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El Siglo Digital Nº 213 - Año 2003
“El ADI (Area de Desarrollo Indígena) Budi,
zona en la cual se emplaza el proyecto ruta costera, es un territorio particularmente
sensible desde el punto de vista del patrimonio cultural antropo-arqueológico,
por presentar una larga historia cultural y un vínculo claro con
ella a través de testimonios arqueológicos y reproducción
cultural, con alta prevalencia de aspectos identitarios y cosmogónicos
dentro de la región”. Este es un fragmento de las conclusiones emanadas
del estudio realizado por la U. de la Frontera (UFRO) sobre el “impacto
sociocultural” que tendrá en la zona del Lago Budi la construcción
de la carretera de la costa, a petición del propio ministerio de
Obras Públicas.
El megaproyecto carretero es uno de los desafíos
centrales del gobierno. La Ruta Costera IX en el tramo Puerto Saavedra-Toltén
busca terminar con las fronteras interiores del país en la zona
sur, conectando todo el territorio nacional mediante un corredor longitudinal.
El tramo original contempla la construcción de 41,6 kilómetros
de carretera, la que tendrá en sus inicios un ancho de 30 metros.
Esta carretera estará cercada con aperturas por tramos para facilitar
el flujo vehicular, esperándose una velocidad estándar de
70 km./hr.
El proyecto original proyecta dos variantes: la
A, que parte de Puerto Saavedra con dirección Sur, emplazándose
entre el lago Budi y el borde costero hasta conectarse con la ruta S-46
en el sector de Pichichelle, completando casi 42 kilómetros. La
variante B se caracteriza por establecer un tramo más cerca de la
costa desde su salida en Pto. Saavedra (ver mapa).
El problema es que en este tramo está situada
el Area de Desarrollo Indígena (ADI) del Lago Budi, una zona mapuche
de gran riqueza cultural, tal como lo señala el estudio universitario,
cuya intervención tendrá importantes e irreversibles consecuencias.
Esta iniciativa vial se impulsó el año 96, sin que fueran
avisadas y menos consultadas las comunidades de la zona. Siguiendo el procedimiento
utilizado en otras regiones para la construcción de la ruta, la
idea era expropiar para construir sin que esto significara mayores problemas
sociales, ya que el proyecto era presentado como un eje de desarrollo para
las zonas afectadas. Pero en este caso la situación no fue tan sencilla.
Quizás el centro en el error de cálculo
del Ejecutivo, fue no haber asumido que el tramo que cruza la zona del
Lago Budi estaba habitado en su inmensa mayoría (casi 78%) por comunidades
mapuches, para las cuales el concepto de desarrollo occidental no tiene
el mismo peso.
Las razones del rechazo
Dos son los principales argumentos de las comunidades
para enfrentarse al proyecto. El primero es que esta ruta es una seria
amenaza a su identidad cultural, ya que atraviesa por lugares que consideran
sagrados y altera su relación con la tierra; y por otro lado, reduce
aun más las ya escasas tierras para el cultivo que tienen los indígenas.
Al respecto, el estudio de la UFRO advierte que en el área en que
se piensa establecer la carretera en sus variantes complementarias A y
B existen al menos 69 sitios de “significancia cultural indígena”,
como lugares arqueológicos, ceremoniales o cementerios; asimismo,
en esta zona la distribución es de 0.6 hectáreas por habitante,
las que no son cultivables en su totalidad.
En la misma línea está la especial
concepción que tienen las comunidades respecto a la tierra; una
visión, tal como lo pudimos apreciar en terreno, radicalmente distinta
a nuestra visión occidentalizada. Para los mapuches, la tierra es
concebida como una madre que da cobijo, alimento y medicina, estableciéndose
una relación simbiótica en la que el mapuche pierde su identidad
cultural cuando enajena su relación con la tierra. Asimismo, esta
zona es habitada por mapuches de la identidad lafquenche, que se caracteriza
por su íntima relación con el mar, que es asumida como prolongación
natural de la madre tierra. En este contexto, la sola visión de
una carretera que corte su acceso al mar, o que les quite parte de su tierra,
o que se traduzca en una avalancha de hoteles y turistas, se les vuelve
inaceptable.
La tenaz oposición al proyecto que desde
el 97 desarrollan las comunidades, para el gobierno inusitada, se tradujo
en una variación en la táctica para implementar la carretera.
La primera medida fue solicitar el citado estudio a la UFRO para comprobar
cuantitativamente qué tipo de oposición tenía el proyecto.
Enorme fue la sorpresa de las autoridades ante los resultados, en que casi
un 53% de los habitantes de la zona afectada rechazaba el proyecto, frente
a un 42% que lo respaldaba. Esta situación llevó al Ejecutivo
a evaluar una tercera variante en la ruta, que es mayoritariamente apoyada
por las comunidades, conocida como Alternativa C, que se inicia en Pto.
Saavedra para continuar por el camino existente hasta El Temo empalmando
con la ruta S-46.
