Red Chilena Indigena y Popular |
New York, Agosto 2001.
Desde los territorios de base y desde las comunidades ,dos activistas mapuches analizan los ultimos acontecimientos en Temuko.
Los caballos y sus jinetes
eléctricos irrumpen por calle Arturo Prat de sur a norte,
atropellando a la muchedumbre que grita y escupe su rabia de siglos.
Atrás, las aguas del río Cautín quieren desbordarse
y en el otro extremo de la ciudad, en la cima del cerro Ñielol,
el alma de los antiguos guerreros alza el vuelo junto a una bandada de
treiles y bandurrias para acechar a sus hermanos en el campo de batalla.
El equilibrio fue roto hace siglos por el invasor y hoy las aguas buscan
inexorables recuperar su
espacio vital. ¡Marri
chiweu!, se escucha en el preciso instante en que los witruwe (boleadoras)
vuelan por los aires y luego se abrazan a las patas de los caballos que
caen sobre el cemento impávido de la ciudad de Temuko. El rostro
incrédulo de los jinetes, que sólo segundos atrás
golpeaban con sus bastones a hombres, mujeres, niños y ancianos
mapuche, mutó instantáneamente desde el odio y la rabia hacia
un pavor profundo. Nos dolió dañar a los caballos pero era
necesario derribar y golpear
Fue el 25 de julio, el día en que el pueblo mapuche inundó las calles de Temuco como un río que busca su propio cauce, diciendo basta a 500 años de genocidio, robos, explotación y abuso. En la memoria reciente de quienes se enfrentaron de igual a igual con las fuerzas represivas de Carabineros, estaba la casa destruida de Avelino Meñaco, lonko de la comunidad Pascual Coña de Lleu-Lleu, el horror de los niños que se encontraban en la casa de Meñaco, quienes sufrieron el ataque con balines y bombas lacrimógenas, las heridas de Héctor Llaintul a quien Carabineros disparó a quemarropa en la cara y el pecho, el balín que reventó el ojo de Abraham Santi, los heridos a bala de Tirúa y el allanamiento al Consejo de Todas las Tierras.
Para conocer más detalles de los últimos sucesos ocurridos en territorio mapuche, Punto Final conversó en Temuko con Francisco Caquilpán, Presidente de la Corporación de Desarrollo y Comunicaciones Mapuche Xeg-Xeg, una de las organizaciones que convocó a la movilización.
¿Cómo evalúan ustedes la última manifestación mapuche en Temuco?
Lo que ocurrió el 25 de julio fue una respuesta clara y categórica de las distintas organizaciones de nuestro pueblo a la ola represiva desatada por el gobierno en territorio mapuche. Nuestras comunidades en las provincias de Arauco, Malleco, Cautín y Valdivia han sido allanadas y tremendamente violentadas con la detención y la agresión sufrida por nuestros niños, mujeres y ancianos. Las modestas viviendas de nuestra gente han sido totalmente destruidas por las fuerzas policiales. Esta es la respuesta del gobierno al proceso de recuperación de nuestras tierras, proceso que seguirá adelante en forma inclaudicable.
¿Pero qué significado tuvo esta manifestación? ¿se logró la unidad de las distintas organizaciones mapuches?
Creo que tuvo varios significados
y mensajes. En primer término, quisimos decirle al gobierno chileno
que el tema mapuche no es de carácter delictual. Este es un
tema de estado, un tema político, el cual no puede seguir tratando
a nivel policial. En segundo término, enviamos un mensaje a Carabineros
e Investigaciones, instituciones encargadas de la represión a nuestro
pueblo: nosotros no permitiremos los allanamientos en nuestras comunidades.
No aceptaremos más que vayan a meterse a nuestras casas los agentes
del estado. Si lo hacen, estarán violando nuestros derechos y como
personas, como seres humanos, tenemos el derecho de impedirlo. Otro
elemento importante fue
la rapidez con que actuamos las ocho organizaciones que convocamos a la
manifestación, lo que refleja dos cosas: que todos los mapuche estamos
atentos a lo que ocurre con nuestra gente y que siempre hemos estado
unidos. Para nosotros esa unidad se expresa en todos aquellos aspectos
que tienen que ver con lo que somos como pueblo y la defensa
¿Cómo fue la represión de Carabineros el 25 de julio?
