Mariano
Ruiz-Esquide, senador DC por la 13ª circunscripción
(que abarca parte de las provincias de Ñuble, Arauco y
Biobío), afirma que en la actualidad el gran problema con
los pehuenches es que ellos se dan cuenta que Endesa se instaló
en el Alto Biobío y que continúa construyendo, pese
a los juicios pendientes.
El parlamentario advierte que se
continuará trabajando en la zona, “porque es un secreto
a voces que Endesa, en su plan de trabajo, espera materializar
otras cinco represas más en ese sector. Por lo tanto, los
conflictos están lejos de apagarse”.
Pero la mirada pública ha
vuelto sobre el manto cordillerano por otra razón: la idea
de convertir esa conflictiva área en un territorio que
albergue una comuna, y de esa manera lograr el necesario desarrollo
para el sector y sus habitantes.
La propuesta, surgida de las conversaciones
para decidir la permuta definitiva de tierras con Endesa, entre
las cuatro familias pehuenches opositoras a Ralco y el gobierno,
fue bien recibida por autoridades tanto del poder local como de
la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Mideplan, quienes
estudiarían la viabilidad del proyecto.
De materializarse, dicha comuna
sería la número 53 en la Región del Biobío
y abarcaría un área de 252 mil hectáreas,
con alrededor de 8 mil habitantes; los que representan el 4% de
población más pobre del país. Estaría
integrada por 13 comunidades pehuenches de los sectores de Trapa-Trapa,
Malla-Malla, Pitril y Cauñicú, en el Valle del Queuco;
Ralco Lepoy, Quepuca Ralco, El Avellano y El Barco, por el río
Biobío.
Ruiz-Esquide es uno de los más
férreos partidarios de esta iniciativa, pues cree que paleará
en parte el conflicto latente en la zona. El parlamentario indica
que el planteamiento no es nuevo y recuerda que fue el fallecido
diputado Octavio Jara Wolf, junto al ex gobernador de Los Angeles,
Juan Carlos Coronata, y él mismo, quienes en los años
1993 y 1997 propusieron una idea similar. “En varias ocasiones
hicimos propuestas globales para zanjar el tema del Alto Biobío.
Éstas iban desde las necesarias reformas constitucionales
para el reconocimiento de los pueblos indígenas, hasta
cambios de territorialidad como la creación de una nueva
comuna o región que involucrara a las etnias originarias
de la regiones Octava y Novena”, sostiene.
Explica que el objetivo de todas
esas propuestas y el que se pretende hoy con la creación
de una comuna es entregar independencia en el manejo de recursos
y focalizar, a través de la vía municipal, los distintos
aportes o asignaciones que se destinan para el Alto Biobío.
Identidad pehuenche
-¿Es optimista
al conocer la decisión del gobierno de, por lo menos, estudiar
la idea de una nueva comuna en el Alto Biobío?
-Me alegro, porque el mecanismo
con el que actualmente se le estaría dando luz verde a
la creación de esta comuna parece contradecir un poco la
idea que el gobierno central ha mantenido en los últimos
años, y que es estudiar en su conjunto todas las propuestas
de nuevas regiones o comunas en el país y no dar lugar
a ninguna en forma separada. Supongo que en este caso, se habla
de la posibilidad de la comuna en Alto Biobío sin esperar
el análisis de, a lo menos otras 15 en el país,
que también esperan su aprobación. Lo que me parece
negativo es que se discuta esta propuesta cuando existe presión
para resolver el tema de Endesa y no se haya hecho en una oportunidad
anterior, lo que nos habría ahorrado bastante problemas.
-¿Tiene fe que con esta
propuesta se pueda solucionar el problema que ocurre hoy en esa
zona?
-La creación de una comuna
no resuelve por sí sola el tema de fondo del Alto Biobío.
No tiene nada que ver con cuántas represas más se
piensan hacer. No acaba con todos los problemas de pobreza, porque
es evidente que si se crea una comuna, ésta va a vivir
del apoyo del gobierno a través de programas específicos,
de platas adicionales destinadas a ellas y del Fondo Común
Municipal.
-Lo que se ha visto hasta hoy es
que el problema principal va más allá de la asignación
de recursos.
-Se suman otras dificultades. La
más grave es la pobreza y también la insuficiente
asignación de recursos, los que tampoco han sido adecuadamente
invertidos. Falta una claridad de quién es el que invierte
y cuál es el objetivo, lo que podría resolverse
por la vía municipal. Además, entre los pehuenches
de la zona el sentido de identidad está muy dañado,
porque sienten que Endesa construyó las centrales de Ralco
y Pangue en contra de ellos y eso les provocó una sensación
de atropello muy fuerte. Entonces, todo lo que signifique reforzar
una identidad propia; entregar mayor autonomía; dar una
claridad en la asignación de recursos y entregar cuotas
de participación en este tema; son iniciativas que hay
que tomar en cuenta en su conjunto para dar una solución
real al conflicto. Si se avanza también en la viabilidad
de una nueva comuna, no cabe duda que esto ayudará a zanjar
estos problemas.
-Pero la raíz parece ser
la materialización de proyectos que dañan la etnia
pehuenche. A su juicio, ¿puede el gobierno asegurar que
no habrán más iniciativas que generen conflictos
en la zona?
-Cuando el gobierno dice que está
dispuesto a ceder con la creación de una comuna, significa
que está cediendo a objeto de permitir que Endesa continúe
con su proyecto. El problema es que el gobierno se coloca en la
postura de permitir que Endesa gane para obtener energía
por medio de hidroeléctricas. Por ello, no puede comprometerse
a que no habrá más represas, ni siquiera lo puede
hacer legalmente, porque ¿qué ocurre si lo hace
y no cumple? El resultado es que queda en tela de juicio la buena
fe y conducta del gobierno chileno, cualquiera que éste
sea.
