuatro proposiciones que para ellos resultan importantes, desde el punto de vista del desarrollo de su área. En primer lugar, cabe destacar la creación de una Comisión que estudie el daño que el Estado habría inferido a las distintas comunidades a partir de la constitución de La República; y en segundo término, el reconocimiento del pueblo mapuche en el ámbito constitucional y la adhesión al Convenio Nº 169 de la OIT. Es del caso señalar que el Ejecutivo está trabajando, junto con el Parlamento, en esas dos materias.

También formularon un planteamiento -y lo estamos analizando- en orden a que determinadas zonas de la provincia de Arauco puedan tener alguna suerte de administración "autónoma" por parte de las comunidades indígenas, conforme a un modelo similar al aplicado por Canadá y Estados Unidos respecto de ciertas agrupaciones indígenas. Esta proposición la recibí personalmente hace pocas semanas, y la estamos estudiando. En efecto, les manifestamos que, una vez que la Comisión Especial para Pueblos Indígenas entregue su informe –la integrará el Presidente de la República-, podrán conocer la respuesta a cada uno de los puntos que la organización Lafkenche ha planteado al Gobierno.

En cuanto a capacidad de organización, me parece que es la entidad más coherente, la que articula de mejor manera un discurso político con uno de tipo socioeconómico y de no discriminación y con un planteamiento concreto de administración autónoma territorial, que estamos analizando.

Cada una de las tres organizaciones tiene distinto tipo de liderazgo. Y, en algún sentido, se ha cruzado comunicacionalmente, también, la disputa de representación del mundo mapuche que desean tener. El pueblo mapuche es –yo diría- bastante plural, cuenta con diversas formas de representación y difícilmente concede ésta a dirigentes o personas que carezcan de una relación directa con las comunidades. Pero, de todos modos, al menos esas tres organizaciones han dado una dura batalla comunicacional por intentar constituirse en el referente que represente a la diversidad de esta etnia.

Conforme a nuestras estadísticas, el mundo mapuche está compuesto hoy día, aproximadamente, por un millón de personas, de las cuales una gran mayoría –cerca de 70 por ciento, según nuestras estimaciones- vive en zonas urbanas, fundamentalmente en Santiago, Concepción y Temuco, y el resto en zonas agrícolas, en especial –como señalé anteriormente- en la Novena Región y en parte de la Octava y Décima Regiones.

Ése es el cuadro que, a mi juicio, comunicacionalmente ha estado más presente en los medios de prensa y, por lo tanto, el que maneja con mayor fluidez la opinión pública.

Hay una segunda realidad –no menos importante que la primera que acabo de describir-, que dice relación a la opinión y situación concretas de las cerca de 2 mil comunidades distribuidas en el ámbito rural entre la Octava y Novena Regiones.

En tal virtud, el Gobierno, consciente de que esas tres organizaciones tienen un discurso articulado pero cuentan con una representación bastante pequeña con relación al mundo mapuche, ha iniciado contacto directo con las comunidades, mediante diálogos comunales, donde se escucha y se levanta un catastro de las necesidades de todas ellas, las cuales son invitadas a exponer y a entregar documentos escritos sobre sus demandas. En tal sentido, ya hemos conversado con más de 500 comunidades, y creo que al finalizar esta semana pasaremos de las 600. Mañana debo estar en Carahue, el sábado hay un diálogo comunal en Lautaro, y así, sucesivamente.

La presentación de las demandas formuladas directamente por las comunidades tiene, desde el punto de vista de su recurrencia (no estoy haciendo un juicio sobre su importancia, porque eso lo estamos analizando integradamente con la documentación que hemos ido recopilando), el siguiente orden. En primer lugar, se requieren apoyos productivos. La sequía, sumada a la mala calidad de las tierras y al tipo de actividad agrícola que desarrollan las comunidades, ha afectado fuertemente la rentabilidad y la productividad de los suelos. Por lo tanto, hay una demanda muy fuerte en ese ámbito.

En segundo término, las comunidades que tienen títulos de merced solicitan al Gobierno que les traspase con rapidez las tierras respectivas. Asimismo, en cuanto a terrenos, se ha abierto un segundo tipo de demanda, que no tiene que ver con la recuperación que plantean algunas comunidades respecto de las tierras que les habrían pertenecido, conforme a los títulos de merced de que disponen en este instante, sino con la estrechez que se presenta en las tierras que actualmente se poseen, dado el crecimiento demográfico natural de la comunidad, por lo que se solicitan ampliaciones. Es decir, no es una demanda anterior sustentada en los títulos de merced que poseen las comunidades, sino que se trata de que el espacio territorial que ocupan les resulta insuficiente.

En tercer lugar, el planteamiento de mayor recurrencia es que los establecimientos educacionales donde estudian los niños mapuches tengan en cuenta en su labor docente la realidad cultural diversa de las comunidades y otorguen un trato o una relación distinta del que se da en cualquier otro plantel de enseñanza.

Una parte de la demanda en el ámbito educacional también tiene que ver con la necesidad de establecer programas bilingües, es decir, donde sea posible enseñar la lengua mapuche y puedan encontrar un espacio las distintas expresiones culturales de las comunidades en el seno de las actividades docentes que llevan a cabo dichos planteles educacionales. En tal sentido, estamos coordinando adecuados procesos de diálogo entre las autoridades provinciales educacionales y los representantes de las distintas comunidades.

Desde el punto de vista de la salud, en mi concepto, la petición más escuchada dice relación a una atención de mejor cobertura, de mejor oportunidad. Asimismo, se plantea una demanda que podríamos describir como de salud y cultural, que tiene que ver con un reconocimiento del Gobierno, del Estado, de la práctica ancestral medicinal que poseen las machis. Ellos señalan que existe al respecto una práctica atesorada con el tiempo, la que es muy importante para los mapuches. Se trata de una sabiduría que también es útil en la resolución de un conjunto de dolencias recurrentes en el ser humano y que requiere contar con un grado o una suerte de paralelismo en relación con la medicina tradicional, aplicada no sólo en todo el territorio nacional, sino también en el mundo entero.

