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El
asesinato por parte de Carabineros de Edmundo Alex Lemún en noviembre,
el procesamiento de dirigentes y comuneros ligados a la Coordinadora Arauco
Malleco de Comunidades en Conflicto (CAM), acusados de asociación
ilícita terrorista, junto al hallazgo, el 11 de diciembre, del cuerpo
del joven dirigente pehuenche Jorge Suárez Marihuán, de la
comunidad de Malla-Malla en el Alto Bío Bío, donde antes
ya habían muerto los hermanos Agustina y Mauricio Huenupe (12 de
julio), hablan claramente de lo que ha sido la ofensiva iniciada contra
el movimiento mapuche durante el año 2002 y sus múltiples
formas: arrestos selectivos, allanamientos policiales, intervenciones telefónicas
y manipulación de las informaciones entregada por los medios de
comunicación, son parte de la estrategia utilizada por el gobierno
chileno.
El año 1997, con la quema de los camiones
de la Forestal Mininco en Lumaco, se inició una nueva arremetida
del movimiento mapuche por la recuperación de sus tierras y derechos
ancestrales. A partir de ahí, el discurso de las organizaciones
mapuches se fue perfilando y hoy hasta la orgánica más cercana
a la Concertación habla de autonomía política. Por
su parte, aquellas que han presentado una postura de avanzada, ya no hablan
sólo de recuperación de tierras, sino de control territorial.
Es este discurso integral, que más allá de las reivindicaciones
inmediatas abraza una crítica al modelo en su conjunto -política,
económica, social y culturalmente- el considerado "peligroso" por
las autoridades. "Impedir definitivamente que la conciencia del mapuche
pase de un nivel reivindicativo y social a un nivel político, es
el aspecto principal a que apunta la estrategia de gobierno", asegura un
importante dirigente mapuche, que no quiere facilitar la tarea represiva
entregando su nombre.
"Entre palos y la zanahorias"
En coherencia con esta política de "criminalización"
de un sector del movimiento mapuche y de militarización de la zona,
está también la cooptación de comunidades y dirigentes,
a través de la introducción de recursos económicos
junto con el discurso del "nuevo trato". El viejo truco de "el palo y la
zanahoria" se evidencia a cada paso, siendo su exponente mayor el accidentado
Plan Orígenes (133,4 millones de dólares en cuatro años),
que ya debería estar en plena ejecución pero que, debido
a problemas de implementación y administración, incluidas
algunas denuncias de "sobresueldos", no ha sido percibido por las comunidades
como una solución real a sus problemas, aunque sin duda ha generado
expectativas al interior del movimiento mapuche y el consiguiente inmovilismo
en algunos sectores y su domesticación en otros.
Para el dirigente mapuche, este año también
se dio "un desgaste natural" en el movimiento, sobre todo en aquellos sectores
que han mantenido una férrea resistencia al atropello de sus derechos.
Esto sería lo que explica el caso del acuerdo al que, finalmente,
llegó Nicolasa Quintremán con Endesa, en orden a permutar
sus tierras, lo que es visto por el dirigente, más como "síntoma
del desgaste por tantos años de lucha", que como una "traición".
La proscripción
La persecución político-judicial
a los comuneros mapuches, en un proceso plagado de irregularidades, con
presentación de evidencia inconsistente y audiencias secretas, entre
otros ejemplos, mostró con mayor grado de evidencia la concomitancia
entre el gobierno y los grupos económicos, convirtiéndose
la arremetida judicial en una especie de certificado de buena conducta
del gobierno al mundo empresarial tanto nacional como internacional.
Pero es el propio modelo "el que genera polos
de conflicto", señala el dirigente, identificando un importante
polo de conflicto en la ley de pesca recientemente aprobada y señalando
que "a mediano plazo, tanto los pescadores artesanales chilenos como los
pescadores ribereños mapuches, principalmente lafquenches, se van
a ver afectados". Eso, y la consecuente respuesta ante la represión,
muestra indicios de que la movilización mapuche no disminuirá.
"No es posible contener el movimiento mapuche", afirma el dirigente, aunque
tampoco hay muestras de que la represión declarada por el gobierno
vaya a disminuir, por lo que vaticina que cuando la institucionalidad no
pueda reprimir al movimiento mapuche, el gobierno no escatimará
en "modificar sus propias leyes, endureciéndolas o creando nuevas
figuras jurídicas para reprimir", y no descartando que "simplemente
entren a operar bandas paramilitares que sobrepasen la institucionalidad".