Desarrollo en Alto
Biobío
-La mayoría
de las comunas obtiene buena parte de su financiamiento a través
de los impuestos territoriales, de los permisos de circulación
y de las patentes comerciales, entre otras entradas. ¿Qué
ocurrirá en este caso, no se estaría creando una
comuna pobre, sin autofinanciamiento?
-Los términos en que se
ha discutido el tema con la Subdere y Mideplan ha sido que ante
la la posibilidad de crear una nueva comuna el gobierno deberá
estudiar esta petición bajo parámetros que establecen
el grado de identidad local, que justifique su creación;
que se cuente con un territorio definido, con cierto arraigo comunitario;
que tenga financiamiento adecuado, y hoy en los municipios éste
se da tanto por el Fondo Común Municipal como por otros
fondos específicos. Se analizará además la
densidad poblacional del sector; si éste cuenta con la
infraestructura mínima de servicios y si existe una capacidad
productiva y de desarrollo que pueda sustentar a la comuna.
-Pero Alto Biobío no tiene
esta infraestructura mínima, como por ejemplo, en las áreas
de salud y educación.
-Podría tenerla, porque
existe todo un plan de desarrollo para materializar en la zona.
Está programada la construcción de un internado,
de un establecimiento educacional con características especiales
para reforzar la etnia pehuenche y lo positivo es que se cuenta
con recursos destinados para ello. Además está en
marcha el Programa Orígenes y el Programa de Desarrollo
para el Alto Biobío, lo que implica una acumulación
de fondos. Ahora, la diferencia es que se deben destinar de una
manera distinta, que podría ser a través de una
municipalidad.
-Lo mismo ocurre con la capacidad
productiva de la zona, donde prima la economía de subsistencia.
-Esto se soluciona cuando el gobierno
decida que en esa zona se aplique de manera distinta un determinado
impuesto.
-Pero si Alto Biobío no
tiene servicios en los distintos ámbitos, ¿no es
mejor potenciar a la comuna de Santa Bárbara, de la cual
hoy depende administrativamente?
-Esa es la línea que se
ha llevado a cabo hasta la fecha. Entre los años ’91 y
’92 se planteó la posibilidad de crear una nueva comuna
en ese sector, entonces la respuesta fue no, porque vamos a desarrollar
Santa Bárbara. Sin embargo, esto no ocurrió. No
se han realizado las suficientes inversiones y lo más preocupante
es que con el tiempo se produjo una demarcación muy clara
entre esa comuna y el Alto Biobío, ya sea por razones políticas,
étnicas o de reivindicaciones.
-Se puede pensar que al crear una
comuna con mayoría pehuenche, donde ellos además
exigen congelar la construcción de centrales hidroeléctricas
en la zona, ¿se convierta en un territorio intocable?
-La idea es crear una comuna para
todos y abierta a la inversión. No estamos hablando de
una comuna de exclusividad pehuenche, sino de una comuna en el
Alto Biobío, donde viven pehuenches y no pehuenches. Una
comuna es una asignación territorial, donde puede existir
diversidad de habitantes. Ahora, la comuna en Alto Biobío
tendrá inevitablemente mayoría pehuenche y ellos
podrán ser los que resuelvan sus problemas a través
de sus votos y sus concejales, lo que de alguna manera satisface
su sentido de identidad, que es uno de los temas conflictivos.
-En el tema político, personeros
de la Alianza por Chile señalan que ésta sería
una movida política para destronar al alcalde de Santa
Bárbara, René Correa (RN), quien tendría
una fuerte votación en el mundo pehuenche.
-No me voy a pronunciar en este
tema. Creo que esta apreciación es una pequeñez.
“El gobierno no supo
manejar el problema pehuenche”
El senador Ruiz-Esquide
es enfático al señalar que el conflicto que se vive
hoy en el Alto Bío-Bío es consecuencia del dilema
al que se vio enfrentado el gobierno chileno en la década
de los 90. La disyuntiva estaba marcada por la idea de conciliar
los proyectos para obtener energía eléctrica y cómo
estos afectarían a los pueblos originarios y sus tierras.
En ese momento, señala el
parlamentario, se resolvió que si no se construían
las actuales hidroléctricas de Pangue y Ralco a futuro
se generaría una importante carencia de energía
eléctrica en el país, debido al desarrollo que Chile
experimentaba en esos años. “La decisión fue inadecuada,
porque ambas centrales pertenecen a un modelo de hidroeléctricas
donde a la empresa constructora le resulta más barato mantenerla
y adquieren una tasa de retorno de inversión descomunalmente
lucrativa”.
-O sea, ¿nunca se debió
haber hecho Pangue ni Ralco porque el país no entraba en
una crisis eléctrica?
-La decisión respecto del
tipo de central es la incorrecta. Estas son represas de punta,
lo que significa que el agua se regula de acuerdo a la demanda
que se requiere en el momento. A diferencia de las de paso, como
El Abanico, que aseguran una producción permanente, pero
con una inversión menos lucrativa y sin esa ganancia brutal
para Endesa. Si ambas hidroeléctricas se hubieran construido
de esta manera se habría evitado todo el conflicto que
ocurre hoy en la zona y que aún tiene repercusiones internacionales.
-¿El gobierno no previó
estas consecuencias?
-Tengo la impresión que
el gobierno no tuvo la fuerza para decirle a Endesa: ¡Usted
hace las represas que quiera, pero las construye de manera de
no generar problemas con las comunidades pehuenches allí
existentes! En realidad, no supo manejar el conflicto. |