Tiempos violentos en la Región del Biobío:
La cruda nueva realidad del conflicto
mapuche
Domingo 19 de noviembre
de 2006

El
recrudecimiento de la violencia es la tónica de estos días.
Al comienzo de noviembre fueron atacadas dos cabañas de un
agricultor de la zona. Hasta hoy la fiscalía mantiene guardia
por posibles nuevos ataques.Foto:Víctor Salazar |
|
Los problemas se trasladan
de la IX a la VIII Región. La violencia es el pan de cada día. Incendios terroristas,
estrategias de combate y ataques con armas automáticas son algunas de las
características del resurgimiento de los conflictos en la zona mapuche. Una
nueva realidad que enfrentan, con complicaciones, la policía y la justicia
local.
Mariela Herrera M.
Desde la VIII región
A poco más de 40 kilómetros de Cañete y a 190 de Concepción se encuentra el
apacible lago Lleu Lleu, donde sus calmas aguas y solitarias playas están
rodeadas por montañas de la costera cordillera de Nahuelbuta.
Con un día soleado de noviembre es posible ver cómo alguno de sus cuatro brazos
se interna en cerros y acantilados.
Ésa es la vista que se tiene desde la vivienda de uno de los supervisores
de forestal Mininco, en el sector de Ranquilhue. O más bien, de lo que queda
de esa casa. Hace un año, un ataque acabó con la casa patronal y la del guardabosques,
contigua a ella.
Este hecho marcó una nueva forma de actuar de violentistas mapuches y un recrudecimiento
y sofisticación de las acciones emprendidas por quienes optaron por la vía
armada en el tema étnico y que continúa hasta el día de hoy.
Terror desde el lago
Pasadas las 11 de la noche de mediados de noviembre del año pasado, en el
living del hogar -de 240 metros construidos- veía televisión el dueño de casa
junto con su esposa y su hija de tres meses. Su suegra y su otra pequeña dormían
en la habitación cuando las despertó el chirriar del fuego que comenzaba a
abrasar la vivienda. Al mismo tiempo, un fuerte golpe cerca de la terraza
dio paso a que la familia completa, en pijama, se encontrara cara a cara con
tres encapuchados que los encañonaron hasta llevarlos fuera del predio y dejarlos
en el camino principal, la carretera P70. Lo mismo hacían con el cuidador
y su esposa mientras las dos casas ardían en llamas.
En el lugar se encontraron panfletos de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM,
organización que se define como defensora de los derechos de los mapuches)
en los que se leía "libertad a los presos políticos", "reafirmamos con fuerza
que toda forma de lucha nos llevará hacia la Liberación Nacional Mapuche",
entre otras consignas. El delito fue calificado como incendio terrorista.
Hoy, de la casa, sólo queda en pie la estructura de piedra de la chimenea,
dos autos destruidos y ya oxidados con el tiempo, y una investigación que,
poco a poco, arroja resultados y que da cuenta del nuevo modus operandi del
terrorismo en el sur. En el caso de Ranquilhue fueron entre 8 y 10 personas
encapuchadas las que, premunidas con armas de fuego, actuaron coordinadamente.
Mientras unos prendían fuego a la casa -el nivel de calor era tan grande que
aún no se ha podido determinar qué combustible fue usado, incluso no se descarta
que también se haya utilizado algunas sustancias químicas-, otros sacaban
a la gente de sus casas, y un tercer grupo cuidaba el predio. Y ya se tiene
determinado que fue, precisamente, por el pacífico lago Lleu Lleu por donde
ingresaron, en bote, los delincuentes.
Doce días atrás, también en la ribera del lago, dos de las cabañas de veraneo
del empresario Carlos Campos fueron atacadas: una de ellas fue quemada completamente
(aún están allí las carbonizadas sillas de lo que fue un comedor y, con el
lacustre paisaje de fondo, una cocina calcinada es lo poco y nada que queda);
la otra cabaña no alcanzó a prender a pesar de que lanzaron combustible por
debajo de la puerta. Eso sí, al menos estaban deshabitadas.
Ataques 2.0
Estos dos simbólicos hechos son algunos de los tantos que lleva en su poder
Mario Elgueta, fiscal de Cañete. Con carácter de "preferente", llegan a él
todos los casos que estén relacionados con actos de violencia mapuche en las
comunas de Cañete, Contulmo y Tirúa. Hoy, como las demás autoridades de la
zona, enfrenta un conflicto que, señalan, se ha "profesionalizado".