En tal sentido, estamos buscando la posibilidad de formular un proyecto que, desde el punto de vista cultural, permita atesorar ese conocimiento, sistematizarlo y ponerlo a disposición no sólo de las comunidades, sino también del país, dentro de términos y conceptos que deberemos analizar.

A mi juicio, las demandas de orden político nacional, como el tema de las autonomías territoriales, son muy pequeñas. Ellas son planteadas fundamentalmente por dirigentes con una formación distinta que la del resto de la comunidad, y, en algún sentido, son también contradictorias. Porque, por lo general, el concepto de "autonomía" va aparejado al de que el Estado tiene que proveer permanentemente recursos para la adecuada subsistencia de las comunidades. Sin embargo, es importante señalar que es una materia que también aparece en las conversaciones, con una intensidad indudablemente mucho menor que las otras demandas que he expresado.

El Presidente de la República, coherente con el proceso de diálogo en que nos ha tocado participar tanto al Ministro que habla como a un conjunto de Subsecretarios, dispuso que se constituyera una comisión para el estudio del tema indígena, a fin de efectuar proposiciones que permitan el fortalecimiento de la ley y la institucionalidad y también un mejor acercamiento ciudadano con las comunidades indígenas, tanto en el mundo rural como en el urbano. Para ese efecto, un conjunto de personalidades representativas de los distintos sectores de la vida nacional -empresarios, gente vinculada a la labor social en iglesias o que incentiva la participación ciudadana- desde hace dos meses, aproximadamente, se encuentra trabajando en esta materia, está recorriendo las comunidades y conversando con todos los actores relevantes, y en las próximas semanas entregará al Primer Mandatario una serie de proposiciones en tal sentido.

En mi opinión, la mayoría de las comunidades está trabajando con el Gobierno por la vía del diálogo en la presentación de sus demandas. El Gobierno se encuentra elaborando una respuesta a esas peticiones, la que en algunos casos va a tener componentes presupuestarios, y en otros, elementos distintos, como el reconocimiento constitucional y la adhesión al Convenio 169 de la OIT, cuya discusión en el Parlamento hemos solicitado reactivar.

Asimismo, estamos conscientes de que en esas respuestas a las demandas de las comunidades deberemos plantear con mucha franqueza las posibilidades de que disponemos para establecer soluciones a corto y mediano plazos. En cuanto a las de largo plazo, habrá que hacer presentes las restricciones del país para abordar demandas que en el ámbito presupuestario pueden ser extremadamente onerosas y respecto de las cuales, dada la situación de Chile, nación subdesarrollada, es poco probable que se pueda ir más rápido.

Hemos hablado con mucha franqueza y claridad con las comunidades en el sentido de que reconocemos sus demandas; pero también de que vamos a efectuar proposiciones responsables, para una adecuada programación de la solución respectiva. Y hemos sido extremadamente claros en cuanto a que el camino para resolver el conjunto de situaciones y expectativas que ha generado la Ley Indígena en las comunidades debe contar con un asidero real. Es decir, les hemos planteado que el país se halla dispuesto a realizar un esfuerzo -el Gobierno está esmerándose en uno de carácter presupuestario adicional-, pero que ello se hará en forma responsable, que permita la sustentación de la solución de las demandas. Al respecto, el diálogo sigue siendo el instrumento fundamental para efectuar la adecuada corrección, en los casos que corresponda, o dar mayor velocidad en la solución de las diversas demandas que se plantean.

En definitiva –deseo terminar a fin de dar espacio para que las señoras y señores Senadores, si lo estiman pertinente, me planteen directamente sus inquietudes-, la gran mayoría de las comunidades está trabajando hoy en las comunas directamente con el Gobierno y con la Comisión de alto nivel en el catastro de sus necesidades.

Además, tres organizaciones –la representación respectiva es de 20 a 30 comunidades-, con planteamientos políticos y socioeconómicos, han hecho labores adicionales de distinto tipo y características. Ante todo, han desarrollado una tarea comunicacional bastante eficiente y que, en algunos casos, ha conducido a generar imágenes caricaturescas sobre la verdadera pluralidad y diversidad de la temática indígena, en particular de la mapuche, ante la opinión pública.

Hay que hacerse cargo de la situación en los dos sentidos, es decir, del diálogo directo tanto con las comunidades como con las organizaciones mencionadas, cosa que ya estamos realizando. Sin embargo, la columna vertebral de este trabajo no la constituyen los ultimátum ni la violencia, sino el proceso de diálogo respetuoso. Para pedir respeto, hay que respetar, y sobre la base de esa máxima estamos trabajando directamente con las comunidades.

Señor Presidente, he dado a conocer un resumen sobre la situación que aqueja a los indígenas, a propósito de la cual se ha citado a esta sesión especial, y quedo a disposición de las señoras y señores Senadores para responder cualquier consulta que surja al respecto.

El señor RÃOS (Vicepresidente).- Gracias, señor Ministro. Su exposición ha sido muy completa.

A continuación hará uso de la palabra el Honorable señor Martínez, pues él inició el debate sobre la materia, y, en seguida, la Mesa estima oportuno que intervengan los señores Senadores que representan a las zonas comprometidas en el conflicto.

No obstante, hay muchos inscritos para intervenir. Por tal motivo, la Mesa sugiere no ocupar los 15 minutos asignados e intentar hacer la exposición en sólo 7 u 8 minutos, para que todos alcancen a participar.

El señor MORENO.- Señor Presidente, ¿podría dar lectura a la lista de los inscritos?

El señor RÃOS (Vicepresidente).- Con mucho gusto, Su Señoría. Se trata de los Senadores señores Lavandero, Díez, Ruiz-Esquide, Prat, Muñoz Barra, Novoa, Moreno, Silva, Viera-Gallo, Bitar y Canessa.

Tiene la palabra el Honorable señor Martínez.