La represión fue igual
que en dictadura. Es la misma violencia que sufre nuestro pueblo desde
la invasión española y luego la chilena. El 25 de julio fuimos
detenidos 127 hermanos, entre adultos, niños, mujeres y ancianos.
La agresión la inició la policía y nosotros nos defendimos
de esa represión. No hubo ninguna consideración con las mujeres
y niños. Incluso hubo dos hermanas embarazadas, una de Ercilla y
la otra de Valdivia, que fueron golpeadas y hoy arriesgan perder a sus
hijos. El racismo de
Carabineros es tremendamente
fuerte, resultado de la formación que le entregan en las academias
policiales. Para mí, el racismo es una enfermedad que tiene su origen
en la educación de este país. Y el desprecio hacia nuestro
pueblo es una enfermedad que no tiene límites.
Tengo entendido que usted también fue detenido. ¿cómo fue su experiencia?
Como los convocantes estábamos plenamente identificados, también fui detenido y me dieron muy duro en todo el cuerpo, especialmente en los riñones. Te insisto, yo sufrí la violencia en dictadura y no hay diferencia con esta democracia concertacionista.
¿Cómo los ha afectado la nueva Reforma Procesal Penal y su reciente aplicación en la novena región en causas del pueblo mapuche?
Existe poco conocimiento teórico de los cambios que ha introducido esta reforma, sin embargo, nosotros como pueblo mapuche hemos sufrido sus consecuencias en nuestras comunidades. El allanamiento a la sede del Consejo de Todas las Tierras y la represión brutal contra nuestros hermanos en presencia de dos fiscales del Ministerio Público de Temuco, constituye un ejemplo gravísimo de su significado.
¿Cómo piensan enfrentar esta situación?
Hay que enfrentarla de manera organizada. Nosotros tenemos claro que con esta reforma el estado chileno intenta desconocer una vez más nuestros derechos ancestrales y el derecho y el deber que tenemos como pueblo a luchar por ellos. La verdad es que esto no es nada nuevo, desde que el estado invasor se instaló en nuestras tierras toda la legislación creada ha violentado nuestro ser mapuche. En este contexto, la nueva reforma es la negación del winka de nuestro pueblo como tal. Pretenden desconocer que nosotros existíamos como pueblo, como cultura y como historia, mucho antes que el estado chileno se constituyera como tal.
¿Cuáles son los grandes objetivos del pueblo mapuche a futuro?
La lucha mapuche pasa porque nuestros derechos sean reconocidos como colectivo, como sociedad, como pueblo. El estado chileno tiene que reconocernos como una sociedad distinta. Esto significa implícitamente la lucha por el territorio y su recuperación. Hasta 1883, los mapuche teníamos 10 millones de hectáreas reconocidos por la corona española en el tratado de Quillín, firmado en 1641. Luego fue el estado chileno quien nos quitó ese territorio entre los años 1883 y 1930 para entregarlo a los colonos extranjeros, militares y personas no mapuches. A partir de entonces, nos quedaron 500 mil hectáreas, de las cuales hoy sólo tenemos 300 mil para una población total de 1 millón y medio de mapuches. Paradojalmente, la empresa Mininco cuenta en la actualidad con 500.000 hectáreas de terreno. En este contexto, nuestra lucha es esa: recuperar nuestro territorio, volver a reconstruirnos como sociedad y volver a plantearnos un desarrollo político para las futuras generaciones.
¿Cómo piensan llevar a cabo esos objetivos?
Para ello estamos implementando
distintos niveles de organización, distintas propuestas que no tienen
que ver sólo con la recuperación del territorio, sino
con el desarrollo económico, con la salud, la educación,
la comunicación y con la concepción misma de ese desarrollo.
Estos son los elementos que hoy día están presentes y van
a seguir estando hasta que el estado chileno efectivamente reconozca nuestros
derechos. Nosotros creemos que tarde o temprano va a ser así y mientras
más temprano mejor, de lo contrario el costo político para
el estado chileno será mayor. Nuestra lucha hoy la entendemos inserta
en la lucha de los pobres de este país, del
continente y del mundo.