Las investigaciones de los actos hablan que los hechos no son delitos comunes:
se cree que responden a un grupo organizado cuya cúpula, de no más de 8 personas,
dirigen las operaciones que llevan a cabo ellos y las bases repartidas, principalmente
en estas comunas de la VIII Región. Cuando actúan lo hacen encapuchados y
ya hay indicios de una fuerte presencia de armamento automático en la zona.
Además, si antes uno o dos dirigentes tenían estudios superiores, en su mayoría
técnicos, hoy se ha determinado que muchos de los mapuches que participan
en estos actos tienen estudios universitarios, una cultura más de milicia
-incluso en muchos de los ataques ocupan ropa de camuflaje-, y una preparación
de estrategias que antes no se veía.
A eso, se le une el difícil trabajo que las fiscalías deben hacer con los
testigos. Muchos "peñis" (mapuches) conocen a quienes protagonizan los actos,
pero el miedo a recibir una represalia es mayor y no se atreven a declarar
en los juicios. A pesar de eso, hay unos cuantos que sí lo hacen, pero en
calidad de "testigo protegido"; es decir, se omite el nombre de ellos en el
expediente, además de recibir protección policial o, incluso, pueden ser trasladados
a otra región.
Pero ésos son los menos. Muchos prefieren no involucrarse, mientras que otros
tantos solidarizan con los ataques a los huincas. En más de una ocasión, cuando
la policía se dirige a alguna de las comunidades mapuches para hacer algún
allanamiento, u otro procedimiento, escuchan en las radios la señal de emisoras
comunitarias que dan cuenta de los vehículos que se dirigen a tal zona.
Se suma a eso que la dotación policial no da abasto para la naturaleza de
los delitos. En Tirúa, la zona más complicada y, según antecedentes policiales,
comuna donde se concentrarían los mapuches más activos, son 20 los policías
de la tenencia. Y si bien a veces se han visto reforzados por la Gobernación
marítima -para que patrullen el Lleu Lleu- o el Gope, esas ayudas son específicas
y no son la constante por estas tierras.
De ahí que hace un año, desde la VIII Región se pidió a Carabineros que creara
una subcomisaría de Fuerzas Especiales en Cañete, pero hasta hoy no han recibido
una respuesta concreta. Se reiteró la petición hace unas semanas y, según
creen las autoridades judiciales cañetinas, se enviarían más carabineros a
la zona, pero ya se les aclaró que no hay recursos para una nueva unidad.
Si bien en un principio demoró, lo que sí ya está funcionando entre las fiscalías
es una coordinación en el actuar. Por ejemplo, al mostrar ya que el conflicto
mapuche no es exclusivo de un par de comunas, ni siquiera de una sola región,
las diferentes jurisdicciones están recibiendo el apoyo de una unidad especializada
de la Fiscalía Nacional, la de Crimen Organizado.
Además, las fiscalías del sector se coordinan con cruces de información y
datos de los casos que persiguen.
Tal como ocurrió este viernes cuando, al mediodía, en la comunidad mapuche
Juana Millahual (en la comuna de Contulmo, jurisdicción del fiscal de Cañete,
Mario Elgueta), carabineros detuvo a José Llanquilleo, uno de los líderes
de la Coordinadora Arauco Malleco que tenía una orden de detención por incendio
terrorista emanada de la fiscalía de Collipulli. Este hecho no sólo mostró
la coordinación, sino una sentencia que se repite acá en las tierras mapuches:
los actos terroristas indígenas tienen el mismo origen: "El problema está
en Cañete, Tirúa y Contulmo. Son las mismas personas que actúan por estos
lados las que lo hacen en otras comunas, incluso de la IX Región", señala
un alto funcionario del Ministerio Público de Concepción.
Esas seguridades con que manejan información las fuentes judiciales contrastan
con la falta de recursos. A la escasez de uniformados se suma la falta de
infraestructura; por ejemplo, el fiscal se mueve en su propia 4x4, pero la
fiscalía, en estricto rigor, no tiene vehículo. Situación que parece increíble
al circular por el a veces serpenteante camino que une las comunas del sur
de la VIII Región junto con los casi intransitables caminos interiores.
Camino como el que recorrió el fiscal de la zona junto con carabineros hace
algunos días. Un dato los llevó a un alejado pique abandonado. Allí, donde
décadas atrás se buscó oro, fue encontrado un plano hecho a mano pero muy
preciso de la tenencia de Tirúa con estudiados detalles, como el número de
personas que allí trabajan, las distancias. Quienes lo vieron comentan que
incluso estaban marcados los ángulos de tiro para el supuesto ataque. Junto
con eso, en los alrededores de la abandonada mina se encontró material que
indicaría que se ocupaba como campo de entrenamiento de tiro. Antecedentes
que investiga la fiscalía.