El señor MARTÃNEZ.- Señor Presidente, señores Senadores, solicité convocar a esta sesión especial porque considero que el problema originado desde 1992 en adelante, respecto a unir los 500 años del descubrimiento de América con una reivindicación de los pueblos indígenas originarios al momento de acontecer éste, más allá de los aspectos humanos y culturales que ostenta, posee un fuerte, decidido y más definido componente político.

La razón de esta apreciación se halla en que el seguimiento de los acontecimientos -en parte explicados por el señor Ministro- me lleva a pensar que estaría siendo amenazado, derechamente, el artículo 3º de la Constitución Política de la República de Chile, vigente y jurada por todas las autoridades y por todos los presentes en la Sala, norma que señala que "El Estado de Chile es unitario, su territorio se divide en regiones. Su administración será funcional y territorialmente descentralizada, o desconcentrada en su caso, en conformidad con la ley.".

He seguido también con especial interés la exposición del señor Ministro, y se advierten dos situaciones que es necesario separar. Una de ellas es la legítima preocupación por el atraso social y la falta de apoyo en cuanto a todas las condiciones de vida de los chilenos cuyo origen es la etnia mapuche. Nótese la frase "chilenos cuyo origen es la etnia mapuche".

Por un lado, es evidente que la falta de inversiones enérgicas en la zona y, por otro, la situación agrícola deteriorada, la poca incitación a un proceso educacional como debe darse hoy en un Estado moderno, están produciendo y han producido contrastes socioeconómicos violentos, que son realidades, y quien recorre y conoce la zona los entiende y percibe perfectamente.

Pero de ahí a aceptar -así me pareció escuchar al señor Ministro- la posibilidad de entrar al terreno de las soluciones políticas para ciertos planteamientos esencialmente violentistas y con miras a copiar modelos extranjeros, como el caso de los esquimales y otros, hay un abismo y una distancia imposibles de salvar.

En las exposiciones realizadas nada se ha planteado, por ejemplo, acerca del efecto de las situaciones de que se trata, amplificadas por la capacidad comunicacional que poseen las entidades mencionadas por el señor Ministro, lo que significa que cuentan con un fuerte apoyo económico extranjero. Y eso no es un hecho desconocido.

Nada se ha dicho de cómo organizaciones internacionales, a través de la entrega de dinero y de una educación especial para la agitación, están interviniendo e influyendo en la situación interna del país y pretenden dividir a los chilenos, a mi juicio, en dos o tres clases, según nuestro origen racial o familiar. Ello -insisto- atenta contra la Constitución Política y es inaceptable.

Quiero con esto distinguir claramente el hecho de que la realidad socioeconómica obliga a una fuerte acción de apoyo, de reactivación, etcétera. Pero proponer una educación que separe entre chilenos A y B resulta altamente negativo, porque afecta la unidad nacional, que es un elemento básico del progreso.

El segundo aspecto que deseo plantear al señor Ministro radica en que todas estas comunidades y grupos reciben apoyo internacional. Es claro que hay organizaciones pro mapuches (como el Comité Belga Americano India; el Enlace Mapuche Internacional, de Holanda; el Proyecto de Documentación Ñuke Mapu, de Suecia; el Consejo Interregional Mapuche, de Inglaterra) que, más la acción de ciudadanos chilenos con raíces mapuches, conducirán a un agravamiento del conflicto, si en la visión política de quien lleva las conversaciones se abren espacios que, desde el punto de vista del Senador que habla, atentan derechamente contra la unidad nacional.

Los organismos que acabo de mencionar han presentado una propuesta de resolución al Parlamento europeo para que "se condene al Gobierno chileno por los sistemáticos atropellos a los derechos humanos de las comunidades mapuches.".

En 1992, aparece a la luz pública el señor Aucán Huilcamán, quien, aprovechando un cupo dado a Antigua y Barbados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, ingresó a dicha entidad planteando una moción contra el Estado de Chile. En la actualidad, en el período de sesiones que se aproxima, el señor Huilcamán concurrirá aceptado oficialmente como representante de los mapuches ante la OEA -es decir, se trata de una representación ajena a Chile- y espera una resolución de ese organismo ante la presentación ya hecha y que acusa a Chile de violación a los derechos humanos.

Por otra parte, el señor Pedro Cayuqueo, de la Coordinadora Mapuche, formuló en Ginebra un requerimiento ante las Naciones Unidas para la designación de un relator especial sobre violaciones a los derechos humanos contra los indígenas en conflicto.

El señor Reynaldo Manqueo, coordinador del Consejo Interregional Mapuche, de Bristol, Inglaterra, tiene presentada una proposición de resolución al Parlamento europeo sobre supuestas violaciones a los derechos humanos y una apelación a la Organización de Naciones Unidas sobre el mismo tema.

Por último, el Alcalde de Tirúa, señor Adolfo Millabur, ha anunciado la presentación de un documento-denuncia, de la misma naturaleza que los anteriormente nombrados, a la Comunidad Económica Europea. Si a esto agregamos la proposición del mismo edil sobre la conformación de siete territorios autónomos lafquenches, elaborada y definida por él, y una visión geográfica por la cual incluso se ha llegado a ofrecer la posibilidad de establecer un puerto en esa zona; y si a renglón seguido el señor Ministro, como se ha escuchado, estima que políticamente es posible dar reconocimiento constitucional a los chilenos de origen mapuche como un grupo separado de compatriotas, se verán las razones que me llevaron a solicitar esta sesión especial. Creo que una cosa es su desarrollo económico y social urgente y necesario -eso lo respeto profundamente- y, otra -lo que me parece altamente delicado y peligroso-, presentar una división, so pretexto de seguir modas de raíces fundamentalmente extranjeras, separando a los chilenos entre los de origen A y los de origen B.

Quiero agregar que hay proposiciones claras y precisas en cuanto a otorgar administración autónoma de territorios, con atribuciones autofijadas que implican conflictos de competencias; organización administrativa independiente, con un jefe supremo; representantes del territorio ante autoridades provinciales, regionales y nacionales; un gabinete, etcétera.