Y como el pueblo mapuche se ha ganado un espacio en el contexto internacional,
lo que ocurra en Chile con nosotros va a tener necesariamente una repercusión
en el mundo. Por lo tanto, el estado chileno, quiera o no quiera, tendrá
que reconocer los justos derechos del nuestro pueblo.
¿Cómo van a conseguir el desarrollo en los ámbitos que Ud. plantea?
Nosotros tomamos la decisión política de formar 5.000 profesionales mapuches en los próximos 20 años, los cuales aportarán su experiencia en nuestro territorio. Esta es una decisión estratégica, que junto con la recuperación de nuestro territorio, jugará un papel fundamental en el desarrollo de mejores condiciones de vida para nuestro pueblo. Lamentablemente, nuestros hijos han tenido que emigrar fuera del país debido a las dificultades que enfrenta cualquier persona pobre para estudiar hoy en Chile. Actualmente, hay un número importante de jóvenes mapuches estudiando medicina en Cuba, país que nos tendió su mano generosa, a pesar de los múltiples problemas que enfrenta en la actualidad. En esa isla se formarán 300 médicos mapuches en los próximos 10 años, quienes tienen el compromiso de volver a nuestras comunidades a aportar y compartir sus conocimientos con su propio pueblo.
El gobierno y las autoridades regionales han acusado a los mapuche de actuar en forma violenta y vandálica en la manifestación del 25 de julio. ¿Cuál es su opinión al respecto?
Tenemos claro que las autoridades
y los medios de comunicación han acusado de manera interesada a
nuestro pueblo de ser violento, de ser un pueblo guerrero. Nosotros decimos
categóricamente que somos uno de los pueblos más pacíficos
que puede haber existido hasta antes de la llegada de los invasores a nuestro
territorio. Los mapuche nunca invadimos a otro pueblo, contábamos
con un territorio amplio donde teníamos un desarrollo armónico
con el hombre y la naturaleza. Nuestra razón de ser no es el dominio
del hombre sobre la naturaleza, sino el equilibrio entre ambos. Así
ha sido nuestra existencia durante los miles de años de historia
de nuestro pueblo.
Hay chilenos que dicen que
el pueblo mapuche tiene 1.000 o 2.000 años de historia. Yo les digo
que un pueblo sólo para construir el idioma necesita
15.000 años y de acuerdo a muchos estudiosos de la lengua, el mapudungún
es el idioma más perfecto que existe. Somos un pueblo que
tiene miles de años de existencia y eso está en la memoria
de nuestra gente y
¿Cuál es la estrategia futura del pueblo mapuche?
El cómo defendemos nuestros derechos en el futuro, dependerá de cuál es la estrategia que vayamos desarrollando en el tiempo. Hoy es la movilización para la denuncia de los atropellos, pero en algún momento determinado nuestro pueblo desarrolló la movilización y la organización para la resistencia y nosotros hoy nos declaramos como un pueblo que resiste la invasión de una nueva forma de dominación. Hoy el estado chileno se colude con las empresas transnacionales y desarrolla una nueva forma de invasión y depredación de nuestro territorio. Sin embargo, para nosotros la tierra es intransable y para defenderla desarrollaremos distintos niveles de organización y realizaremos todas las movilizaciones y acciones que haya que efectuar. Para conseguir nuestros objetivos estratégicos, estamos en un proceso de formación de nuestra gente en distintos ámbitos.
¿Qué mensaje le enviaría Ud. a sus hermanos mapuche?
Hoy es importante valorizar
el nivel de organización que nuestra gente ha logrado en las comunidades
y en la ciudad y es fundamental realzar el hecho que nuestra gente,
que vive en la ciudad, se organiza para recuperar su identidad participando
directamente en el proceso de recuperación de nuestro territorio.
Hoy es fundamental repoblar nuestras tierras y por ello decimos a nuestra
gente que vuelva a su territorio. Y cuando hablamos de nuestro territorio,
hablamos de la octava, novena y décima región. Quienes hemos
vivido en la ciudad tenemos claro que ella no nos ofrece absolutamente
nada y por lo tanto no tenemos nada que hacer en ella. Nuestro desarrollo
como pueblo pasa necesariamente por recuperar nuestro territorio y darnos
desde allí una organización que nos permita hablar de igual
a igual con el estado chileno. Nuestro desafío hoy es formular una
propuesta política como pueblo, como sociedad, como nación
mapuche y crear una estructura política de y para nuestro pueblo,
sin avales ni tutelas del es
MANUEL HOLZAPFEL G.
en Temuko.
