Lloran muerte de machi
Los 11 hijos de la machi Rosa Barra Cayul
rodearon su féretro y el rehue que la acompañaba para contar
su historia de vida o "Hueupin".
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En medio de un campo tocado por el sol, ayer el
espíritu de la machi Rosa Barra Cayul, ascendió al Huenu
Mapu o "tierra de arriba" para unirse a los dioses y a los espíritus
de las machis que viajaron antes que ella.
Después de bailar, tocar instrumentos y
cantar junto a su cuerpo, durante 4 días y 3 noches, para que el
Nehuén de Rosa, compuesto por sus dos espíritus -el Kaifilikan
y el Chiwaichay Machi- puedan ascender al Huenu Mapu, sus 11 hijos y nietos
rodearon el féretro, que se encontraba junto al Rehue cubierto de
canelo y efectuaron el "Hueupin", que consiste en contar su historia de
vida.
Perteneciente a la comunidad "Mulato Huenulef",
ubicada a 8 kilómetros al poniente de Chol Chol, Rosa Barra Cayul
falleció el sábado, a los 73 años.
Cientos de integrantes de comunidades vecinas participaron
en los 4 días de velorio y en sus funerales, donde el baile Choique
Purrún antecedió su entierro.
Sus espíritus viajaron desde Nan Mapu o
"la tierra del medio", hacia el Huenu Mapu "tierra de arriba", acompañados
de dos kultrunes, agua, comida, vasijas, un plato, todos sus instrumentos
musicales y una manta de lana, "por si le da frío".
Según la cultura mapuche, Rosa no ha muerto,
sólo dejó su cuerpo para transformarse en espíritu
y velar por el bienestar de su comunidad. El machi Arturo Llanquin lo sabe.
Ayer él mantuvo el canto y el toque del kultrún en alto para
entregar fuerza y energía a la ascensión del Nehuen de Rosa.
A la ceremonia llegaron todos, autoridades del
mundo indígena, representantes del proyecto BID y autoridades civiles
para despedir a una de las pocas mujeres que integran este antiguo linaje.
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