Como última parte del planteamiento de estas ideas, solicito al señor Ministro que tenga la gentileza de indicar cuál es la evaluación del aspecto comunicacional, considerando todo lo que ocurre en Chile, el apoyo exterior, las intenciones de acusar a nuestro país y el resultado de la marcha mapuche que se está realizando y que aparentemente llegaría a Santiago el 20 de junio. Con una amplia y definida cobertura comunicacional, se pretende, ante chilenos ignorantes de la Historia nacional, que los derechos reclamados son "atendibles" y "lógicos". En realidad debemos recordar que la mayoría del pueblo mapuche y sobre todo de los grupos actuales llegaron desde territorio argentino a mediados del siglo pasado, una vez que las autoridades de ese país colonizaron los territorios situados al frente de los que hoy constituyen las Regiones Séptima, Octava y Novena. Esto es importante, porque aquí estamos en presencia incluso del desconocimiento de procesos históricos, cuya tendencia evidentemente no es solucionar el problema, sino crear más problemas.

Termino reiterando la innegable situación socioeconómica y la necesidad de hacer todo el esfuerzo posible por resolverla; pero desde mi punto de vista es muy equivocado pensar en un reconocimiento constitucional, porque eso significaría dividir a los chilenos, lo que, para quien habla, es inaceptable.

He dicho.

El señor RÃOS (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Lavandero.

El señor LAVANDERO.- Señor Presidente, el señor Ministro de Planificación y Cooperación nos informaba que había recorrido unas 2 mil comunidades indígenas. Pero creo que el problema es mucho mayor y más profundo. Tiene que ver con los orígenes de nuestra raza. Hoy día miramos ese fenómeno como muy lejano.

Hay que recordar que con Pedro de Valdivia llegaron a Chile no más de 7 mujeres, y ninguna de ellas tuvo familia con españoles. La verdad fue otra, y más cruda. En realidad, a los 140 soldados españoles que las acompañaban les entregaron en forma oficial un número muy significativo de jóvenes indígenas. En una oportunidad lo señalé: cada uno recibió 50 vírgenes indígenas. Ése es el origen de la raza chilena.

La mujeres extranjeras, las españolas, no llegaron hasta muchos años después. Entonces, para resolver la escasez de mujeres, se dispuso que, si de la unión de un español con una nativa nacía un hombre, éste era considerado indio o mestizo; y si nacía una mujer, se estimaba que era blanca. ¿Qué significa esto? Que, salvo unos pocos chilenos, hijos de inmigrantes, pueden decir que por sus venas no corre, en alta proporción, sangre indígena. Es posible que aquí entre nosotros haya unos más rubiecitos que otros, pero ninguno -ni los Larraín ni los Valdés Subercaseaux- tiene menos de 50 por ciento de sangre araucana. ¡Ésa es la verdad! Recuerdo que el propio Senador señor Valdés en su momento entregó también antecedentes que hacen llegar la cifra incluso más allá de lo que estoy citando: que la raza chilena está compuesta por 80 por ciento de sangre indígena.

El señor VALDÉS.- ¿Me permite una interrupción, señor Senador?

El señor LAVANDERO.- Con todo agrado, con la venia de la Mesa.

El señor VALDÉS.- Señor Presidente, hace algunos años hubo un debate bastante intenso sobre este tema en el Senado, particularmente entre el Honorable señor Lavandero y el ex Senador señor Sergio Onofre Jarpa, acerca de la proporción de chilenos que descendía de mapuches. Yo traje a colación una información de la Enciclopedia Británica de esos años donde se establecía que efectivamente sobre el 80 por ciento de los chilenos se hallaba en esa condición y que solamente el 12 por ciento podía considerarse que no tenían una sola gota de sangre indígena. Eso es efectivo; así lo decía esa Enciclopedia, que es un documento muy respetable.

El señor RIOS (Vicepresidente).- Recupera el uso de la palabra el Honorable señor Lavandero.

El señor LAVANDERO.- Señor Presidente, lo que pasa es que los chilenos de nuevo cuño somos arribistas. No nos gusta asumir que llevamos sangre indígena, y nos distanciamos lo más posible de esa posibilidad. Incluso tanta es la marginación que algunos hasta se cambian el apellido -Lefuñir o u otro- para ser más respetado. Es tan marginadora la sociedad que hemos formado, que hemos excluido a las razas nativas del país.

Ésa es una primera consecuencia. El Honorable señor Martínez reparaba en que estamos dividiendo a la población en dos clases. ¡Pero si todos aquí tenemos ascendencia mapuche! Todos. Incluso Su Señoría, por lo de Martínez. Seguramente no por lo de Busch, pero sí por lo de Martínez.

El señor MARTÃNEZ.- Concuerdo con el señor Senador.

El señor LAVANDERO.- Por consiguiente, no se llame a escándalo ni se renuncie a nuestros orígenes. ¡Qué distinta es nuestra forma de resolver la situación de la que adoptó, por ejemplo, México! El mexicano se siente orgulloso de que por sus venas corra sangre indígena. Nosotros tratamos de ocultarlo: "Que no se sepa. Nosotros somos distintos. Somos huincas; no mapuches.".

Pero la cuestión tiene otro componente. Toda la tierra chilena que aquí había -¡toda, sin excepción!- era de ellos. Los huilliches eran la "gente del sur"; y los mapuches, la "gente de la tierra" ("mapu", tierra; "che", gente). Y eran dueños de la tierra y tomaban el nombre de la localidad donde vivían. Y llegaron los españoles, y no fueron los mejores, sino los segundones, los faltes, los que venían a vender algodón, los que venían a vender baratijas. ¡Ésos son los que llegaron aquí! ¡Qué noble se iba a venir a Chile de España, que era donde estaba el Reino! Y ahora los apellidos surgen como una cosa tan importante. ¡Si eran faltes, señores! ¡Los Eyzaguirre, los Larraín, todos eran faltes! ¡Llegaron a vender peinetas! Y en esto no excluyo ni siquiera a mi abuela, que era Eyzaguirre Larraín.