Una gran casona de madera,
color blanca se deja ver de pronto entre los árboles, que
agitados fuertemente por el incesante viento austral, vigilan atentos el
remolino de hojas y polvo que sube desde el valle hacia algún lugar
distante. Desde el techo de una ruka contigua, surge una columna de humo
que en ese preciso instante debe ser observada más allá de
los márgenes de los ríos Cautín y Quepe, frontera
natural del territorio de Makewe (Tierra de Maki), de 10 mil habitantes
y una superficie de 200 kilómetros cuadrados, distante a sólo
15 minutos hacia el sur-oeste de la ciudad de temuko. La casona blanca
es el Hospital Makewe Pelales, primer centro asistencial intercultural
de Chile y América Latina, donde confluyen los saberes de la medicina
occidental y los de la machi, en un intento por romper la hegemonía
histórica de una cultura sobre otra. Este es nuestro hospital, nos
dice con indisimulado orgullo Francisco Chureo, Director del centro
asistencial, al recibirnos e indicar con su mano derecha en forma circular
un espacio que trasciende ese lugar y se pierde en la
¿Cuál es el origen de este hospital, cómo nació la idea?
El origen de este hospital
se remonta alrededor del año 1895, fecha en que nace como un pequeño
dispensario en el que se atendía en forma ambulatoria. Sólo
a partir de 1927 se constituye en hospital, recibiendo pacientes en calidad
de internos y dependiendo de la Iglesia Anglicana. Nosotros, como Asociación
Indígena para la Salud, asumimos la responsabilidad de dirigirlo
en 1999. Desde ese momento comenzamos a aplicar el modelo de salud intercultural,
complementando la medicina winka con la mapuche porque creemos que en la
salud no sólo inciden aspectos biológicos sino además
condicionantes sociales y sicológicas. El médico occidental
atiende siempre
lo biológico, poniendo
allí el énfasis para curar las enfermedades.
¿Cómo enfrenta la medicina mapuche la enfermedad?
Nuestra medicina pone el
énfasis en el lado espiritual del hombre, en su totalidad. Nosotros
tomamos en cuenta los tres aspectos esenciales del hombre y la mujer: lo
social, que es estar bien con la familia, los vecinos y el mundo en general;
lo sicológico, que tiene que ver con mantener una mente sana,
sin ningún desequilibrio mental; y el cuerpo, cuya salud depende
de los dos primeros aspectos. Para nosotros el bienestar del ser humano
es un todo y por lo tanto lo físico, lo espiritual y lo sicológico
deben estar bien y
en equilibrio para que una persona esté sana.
¿Qué resultado han tenido desde 1999 a la fecha?
Hemos tenido resultados muy positivos porque nuestra gente ha vuelto a creer en nuestra medicina y eso la ha acercado a su cultura. Es allí donde encuentran la espiritualidad, en los valores de nuestra cultura mapuche. Hoy complementamos la medicina occidental llevando a los enfermos a la machi y ésta en algunas ocasiones los envía a nuestro hospital. Lo que buscamos es solucionar los problemas de salud que aquejan a nuestros hermanos, quienes no han podido superar sus afecciones con la medicina occidental.
¿Ustedes atienden sólo pacientes mapuches?
Aquí atendemos a todas las personas sin discriminación alguna y en forma gratuita. Los pacientes sólo tienen que retribuir con el dinero que puedan. Históricamente el pueblo mapuche cuando va donde la machi paga lo que esté a su alcance.
¿Qué porcentaje de la comunidad de Makewe se atiende en el hospital?
Aquí se atienden los 10 mil habitantes que componen nuestra comunidad, además de los hermanos de la comuna de Imperial y parte de las comunas de Freire, Padre de las Casas y de Temuco. Tenemos muchos pacientes porque hemos mejorado la calidad de la atención brindando un trato humano a todos por igual. Nosotros vemos al hombre como un todo y eso nos obliga moral y éticamente a atenderlo en forma amable, digna y cariñosa, independientemente del lugar de donde venga o si tiene dinero para pagar o no.
¿Cuántas personas trabajan en el hospital?