Ante los últimos hechos, "hoy día
tenemos que el Estado chileno ha proscrito a una parte del movimiento mapuche
que ya no podrá funcionar de manera abierta como lo hacía",
por lo que seguramente ya no podrá funcionar de la misma manera,
y eso significa enfrentar nuevos desafíos desde el punto de vista
de la organización.
Es por lo dicho que "mejorar los vínculos
con organizaciones mapuches urbanas y de las comunidades" va a ser un objetivo
para la Coordinadora en el próximo período: "Mejorar la relación
con la conciencia mapuche para incidir en ella. Nuestros esfuerzos van
a apuntar a eso: a crecer, a influir y a entregar mayor contenidos políticos
a las organizaciones".
En el caso de las organizaciones mapuches urbanas
presentes en Santiago, ellas mostraron un bajo perfil público este
año, en algunos casos debido a una orientación consciente
hacia las comunidades, con lo que dejaron de contrarrestar comunicacionalmente
la ofensiva del gobierno. Cuando las orgánicas que funcionaban en
la capital tenían una presencia pública y eran activas emisoras
de información directa de las comunidades, el apoyo ciudadano a
la causa mapuche era mayor que el actual.
Hoy ya se nota un movimiento ascendente desde
las agrupaciones capitalinas, movidas por los acontecimientos y remecidas
por la ausencia de protagonismo mapuche en la ciudad con mayor presencia
de esa etnia. Pero quizás lo más importante que espera al
movimiento mapuche, tanto en las comunidades como en las organizaciones
urbanas, es el debate político a la altura del proceso que se debiera
dar en el período próximo; y las definiciones que debiera
arrojar en torno a conceptos como autonomía, control territorial,
liberación nacional; e incluso algunos debieran dilucidar la vieja
disyuntiva: asimilación o integración.
Depredación del medio
ambiente y los recursos
Chile cada vez más
pobre
Arnaldo Pérez Guerra
La situación medioambiental es preocupante.
Existen serias presiones sobre todos los recursos naturales renovables.
Los recursos naturales se siguen deteriorando y extinguiendo, producto
del sistema de explotación que prefiere la fácil ganancia
y no la sustentabilidad ambiental.
Ejemplos de depredación del medioambiente
en nuestro país hay muchos: la expansión urbana, el deterioro
de los suelos, la contaminación del aire y agua, la tala de bosques,
la extinción de especies, el manejo de productos químicos,
etc. A la larga lista se agregan nuevos contaminantes como el ozono, y
los problemas ambientales en provincias y ciudades completas como Rancagua,
Temuco, Andacollo, Iquique, Talcahuano, Tocopilla, Valdivia y otras.
Chile no posee una política de biodiversidad,
a tal punto que ni siquiera conocemos lo que estamos perdiendo. Mientras,
se sigue agudizando la contaminación de los suelos: la salinización,
el agotamiento de los fertilizantes y la erosión. Ese es el cáncer
de nuestra tierra. Gracias al modelo, que desprecia y arrasa la naturaleza,
perdemos cada vez más nuestro patrimonio. Es decir, mientras más
y más exportamos y explotamos la naturaleza, más y más
nos empobrecemos desde el punto de vista ambiental y social. Estamos hipotecando
el futuro de generaciones, sin siquiera darnos cuenta, aunque otros sí
saben bien lo que hacen.
¿Y Ricardo Lagos?
Durante el 2002, el gobierno de Lagos puso en evidencia
su desprecio al medio ambiente al aprobar el aumento de la superficie de
Santiago en 90.000 nuevas hectáreas. Sumadas a las actuales 60.000,
proyecta un área urbana de 150.000 hectáreas. Esta grave
decisión va en contra del Plan de Desarrollo, ya aprobado para la
ciudad, y de las recomendaciones del Plan Descontaminación.
Lo propio ocurre con la Ley de Pesca, que otorga
gratuitamente la depredación del mar a un pequeño grupo de
empresarios; y la aprobación para quemar petcoke en Polpaico, que
se agrega a la II y III regiones, donde ya las empresas.
Norgener, Guacolda y Electroandina emiten el contaminante.
También está en carpeta la elaboración de un proyecto
de ley que adjudica cupos de contaminación del aire a empresarios,
a través de bonos de emisión transables.