Como decía, señor Presidente, el nombre de los distintos pueblos nativos proviene del lugar donde estaban asentados y del que eran dueños: mapuches, huilliches, etcétera. Por lo tanto, la estructura mental del indígena –y esto es muy importante, señor Presidente- es absolutamente distinta de la mentalidad del hombre de ciudad. Al nativo, al mapuche, no es posible separarlo de la tierra; es consustancial a ella. Es de la tierra, vive de la tierra y es para la tierra. En consecuencia, el problema fundamental en su manera de vivir es la tierra. Nos guste o no. Y nosotros, los hombres de ciudad, se la hemos quitado con los elementos más innobles que puedan existir. Ayer, con las encomiendas. Les cortábamos los dedos para que no se arrancaran, y los teníamos encadenados. Después, con el vino. Les cambiamos la tierra hasta por vino. Y hoy día, por supuesto, lo hacemos con el minifundio, con la marginación, con la exclusión, con la falta de caminos, de electricidad, de educación, de asistencia técnica, y al momento de resolver en su integridad el problema, como etnia, como cultura, somos avaros y egoístas. Digámoslo con propiedad: ¡somos avaros y egoístas con quienes eran dueños de todo cuando los españoles llegaron aquí y se formó la raza chilena! ¡Se lo hemos quitado todo!

Pero el tema principal –repito- sigue siendo el de la tierra. ¡Cómo es posible que en Chile existan enclaves extranjeros, como la Colonia Dignidad y el del caso Tompkins! Si el Estado comprara o expropiara estos terrenos, resolvería de una sola plumada más del 60 por ciento de los problemas de la gente de la tierra que carece de ella. ¿O acaso Sus Señorías creen que, ya no digo un mapuche, sino un huinca o un hombre de cualquier parte, puede vivir en 2 hectáreas sin riego, de rulo, en las que habitan hasta dos y tres familias? ¿Sus Señorías consideran natural dejarlos reducidos a su más mínima expresión?

Nos vanagloriamos de los índices del producto bruto, pero en la provincia de Cautín éste ya es sólo del 50 por ciento del promedio nacional. Y en los sectores costeros el ingreso de los mapuches –escandalícense, señores Senadores, y aunque algunos no lo vayan a creer- es de 1 mil 700 pesos mensuales. ¿De qué viven? Viven apenas para mal comer, y por medio de alguna permuta, un intercambio, logran estos 1 mil 700 pesos que les alcanzan para ir a Temuco y volver. ¿Tendrán alguna vez agua potable, electricidad? ¿Podrán pagar esto algún día? Y estos nativos son sangre de nuestra sangre, aunque no nos guste. ¡Qué distinto pensamos acá de como se piensa en el extranjero de sus propios aborígenes!

Yo creo, y lamento tener que decirlo, que el Gobierno ha destruido una buena idea, la CONADI: la asfixió, no le entregó recursos, y los que le entregó lo fueron por razones de carácter político y se mal repartieron. Por supuesto, el detonante estuvo en Ralco. Querían cambiar una hectárea mala –las de allí lo son- por dos malas, y no fueron capaces de comprar un buen pedazo, un fundo de 600 hectáreas, con riego, con capacitación, con educación, para dar un buen ejemplo. Luego de lo que vino después, cualquier solución dejó de ser creíble. Y lo que está pasando y a que hacía alusión el Honorable señor Martínez es natural. Ya no le creen al huinca, no le creen al Gobierno y no le van a creer al que venga ni a nadie, porque nadie ha entregado una respuesta de fondo.

Hemos comenzado a meternos la mano al bolsillo y a contar los pesos que nos cuesta. Nuestra raza indígena es una buena raza, y no porque se trate de gente campesina deja de ser inteligente. Si todos llevamos gran parte de sangre nativa y nos consideramos inteligentes, ¿por qué despreciar a quienes no se han contaminado con sangre española o de otro origen?

Pienso que los chilenos tenemos que crecer por dentro y mirar este problema, no desde una perspectiva de "tú y yo", sino de una en que hablemos de "nosotros". Éste es un problema nuestro, del Senado, de estadistas, no un problema menor, que debemos enfrentar con visión de Estado, incorporándolos como lo que son: la base de nuestra sociedad. No debemos despreciarlos, ni excluirlos, ni marginarlos.

Seguramente –quiero decirlo aprovechando la presencia del señor Ministro-, siempre habrá razones en que ampararse, como la crisis asiática o la situación económica. Pero si el Gobierno no tiene plata es porque no quiere tenerla. En Chile la evasión alcanza a 4 mil 500 millones de dólares al año. ¡4 mil quinientos millones de dólares! Andrés Zaldívar propuso aumentar en 2 puntos porcentuales el IVA -a mí no me parecía bien esta fórmula, porque el IVA es un impuesto que pagan los consumidores, la clase media, los trabajadores-, lo que rendía 600 millones de dólares, y aquí estamos hablando de ¡4 mil 500 millones de dólares! ¿Qué significa eso? Que los de más altos recursos compiten con otros echándose los impuestos al bolsillo y descartándolos en la competencia. Y el Estado no es capaz de tener tolerancia cero para impedir la evasión -no digo alzar los impuestos-, sin la cual nos sobraría plata y podríamos arreglar el problema de los mapuches. Pero no hay voluntad política. Quieren seguir robándole al Estado, quieren seguir evadiendo. El Ministro de Hacienda hace viajes para allá y para acá, conversa, pero no enfrenta el tema central, que en este momento es la evasión, cuya disminución permitiría contar con recursos para resolver íntegramente ése y otros problemas.

Por eso, al terminar mis palabras hago presente la necesidad de considerar el problema desde otra visión. Este Senado, integrado por gente inteligente y capaz, puede ayudar a solucionarlo.

Nada más.

El señor RÃOS (Vicepresidente).- En todo caso, para los señores Senadores que no estuvieron presentes cuando se dictó la ley que creó –entre otras- la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena, es importante hacer notar que ese cuerpo legal fue aprobado por unanimidad tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados. También contó con la ratificación de prácticamente el 90 por ciento de las comunidades indígenas, tal como se expresó durante el Gobierno del Presidente Aylwin en Nueva Imperial, con motivo de la promulgación de dicha ley.