A la topografía del lugar, a la naturaleza de los delitos, a la diferencia
de las etnias se une en esta zona del país un factor histórico: fue precisamente
en Cañete donde Pedro de Valdivia encontró la muerte en manos de Lautaro y
también en este lugar habría sido empalado Caupolicán por órdenes españolas.
Más de cuatrocientos años después la zona parece no haber olvidado los conflictos
y hoy huincas y peñis continúan en la lucha.
PERFIL
El sheriff de los casos mapuches
Sacha es un rottweiler con una importante misión: ser la guardiana del fiscal
de Cañete, Mario Elgueta (34 años).
Este abogado de la Universidad de Concepción sabe que su trabajo tiene riesgos.
Los mapuches investigados por la Justicia lo consideran un traidor y ya ha
recibido más de una amenaza y uno que otro tiro.
Tres años trabajó como abogado en la Gobernación de Arauco, cuando el mandamás
era Rodrigo Peñailillo, actual jefe de Gabinete de la Presidenta Michelle
Bachelet. En aquel cargo debió resolver más de una crisis con los mapuches
y donde adquirió el gusto por lo penal y por el tema de las etnias.
En el año 2004 postuló a la fiscalía de Cañete y quedó.
Allí pasa hoy la mayor parte del tiempo. En época de vacaciones logra escaparse
a Chiloé, lugar donde vivió desde los 8 a los 18 años.
Con unos 20 mil habitantes, muchos de ellos repartidos en la zona rural, Cañete
es una ciudad pobre, con no más entretención que el club social del lugar,
donde el fiscal suele jugar pool tratando de igualar las buenas marcas que
tenía en la universidad. Pesca deportiva y acampar son otras de las pasiones
de este personaje de la zona mapuche de la región de Bío Bío, que vibra con
unas buenas machas de la zona de Quidinco y que hoy tiene la compleja labor
que le da su título de "fiscal preferente en causas relacionadas con el tema
étnico y de relevancia policial".
CAÑETE, CONTULMO Y TIRÚA
Far West a la chilena
Algunos de los incidentes ocurridos en la convulsionada zona en los últimos
dos años, según datos de la fiscalía.
Incendio (6/6/04): En el sector de Alto Antiquina (Cañete) un tractor descortezador
es incendiado. Se adjudica el hecho una organización llamada "coordinadora
de comunidades mapuches en conflicto".
Maltrato de obra a Carabineros (13/10/04) En Tranaquepe (Tirúa) Carabineros
busca madera hurtada en la comunidad Nicolás Calbullanca. Son atacados desde
el otro lado del río con tiros de escopeta.
Amenaza y daños (01/4/05): En un camino interior de Tranaquepe, un camión
forestal es atacado por desconocidos. Al no detenerse, es baleado. Se presume
que se usó un fusil o armas automáticas.
Daños y amenazas (04/04/05): Una camioneta de una forestal es baleada en la
orilla del lago Lleu Lleu como represalia por un operativo de incautación
de madera efectuado ese día.
Amenazas, daños calificados (20/7/05): Dentro de la comunidad Juana Millahual
(Contulmo) personas encapuchadas atacan y retienen por dos horas al gobernador
de Arauco y a su comitiva. Estarían protestando por un proyecto de extracción
de escandio.
Robo con intimidación y maltrato de obra (16/10/05): El fiscal de Cañete ingresa
a la comunidad Nicolás Calbullanca junto con Carabineros en busca de animales
robados. Son repelidos a tiros desde los cerros.
Incendio, daños calificados y amenazas (10/11/05): En Ranquilhue (Tirúa) un
comando con características paramilitares quema dos casas de empleados de
Mininco y tres vehículos. Lanzan panfletos de la Coordinadora Arauco Malleco.
Incendio (12/8/06): A orillas del lago Lleu Lleu (en la zona de Tirúa) queman
dos cabañas de turismo.
Incendio (6/11/06): En la misma zona del lago, dos cabañas son atacadas. Queman
una completamente y la otra sólo alcanza a ser rociada con combustible pero
no alcanza a prender.
Daños (10/11/06): En la comunidad indígena Nicolás Calbullanca (Cañete) atacan
el vehículo del director regional de la CONADI de la VIII Región. Son dos
personas con el rostro cubierto que disparan a los vidrios del vehículo.