Trabajan 32 personas. Contamos
con dos médicos generales, una kinesióloga, una dentista,
dos enfermeras, dos matronas, seis auxiliares paramédicos y auxiliares
de servicio, quienes atienden un promedio de 70 personas diarias. Atendemos
las 24 horas del día, urgencias, enfermedades ambulatorias
y hospitalizaciones. Tenemos una ambulancia dispuesta a trasladar a los
pacientes desde la comunidad al hospital donde contamos con 35 camas
para atender a los pacientes que requieren hospitalización. Nosotros,
como Asociación Indígena para la Salud discutimos y diseñamos
en conjunto con el equipo técnico las políticas de salud
para el territorio de
Makewe Pelales. Si bien,
respetamos la medicina occidental en lo relativo al control de la mujer,
al control de los niños sanos, nosotros llevamos a nuestros enfermos
a la machi, al hierbatero, por lo que tenemos una conexión permanente
con la medicina mapuche.
¿Realizan intervenciones quirúrgicas?
Actualmente atendemos partos, a cargo de un médico y una matrona. Muy pronto incluiremos un partera mapuche para que asista todos los partos que le sean solicitados. Estamos recogiendo la opinión de las mujeres de nuestra comunidad para saber si quieren tener a sus hijos como hace 100 años atrás. La decisión es de la comunidad, especialmente de las mujeres y de nuestros ancianos.
¿Cómo se financian?
Nos financiamos con un aporte que nos da el Servicio de Salud Araucanía Sur, dependiente del Ministerio respectivo, el cual es bastante bajo y con la contribución de la comunidad de Makewe Pelales. Es importante precisar que el aporte de la entidad de salud no determina nuestra autonomía en cuanto a las políticas de salud que implementamos en el hospital, las cuales desarrollamos nosotros como comunidad, tal como señalé anteriormente.
¿Han pensado reproducir esta experiencia?
Claro que queremos hacerlo y de alguna manera hemos avanzado en esa dirección. Actualmente, tenemos funcionando siete estaciones médico rurales, cinco en Makewe y dos en Freire, donde le entregamos autonomía a los hermanos para que las administren y determinen el tipo de salud que quieren desarrollar. Nuestra idea es convertir algunas de estas estaciones médico rurales en hospitales donde se practique la medicina mapuche. Para ello, estamos viendo la posibilidad de obtener financiamiento a través del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
¿Cómo es la relación entre la machi y los médicos?
Existe una relación
muy estrecha y de gran respeto mutuo. Por ejemplo cuando un paciente del
hospital quiere que lo vea la machi, es llevado donde ella y es acompañado
por el médico. Una vez que la machi ve al paciente, se realiza una
especie de reunión clínica entre ambos para determinar
el tipo de tratamiento y los remedios que dan uno u otro. Hay algunas veces
en que la machi plantea la necesidad de hospitalizar al enfermo y entonces
ella le envía el remedio a distancia o directamente al hospital.
Uno de nuestros médicos tiene gran experiencia atendiendo a las
comunidades mapuche, lo que facilita el intercambio entre las dos culturas.
El otro médico es
más joven y actualmente le estamos enseñando nuestra cosmovisión
para que también pueda interactuar con nuestra machi y nuestro
pueblo.
¿Cuáles son las enfermedades o los casos más usuales que afectan a los pacientes de la comunidad de Makewe ?
Las enfermedades que afectan a nuestra comunidad no son tan distintas de las que aquejan actualmente a la sociedad occidental. Hay mucha gente con depresión, hipertensión, accidentes vasculares y enfermedades respiratorias, éstas últimas especialmente en invierno. La sala de kinesioterapia del hospital pasa llena atendiendo a los niños y viejitos de la comunidad que sufren problemas respiratorios producto del crudo invierno.
¿Por qué hay depresión? ¿Es una enfermedad común en el pueblo mapuche o es nueva?
En los últimos años
se ha producido un aumento de la depresión en nuestra gente. Esta
enfermedad se ha agudizado cada vez más porque las familias ya no
tienen tierras, lo que ha provocado la disgregación de la familia
mapuche. Los hijos se ven obligados a emigrar a la ciudad para trabajar
en oficios, que además de
alejarlos de su territorio,
de la familia y su cultura, sólo les sirven para sobrevivir. Cuando
nuestro pueblo tenía tierras nunca sufrió de depresión
porque llevábamos una vida digna y en equilibrio. Hay un gran
dolor en los padres que se quedan solos en el campo y un gran sufrimiento
en los hijos que viajan al destierro, obligados por la pobreza y falta
de oportunidades.