Tiene la palabra el Honorable señor Díez.

El señor DÃEZ.- Señor Presidente, en el problema de los chilenos de origen mapuche, hay hechos accidentales y hechos esenciales y permanentes.

Muchas veces los hechos accidentales nos hacen perder de vista lo que para este Senado debe ser importante –y que en parte es su misión como órgano de la República-: la proyección histórica y los efectos a largo plazo de las medidas que se adoptan.

Por eso, mi intervención se va separar de la línea seguida por el Honorable señor Lavandero –con quien comparto algunos de sus puntos de vista- y se centrará, a pesar de que hay muchas materias envueltas, en dos aspectos fundamentales, que el señor Ministro ha insinuado. Uno de ellos dice relación con nuestra unidad e identidad nacional.

Nosotros olvidamos que Chile tardó siglos en pacificarse y en unirse, cortado por Chiloé, con zonas despobladas, con colonizaciones alemanas, francesas, españolas e indígenas, que llegaron de Argentina arrancando del Gobierno de Roca, en los años 1870-1880, que había ordenado eliminarlos. Es así como hay caminos que se denominaron "rutas hacia Chile" por donde lograron escapar algunos.

A nosotros nos ha costado siglos ir creando este sistema de unidad nacional y este pueblo chileno, que tiene orígenes indígenas importantes, como aquí se ha señalado; orígenes españoles, europeos, de gente que ha traído su esfuerzo y ha construido la nación. Éste no es un país que los chilenos hayamos usurpado a otro pueblo. Por eso, a don Pedro de Valdivia, los historiadores no lo llamaron "conquistador", sino "fundador". Y ésa es la visión distinta de la historia que tenemos con muchos países latinoamericanos. De manera que aquí hay una cuestión primordial.

En mi opinión, con muy buena intención, el Gobierno ha querido distinguir constitucionalmente al pueblo mapuche, pero de hecho lo ha separado del pueblo chileno. Y ello va a dar origen a un país con dos pueblos: el chileno y el mapuche.

¿Acaso las lecciones de la historia de hoy, de tantas partes del mundo, no nos indican el cuidado que debemos tener para que la paz esté basada en la identidad nacional, en la unidad de propósitos y en que nos sintamos realmente como un solo pueblo? Somos el pueblo chileno, con una parte europea y otra mapuche; con las virtudes que hemos creado, con las guerras que hemos tenido, con las separaciones, con todo lo que ha costado armar esta nación. Ésa es una cosa.

Me parece mal que el Gobierno y la prensa alienten de alguna manera lo que hoy parece una condescendencia menor, de conversar y analizar autonomías ajenas a nuestra idiosincrasia y a nuestro modo de pensar, y que veamos banderas distintas de la chilena de parte de un pueblo con el cual convivimos. Somos un solo pueblo. Constituimos el pueblo chileno.

Desde niño, recuerdo las banderas chilenas en las poblaciones, antes en las rucas, hoy en las casas mapuches. Y cada vez que en Temuco nos encontrábamos con juntas de vecinos, con unidades rurales mapuches he visto la bandera chilena. No conocía esa bandera que hoy se pasea.

Las divisiones empiezan a producirse en los países poco a poco. A veces, terminan en Kosovo, en Cachemira y Pakistán. La historia nos muestra por todas partes que la falta de visión de futuro es la que ha permitido que los ángulos se comenzaran a abrir, cuando era fácil cerrarlos en el vértice en que estamos viviendo hoy.

En consecuencia, considero que la línea del Gobierno en ese sentido no es acertada, y que nosotros no debemos dar signos ambiguos o equívocos. Somos un solo país. Debemos perfeccionar nuestra participación, pero también reafirmar nuestra identidad.

La segunda cosa que me preocupa, como línea central, es algo que todos hemos aprendido: mapuche, hombre de la tierra; mapuche y su cultura. Todos sabemos que el aumento de la población y la naturaleza del mundo contemporáneo hacen imposible que digamos a esos chilenos: ustedes van a estar amarrados a la tierra. Les cambiamos el título de siervos de la gleba del medioevo por cosas más románticas, pero en el fondo es lo mismo. En la agricultura y en la vida contemporánea, sabemos que es imposible decir a quienes viven en el minifundio: "el futuro de ustedes está en la tierra". Porque cuando pasen los años y tengan más hijos, más chica va a ser la tierra y más grande la esclavitud y la miseria.

Seamos francos. En la Novena Región, hay decenas de miles de propiedades y quince mil y tantos kilómetros de caminos de tierra. No podemos seguir engañándonos. Estamos construyendo un nuevo Arauco, una nueva Lota de miseria, donde a la larga no existen posibilidades.

Todos estamos conscientes de que el siglo del futuro es el del conocimiento, de la creación y del perfeccionamiento humano. Y hasta ahí nuestros conocimientos. Debemos incorporar a nuestros hermanos chilenos de origen mapuche a la civilización contemporánea. Que no se nos diga que, por preservar la cultura, los mantenemos en el siglo XIII. Esto es bueno para el turismo, para los norteamericanos, los que primero eliminaron a los indios de su tierra y luego constituyeron asociaciones para la defensa de los mismos. Nosotros no hemos hecho eso. No los hemos eliminado, porque somos nosotros mismos, como muy bien lo señaló el Honorable señor Lavandero.

Se trata de chilenos que se encuentran en una situación especial y a quienes no hemos atendido debidamente. Para qué recordamos las estadísticas de la extrema pobreza, de miseria, de falta de escolaridad, de mortalidad infantil, etcétera. Todos las conocemos. Es realmente un cargo sobre nuestras conciencias, como clase dirigente de un pueblo, el hecho de que un sector de él se encuentre en esas condiciones.

