La represas en Chile han sido diseñadas y son operadas sólo
con el objetivo de generar energía eléctrica en forma eficiente
para el país y no para el control de crecidas de los caudales de
los ríos.
Así lo sostuvo el académico e investigador de la Facultad
de Ingeniería de la Universidad de Concepción, Andrés
López, quien explicó que estos objetivos, control de crecidas
y generación eléctrica son contrapuestos.
En términos, generales, para regular las crecidas se debe dejar
una fracción del embalse sin agua, lo que tiene un costo en términos
de capacidad de generación.
En este sentido, los operadores deben procurar durante los meses de invierno
llenar y mantener al tope la presa, para de este modo contar con la capacidad
de producir electricidad durante los meses de primavera y verano, cuando
las lluvias bajan considerablemente.
En consecuencia durante la época de mayor ocurrencia de crecidas
el embalse está completo, con muy poca o nula posibilidad de regulación.
Así por ejemplo, con una primera crecida en el mes de mayo, un embalse
podría amortiguar los efectos en las partes bajas, porque aún
se está llenando, pero una vez completo esta capacidad desaparece.
Andrés López indicó que esto es así y actualmente
las empresas eléctricas no tienen ninguna obligación legal
para cumplir con un objetivo regulatorio de los aumentos de caudales. No
obstante, es un tema sobre el cual se puede discutir.
Sin embargo, añadió, esto requeriría de un estudio
técnico económico que evaluara los costos de los daños
que provoca una crecida, versus lo que significaría para el país
contar con menos energía eléctrica.
A su juicio no se trata sólo de un tema de menos o más ingresos
para una empresa generadora, sino lo que implicaría para el país
disponer de menos electricidad.
El académico insistió en que actualmente no existe ninguna
discusión sobre el tema y esta sería, tal vez, la oportunidad
de abordar esta situación, sobre todo pensando en la operación
de futuras represas como la de Ralco.
Caso Pangue
Según el especialista de la U. de Concepción, Pangue no tiene
capacidad para regular las crecidas del río Biobío. En este
caso no se trata sólo de que no tiene ninguna obligación
para hacerlo, sino porque además se trata de un embalse pequeño
y que técnicamente no tiene las condiciones para cumplir con ese
objetivo.
Con un caudal de 2 mil 400 metros cúbicos por segundo, como se registró
en el momento más crítico en el río Biobío,
en 24 horas se genera un volumen superior a los 175 millones de metros
cúbicos y Pangue tendría una capacidad de regulación
del orden de los 50 millones de metros cúbicos.
Por lo tanto, con estos volúmenes de agua, los sectores ribereños
de Hualqui se van a inundar sin importar lo que haga o deje de hacer Pangue.
En este sentido, Ralco, podría tener mayor capacidad, ya que se
trata de un embalse más grande y en ese sentido su construcción
puede ser beneficiosa. Pero esto también depende de los objetivos
para los cuales se construyen estas obras. |