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2012-05-31 | Opinión | Mapuche“Lof†mapuche versus junta de vecinos ruralUna de las constantes históricas del pueblo mapuche desde la llamada “Pacificación de la AraucanÃa†es la deconstrucción de su organización social y polÃtica.Desde extensiones territoriales o Lof, pasando por comunidades organizadas bajo tÃtulos de merced, siguiendo por un periodo de división de las mismas en propietarios individuales, y terminando actualmente con “ficciones†de comunidades (debido a la liberalidad de la ley para creerlas, en perjuicio de los tipos de organización más tradicionales), terminando hoy en dÃa con una especie de juntas de vecinos rurales más que verdaderas entidades representativas del pueblo mapuche. Esta desarticulación no ha sido producto del azar o por una fatalidad histórica; por el contrario, ha sido el resultado de la única polÃtica pública constante y sistemática que ha tenido el Estado de Chile para con el pueblo mapuche. Esto es la “asimilaciónâ€, en el entendido que lo que mejor le podrÃa ocurrir al pueblo mapuche serÃa olvidarse de su origen indÃgena e integrarse total y definitivamente —sin distinción alguna— a la sociedad chilena. Está demás decir que, en este sentido, la desarticulación y la asimilación han sido también —hasta la fecha— las únicas polÃticas públicas “exitosas†del Estado de Chile para con el pueblo mapuche. Basta ver que actualmente la mayor concentración de mapuche en Chile se encuentra radicada en la Región Metropolitana, en donde muchos esconden, camuflan o al menos tratan de olvidar su origen. Sin embargo, el “éxito†de esta polÃtica pública, también le ha jugado en contra al Estado de Chile, lo cual ha quedado de manifiesto en los últimos años a propósito del llamado “conflicto mapucheâ€. Hoy en dÃa, debido a la desarticulación que ha sufrido el pueblo mapuche, resulta sumamente difÃcil encontrar interlocutores válidos con quienes llegar a acuerdos que sean vinculantes y que gocen de una legitimidad más o menos general dentro del pueblo mapuche. Además, las demandas sobre tierras se han extendido en forma ilimitada por la liberalidad para constituir comunidades, muchas de las cuales ya no buscan una recuperación de territorios perdidos o reconstruir un tipo de organización tradicional, sino que simplemente obtener una forma de ayuda estatal que les permita salir de la pobreza. AsÃ, convertidas en verdaderas juntas de vecinos rurales, ven que lo único que funciona ante el Estado es pedir tierra… Y bueno, tierra es lo que piden. Esta realidad nos debe permitir ver que para la existencia de un diálogo, es necesario que exista un “otro†y, por tanto, es necesario ayudar a reconstruir ese “otro†en el mundo mapuche. Ese es el mérito de la propuesta del Gobierno anunciada en el reciente mensaje del 21 de Mayo, al proponer la creación de dos nuevas áreas de desarrollo indÃgena (ADI). Se puede argumentar —y con razón— que las actuales ADI no han servido mucho. Pero con la ADI de Ercilla-Collipulli (centro de la violencia y el enfrentamiento del llamado conflicto mapuche) se abre un espacio que puede marcar una experiencia distinta y nueva sobre la forma de desarrollar las ADI. Me refiero especialmente al reconocimiento de figuras jurÃdicas distintas a las comunidades (que, por lo demás, son una imposición chilena, pues los mapuche nunca estuvieron constituidos como comunidades), como los Lof o Territorios de influencia, lo que implica, a su vez, el reconocimiento de determinados derechos colectivos, permitiendo un modelo de gestión territorial con una activa participación de las organizaciones más tradicionales del pueblo mapuche. Sin embargo, este anuncio también ha generado temor o al menos inquietud en muchos actores sociales de la AraucanÃa, que consideran que es abrir la puerta a algo que no sabemos cómo terminará. El problema es que si no avanzamos en soluciones de fondo para el llamado “conflicto mapuche†ya sabemos cómo va a terminar: con una violencia cada vez más radicalizada. Cualquier solución pasa por canalizar las aspiraciones del pueblo mapuche, las que no van a desaparecer porque las ignoremos, sino que existen y son reales y, por tanto, debemos enfrentarlas de la forma que permita la mejor y más armónica convivencia en la Región de la AraucanÃa. El establecimiento de un ADI en Ercilla-Collipulli, cuyo pilar sea una nueva forma de gestión territorial en base a Lof o Territorios, permitirÃa reconstruir a un interlocutor válido, dándole ademas, la oportunidad de empoderar a la gran cantidad de dirigentes mapuche que sà quieren un verdadero desarrollo armónico de su pueblo, permitiéndoles asà competir contra los dirigentes minoritarios que justifican la violencia, en ganar la verdadera alma de las reivindicaciones de nuestros pueblos originarios. Gonzalo Arenas Diputado UDI Fuente: El Mostrador Publicado: 2012-05-31 | Revisado: | Enlace de actual documento: http://www.mapuche.info/?pagina=3254 |