Concuerdo en que hay que solucionar, señor Ministro, problemas puntuales de algunas comunidades. Pero la línea gruesa es la humana. Hay que contribuir a que los habitantes de las comunidades indígenas se incorporen al siglo XXI, con educación y con capacidad. ¡Ahí está la misión que todos tenemos por delante!

Hay algunos pasos, señor Ministro, que se pueden ir dando desde ahora. ¿Qué pasa con los jóvenes y niños de las comunidades indígenas? En primer lugar, debe proporcionárseles no sólo la educación formal, sistemática, y la capacitación –a la cual me referiré más adelante, si dispongo de tiempo-, sino también, aunque parezca duro decirlo, hay que sacarlos de la realidad miserable en la que viven y mostrarles el mundo.

El ideal sería que esos niños terminaran estudiando en las ciudades intermedias o grandes de su zona, porque eso los comunica con la vida, les da la educación que entrega la sociedad, que les permite vivir en ella y sacar partido de lo que les ofrece. Y para eso se requiere desarrollar ciertos proyectos que algunas comunas ya están realizando.

Soy vecino de la comuna de Villarrica, y con orgullo señalo que en ella se están haciendo cosas. Cuando veo las estadísticas, me asombro: 8 por mil de mortalidad infantil en una zona mapuche, menos que en el resto del país. Pero allí se estableció un sistema de locomoción que lleva a los niños al colegio y a los consultorios de las ciudades. Se trata de una comuna que ha estado bien administrada y que tiene condiciones para avanzar.

Hay algo que hacer en educación; debe acercarse a los niños a la civilización y a la vida de hoy. Eso significa buses para transportarlos desde las escuelas rurales hasta las de las ciudades; significa caminos, porque no hay cómo llevarlos; significa hogares.

¡Cómo no va a ser absurdo que tengamos el problema de nuestros hermanos, los chilenos de origen mapuche, y que los hogares para estudiar sean los mínimos, por lo cual figuran con largas listas de espera del programa correspondiente! Si a una familia mapuche -que tiene gran sentido de la moral, de la familia, de la virtud; que son un buen pueblo del que no tenemos que defendernos, pues en la integración han sido elementos de valor y de paz- se le da la posibilidad de que un hijo se eduque bien, estoy seguro de que esa familia lo agradece más que recibir un pedazo de terreno, que mañana se volverá a dividir y amarrará a sus nuevos hijos y nietos a ese pedazo de tierra.

Y, perdónenme, soy hijo de colono de la zona. Si nos hubiéramos quedado en las hectáreas de mi abuelo, estaríamos igual que los mapuches. ¿Y por qué salimos? Porque nos sacaron al mundo, pues mi abuelo era del mundo y educó a sus hijos en él. Nunca hizo fortuna, pero sí tuvo familia y construyó gente. Lo mismo debe hacerse con los mapuches: deben crearse hogares para que los niños de las comunidades avanzadas puedan vivir en Temuco, en Imperial, en Villarrica; estudiar en los colegios que elijan, y, así, incorporarse a la vida contemporánea. No habría cosa más absurda que conservarlos en las montañas de la costa o de la cordillera de los Andes.

No soy contrario a mantener la cultura mapuche, la que respeto y admiro. Pero, evidentemente, no es la parte más importante para los hombres del siglo XXI, porque no van a vivir de esa cultura del siglo XIII o del XIV.

¡Hogares, señor Ministro, caminos y buses para llevar a los niños a las escuelas! Y no sólo educación, sino también capacitación. Al ex Ministro señor Lagos, cuando ocupaba la Cartera de Educación, le propuse un plan, el que alcanzamos a empezar a analizar, pero después se perdió el contacto, no hubo más interés y no me volvieron a llamar.

El plan consistía en crear centros de capacitación distintos de los tradicionales. Si abrimos una escuela técnica, necesitamos gran cantidad de instrumentos y de profesores especializados, y la aprovechan mil o mil 500 alumnos de esa unidad. Pero si creamos centros de perfeccionamiento en las ciudades medianas o grandes, establecimientos modernos que les abran el mundo, un estudiante con ocho años de la enseñanza básica y dos o tres de la media que asista por dos horas a la semana a estudiar mecánica, por ejemplo, llegará a ser un gran mecánico. Para realizar este programa se puede llamar a licitación para prestar servicio por horas, entregando preparación en carreras determinadas.

Pienso, señor Ministro, que debemos conservar nuestra unidad nacional, nuestra tradición histórica, nuestra identidad, nuestro orgullo patrio. Somos un solo país rodeado de tradiciones valerosas, hermosas, que debemos consentir, y no amarremos al pueblo mapuche a la tierra. Ésa no es la solución; ésa es la esclavitud, la miseria; significa postergar y multiplicar el problema para mañana. Derrotemos nuestros prejuicios y sepamos que lo anteriormente señalado es lo más importante que hoy debemos hacer. No es una tarea de un mes, de un año, ni de un Gobierno; pero en algunos años podremos hacer que esos chilenos, por la forma como son tratados por el país se sientan realmente incorporados a él, y que sus deseos de autonomía o de independencia sean una locura pasajera, como lo fue el reinado de Orelie Antoine I.

El señor RÃOS (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Muñoz Barra.

El señor MUÑOZ BARRA.- Señor Presidente, esta mañana conversaba con un señor Senador, a quien respeto, sobre el tema de la agricultura, especialmente en la Novena Región, y me señalaba que era agricultor no porque esta actividad fuera para ganar dinero, sino por ser una forma de vida.

Esa forma de vida la reclamo también para los campesinos mapuches que, como muy bien se ha sostenido aquí, con mucho brillo, están tan encadenados a la tierra. Tanto es así que mapuche significa "hijo de la tierra". Es decir, prácticamente, desde la raíz misma están definidos por esta forma de vida que, como me indicó un señor Senador, los hace ser agricultores, y que respeto.

En verdad, podemos estar toda la mañana analizando el tema sociológico de las etnias en Chile, desde sus inicios, pero nos alejaremos del problema puntual que nos ha convocado e interesado.