¿Cómo enfrenta la medicina mapuche la depresión?
A pesar que es una enfermedad nueva para nosotros, nuestras machis tienen claro su origen y el de otras enfermedades que nos afectan. La depresión es provocada por un problema real y concreto: la falta de tierras y mientras eso no cambie, nuestro espíritu estará incompleto y por lo tanto en constante dolor y sufrimiento. La solución es que el estado chileno nos devuelva nuestro territorio en forma justa y equitativa. Otro aspecto que nos ha afectado -según nuestras machis- es la utilización de químicos en la siembra del trigo y otros cereales y legumbres, cayendo en el juego de los occidentales que aseguran una mayor y mejor producción al usar estas sustancias artificiales. Todo esto ha enfermado a nuestra tierra y a nosotros que somos parte de ella y que nos alimentamos de lo que ella nos da.
¿El hospital cuenta con sicólogos o siquiatras?
No, sólo contamos
con estudiantes de esas carreras que realizan trabajos relacionados con
sus estudios. Como le digo, nunca fueron necesarios los siquiatras y los
sicólogos para el pueblo mapuche y la solución al problema
es otro. Sin embargo, si esto sigue así, tendremos que estudiar
la posibilidad de contar con alguno.
¿Usted tiene alguna preparación profesional desde el punto de vista médico o paramédico?
No, pero por el hecho de
ser mapuche, tengo algunos dotes y conocimiento de la medicina de nuestro
pueblo. Nosotros nos criamos con nuestros abuelitos que sabían por
qué se enfermaba la gente y cómo se curaban. De hecho,
los médicos que trabajan en el hospital me invitan a ver algunos
casos que escapan a lo común para conocer mi opinión.
Las enfermedades espirituales no se enfrentan con inyecciones o pastillas.
Nosotros aconsejamos al enfermo para que converse con su enfermedad porque
ésta es una cosa viva, que existe en algún lugar y que tiene
un origen. Uno tiene que decirle a su enfermedad que el cuerpo de la persona
no es el lugar donde tiene que vivir y convencerla que se tiene que ir.
No hay que ir al choque con ella, no hay que atacarla porque crea anticuerpos
y entonces se vuelve peligrosa. Nadie
puede vencerla porque es
una cosa viva, que escucha y que está en todas partes. La enfermedad
llega a nosotros cuando transgredimos la naturaleza o
cuando estamos muy tristes
y entra en nosotros el espíritu
¿Hay mucha tristeza en el pueblo mapuche?
Por supuesto que hay mucha tristeza por todos los abusos que hemos sufrido como pueblo. La discriminación, el no tener las mismas oportunidades, el hecho que nuestros jóvenes no tengan acceso a la educación nos provoca gran tristeza y eso enferma nuestro espíritu.
¿Cómo ve usted el futuro? ¿podrá el pueblo mapuche convencer a la enfermedad que se retire?
En la medida que tengamos
conciencia que la enfermedad es una cosa viva creo que seremos capaces
de convencerla que se retire. Lo que pasa es que nos hemos olvidado que
todas las cosas tienen un origen y hemos equivocado el camino para solucionar
nuestros problemas. Tenemos que volver a los orígenes a recoger
el consejo de los ancianos de nuestras comunidades porque esa era
la base de la sociedad mapuche. Muchas veces quienes hemos ido a la universidad
pensamos que nuestros viejitos no saben nada y nos hemos equivocado profundamente.
Toda la grandeza de nuestro pueblo, su integridad, su dignidad y sus grandes
proezas históricas tienen origen en el pensamiento y sabiduría
de nuestros mayores. Nosotros, en el hospital contamos con un grupo de
ancianos que nos aconsejan en la parte técnica y
administrativa y gracias
a ello nos ha ido bien y trabajamos felices. No tenemos depresión
dentro del hospital porque quienes trabajamos en él no sufrimos
de soledad. Nuestro hospital no está enfermo.
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