El desmantelamiento de las normativas medioambientales
se aprecia en el nuevo reglamento, que disminuye en un 15 por ciento el
tiempo de tramitación de los proyectos, y en la suspensión
del etiquetado de los productos transgénicos, lo que impide su control.
El propio gobierno, a través del Informe
País 2002, reconoce la insustentabilidad del modelo económico
en el uso de los recursos naturales. Pareciera que muchos de estos estudios
e investigaciones se elaboran para cumplir compromisos internacionales
de cooperación, pero las decisiones políticas van por otro
lado.
"Este fue un año perdido para la defensa
del medio ambiente. La visión economicista en el gobierno ha hecho
que se ponga al ambiente como un obstáculo para el crecimiento.
Cuando se convoca una agenda como la Agenda Pro Crecimiento, ésta
tiene como condición política no explícita que uno
de los obstáculos es el ambiente, por lo que el tema sale de lo
que podría ser discutible. Se trata de remover el obstáculo,
sacarlo de la agenda", señala Manuel Baquedano, del Instituto de
Ecología Política.
"En tres años de gobierno no ha logrado
concretar ni el 10% de su Programa en el Area Ambiental, el cual contempla
una Ley de Bosque Nativo, una Política de Uso y Conservación
de Suelos, la creación de una Autoridad Nacional de Recursos Naturales;
la creación de un Sistema Nacional de Fiscalización Ambiental
Integral encabezado por una Superintendencia de Medio Ambiente, el establecimiento
de gobiernos para la ciudad elegidos democráticamente en los grandes
centros urbanos, una política de reducción y reciclaje de
la basura y una institución de asesorías urbanas para todos
los municipios del país", recuerda la ecologista Sara Larraín.
Desrregulación
Los sectores ambientalistas coinciden en que la
desrregulación es un aspecto importante a la hora de hacer un balance.
Lucio Cuenca, del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales,
agrega: "Habíamos hecho una proyección, a fines de 2001,
de lo que pensábamos iba a caracterizar el año que termina.
Lo denominamos el desmantelamiento de la institucionalidad ambiental, que
se observa en la escasa voluntad política para modificar ciertas
reglamentaciones, y simplemente desmantelar lo que se había conseguido
en los últimos 12 años. Esa proyección, en gran medida
se ha visto, lamentablemente, materializada". Lucio Cuenca agrega: "Lo
que ha pasado con el tratamiento de la basura en Santiago y con Alumysa
en Aysén demuestra, en el fondo, la voluntad del gobierno de aprobar
cualquier proyecto empresarial sin que se tenga a la vista proyectos de
desarrollo local, de desarrollo regional. Y más aun, se privilegia
sólo los aspectos económicos de los proyectos. En el caso
de la basura en Santiago, conflicto que se arrastra por más de una
década, no ha habido voluntad del gobierno, se ha cedido ante las
presiones económicas. Se 'invirtieron' recursos públicos
en determinar los mejores lugares en el Area Metropolitana para establecer
proyectos sanitarios, pero finalmente se instalaron en otros lugares que
no reunían las condiciones, poniendo en riesgo el medio ambiente
y la salud de la población".
Existen problemas medioambientales sin resolver
y que se mantendrán el próximo año en la agenda de
los ecologistas y la ciudadanía. Uno de ellos es la Central Hidroeléctrica
Ralco, que va a inundar un hábitat único en el mundo y de
paso llevará a la extinción a los últimos pehuenches.
Lo propio ocurrirá con la industria Alumysa en Aysén. Son
problemas abiertos, que lamentablemente no están en la agenda gubernamental.
Lo propio se podría decir de la implementación de los Tratados
de Libre Comercio y cómo afectarán los ecosistemas de las
regiones que explotan recursos naturales. Lucio Cuenca señala, refiriéndose
a este último aspecto: "Se aproxima la implementación de
los acuerdos comerciales, el Tratado de Libre Comercio con la Unión
Europea y con los Estados Unidos, lo que va a tener importantes consecuencias
en el aspecto medioambiental. Creo que se va a mantener la tónica
fundamental que se ha mantenido hasta ahora: acceder abiertamente a la
Agenda Pro Crecimiento, lo máximo de 'flexibilización' por
parte del gobierno, depredando los recursos y entregándolos a las
transnacionales; pero también, sin duda, se mantendrán los
movimientos de resistencia, de lucha a nivel local y regional que van a
tratar de salvar sus patrimonios y el entorno en el que viven". Eso marcará
la agenda medioambiental el próximo año y los siguientes.