Hemos acorralado a tal extremo a los pueblos indígenas, a las etnias del país, que contaré una especie de historia-anécdota que nos narró un campesino en una reunión –en la que estuvo presente también el Presidente de mi Partido, Senador señor Bitar-, para demostrar cómo se les han quitado posibilidades. Según esta anécdota real de la vida de ese campesino, su madre, abuela de su hijo, conversaba una tarde con el niño y le decía: "Nieto, cuando tú vayas por un sendero y veas una culebra, no la pises, no la mates; si ves un insecto, no lo destruyas; porque esa culebra y ese insecto te van a conservar la naturaleza y el sistema en el cual tú has vivido.".

Hemos destruido el ecosistema de los campesinos mapuches en forma realmente irracional. Hoy día, aunque parezca casi increíble, en esa zona ya no hay liebres, conejos ni piñones, elementos de los cuales se nutrían los campesinos. Los hemos acorralado –repito- en esta sociedad sin misericordia.

Entrando derechamente al tema, la ley Nº 19.253 está cumpliendo seis años de vigencia. Recordemos que fue publicada el 5 de octubre de 1993. Y en forma esquemática, por el tiempo, quiero simplemente recordar –otros señores Senadores lo plantearon de manera distinta y yo lo explicitaré en forma numérica- que los campesinos poseían en Chile 31 millones de hectáreas. ¿Cuántas tienen hoy día? Trescientas mil hectáreas. ¿Para cuántas personas? Para 300 mil mapuches que hay sólo en la Región de la Araucanía. ¿Cuánto significa esa superficie per cápita? Una hectárea por campesino indígena.

¿Qué creó esa ley? Entre otras cosas, la CONADI, como un organismo público encargado de ejecutar los planes y programas para el sector. Sin embargo –digamos derechamente la verdad en esta sesión-, la ley nació prácticamente abortada. Y ésa es la razón de lo que está ocurriendo ahora. ¿Y por qué nació abortada? Porque se negociaron –recordémoslo- aspectos fundamentales de principio y de fondo de la iniciativa original, como también procedimientos de operación.

Haré presentes algunas realidades de esa ley que causan el conflicto que hoy día se vive, el cual puede ser analizado desde muchos puntos de vista.

En primer lugar, en forma titular, la ley nace sin un presupuesto definido. Quiero recordar que en 1993 y 1994, cuando se implementó la CONADI, su presupuesto fue de mil ochocientos millones de pesos. Pero, ¿cuánto solicitaban los expertos en el tema? Pedían 48 mil millones de pesos, y se les dio mil ochocientos millones.

Entonces, señores Senadores, el problema es muy claro. Esta ley pudo haber constituido una buena normativa si se hubieren entregado los recursos suficientes. ¿Por qué extrañarnos, en consecuencia, frente a las protestas de las comunidades mapuches, de que esta legislación no les ha proporcionado los elementos casi básicos que ellos necesitaban?

Analicemos, señores Senadores, derechamente el tema. La ley planteaba que era deber del Estado "proteger a los indígenas y fomentar su autodesarrollo". Pero ésta es una declaración de voluntad que, en la práctica, resulta una falacia al no haber logrado crear una entidad fuerte, capaz y con más recursos. La CONADI es todo lo contrario de lo que yo estoy planteando.

El señor Ministro expresó que la CONADI ha incrementado en la actualidad su presupuesto inicial de mil ochocientos millones a cerca de ocho mil quinientos millones. Sin embargo, las insuficiencias que ha creado la ley y la realidad de los campesinos se han triplicado. ¿Y por qué? Por falta de voluntad del resto de los organismos del Estado, que tienen la obligación de cooperar en la gestión pública hacia los pueblos indígenas y que, por uno u otro motivo, no lo han hecho.

Por ejemplo, la CONADI –el señor Ministro, a quien respeto y cuyos méritos, inteligencia y capacidad reconozco, no debe molestarse, pues la situación actual no es culpa suya- depende de MIDEPLAN, el que, como el señor Presidente de la República lo ha dicho en más de una oportunidad, es un Cartera terminal. Recordemos que no hace mucho tiempo el Jefe del Estado dio las instrucciones tendientes a su desaparición dentro de la estructura política y jurídica de nuestro país. Y de una Secretaría de Estado, con esas características depende la CONADI y la solución del conflicto de las etnias de nuestro país.

Tal coordinación no fue ni explicitada ni reglamentada, sino que simplemente se enunció. En consecuencia, aquí no hay programas de salud. Para comprobarlo basta recorrer las reducciones indígenas. Allí se advierte la falta de médicos, de oculistas. Y para qué hablar de los problemas que afrontan los campesinos de la tercera edad, en fin. Asimismo, en las reducciones hay gran cantidad de madres solteras por la inexistencia de una política tendiente a capacitarlas para enfrentar su situación. No hay créditos rotativos ni ellos están sometidos a normas de rendimiento con el INDAP. Los créditos que se otorgan son prácticamente para que los campesinos compren algo para comer durante el año. Aquí no hay una relación entre este organismo y el Ministerio de Agricultura, ni la CORFO, etcétera.

Para entender por qué están pasando estas cosas, quiero recordar lo siguiente. El artículo 20 de la ley Nº 19.253 creó el Fondo de Tierras y Aguas Indígenas. Y a los señores Senadores que les interese el tema, debo manifestarles que bajo la modalidad de tierras en conflicto, desde 1994 a 1999, se han regularizado 27.015 hectáreas. Si consideramos a seis personas por familia, los beneficios alcanzarían a 12.474 personas. Si tenemos en cuenta que la población mapuche es de 964 mil personas, por tal procedimiento apenas se favorecería al 1,3 por ciento de ellas.

Por otra parte, bajo la modalidad estipulada en la letra A del artículo 20, en seis años se ha llamado solamente dos veces a concurso de subsidio individual de tierras. Y por esta vía se ha adjudicado la misérrima

Fuente: Republica de Chile - Senado

Publicado: 1999-06-16 | Revisado: | Enlace de actual documento: http://www.mapuche.info/?pagina=94