Esta última vía tiene importantes
ventajas comparativas frente a la original, en materia sociocultural. Esta
es una ruta interior, por lo que no corta el acceso de las comunidades
al mar; además, tiene muchos menos sitios de especial relevancia
cultural, que se calculan sólo en 13 y que además no se verían
afectados directamente por la ruta. Asimismo, en el sector la proporción
de tierra per cápita es de 0.7 hectáreas.
Pero el problema para el Ejecutivo es que esta
variante no es del todo satisfactoria en términos geopolíticos,
puesto que en la zona la Ruta de la Costa en rigor ya no sería costera
y, por otro lado, deja una extensa zona con una escasa comunicación
vial, dificultando el control territorial del Estado.
Esta situación vuelve a abrir el conflicto,
pues si bien en una primera instancia el gobierno accedería a construir
la carretera por la variante interior, exige a las comunidades un “mejoramiento
sustancial” de las rutas interiores que rodean el Lago Budi, un mejoramiento
que por sus características (construir caminos de a lo menos 25
metros de ancho) es casi construir la misma carretera.
Aunque aún se mantienen las conversaciones,
la situación es tensa. Por un lado, el Estado sigue insistiendo
por un medio u otro, llegando incluso a acusaciones falsas, en imponer
la carretera; por otro, las comunidades están dispuestas a movilizarse
en todas las formas necesarias para evitar el proyecto. Para conocer un
poco más la visión de los afectados directos, conversamos
con tres dirigentes de Consejo Territorial Lafquenche de la zona.
Leonardo Calfuleo: “Defendemos nuestros derechos territoriales y culturales”
“Nosotros nos sentimos muy afectados por este proyecto.
Por esta razón nos organizamos para defender nuestros derechos territoriales
y culturales.
A nosotros no nos consultaron si era necesario
construir este proyecto. Nos informamos cuando esto salió en una
reunión que se realizó en Puerto Saavedra, donde se anunció
que por aquí pasaría la ruta costera. Fue cuando empezamos
a pedir información al ministerio de Obras Públicas, donde
nos dijeron que esto ya estaba planificado y resuelto.
Nos sorprendimos y dijimos que esto no podía
ser. Le manifestamos nuestro rechazo al intendente y a todas las autoridades.
El problema es que la naturaleza es parte de nuestras
vidas, entonces esto va a ir destruyendo nuestra cultura y, a la vez, en
el futuro se van a ir instalando en estas tierras los privados. Nosotros
no estamos bien informados, a veces somos ingenuos, por lo que es fácil
que nos convenzan para que vendamos las tierras. A pesar que la ley no
autoriza que particulares compren tierras mapuches, esto se puede hacer
igual. Por ejemplo, hay veces que arriendan las tierras de las mapuches
por cinco años y nunca más las devuelven. Así han
ido cayendo muchos en engaños.
Con la carretera van a empezar a construir hoteles
también y otras urbanizaciones.
Nosotros no podemos permitir que nos sigan quitando
nuestras tierras porque para nosotros son nuestra madre. La tierra es nuestra
madre porque la tierra lo da todo, nos da el alimento, nos da la medicina,
el agua pura. La tierra, la comunidad, es lo que da al mapuche su identidad.
Por otro lado, están nuestros lugares sagrados
e históricos que deben ser respetados, que son más de 400.
La cultura mapuche tiene un valor como todas las
otras culturas que existen, todas son iguales, no puede haber algunas más
superiores que otras, por lo que queremos que la nuestra sea respetada
como se respetan las demás”.
Enrique Neculmán: La resistencia ha ido creciendo
“Muchos dicen que esta carretera es un gran progreso,
un desarrollo, y yo nunca he estado contra el progreso; uno trabaja todos
los días para su progreso, pero la carretera no la veo de esa manera.
Para mí no es un progreso, en primer lugar,
porque va a dañar la tierra, los cultivos. Nosotros lo hemos dicho:
para nosotros la tierra no es un objeto, para mí es un sujeto, es
donde me mantengo, donde vivo, donde comparto. Cuando salgo al campo, de
repente voy al monte, me siento libre, feliz, como que ando con alguien.
Cuando voy a un estero, me lavo las manos, la cara.
No estando contra el progreso y el desarrollo,
como dice el gobierno, para los mapuches esto representa todo lo contrario:
una destrucción, en donde perdemos nuestra cultura. Eso somos los
mapuches: hombres de la tierra. La tierra es nuestra madre y ¿quién
está dispuesta a destruir a su madre?, ¿o dejar que otro
la atropelle? Nadie está dispuesto y nosotros, los mapuches, tampoco.
Por eso hemos luchado y estamos luchando.
Ahora hay más conciencia, la resistencia
ha ido creciendo, la gente se ha ido dando cuenta de los que significa
la carretera. Antes había mucha gente que no nos quería escuchar
porque pensaba que era una pérdida de tiempo, que era algo imposible,
porque decían que no podíamos irnos en contra del gobierno,
que no podíamos hacer nada para enfrentarlo. Pero esto ha ido cambiando.
Ahora esta propuesta del gobierno de mejorar los
caminos nos trae dudas. Un mejoramiento hace falta, siempre es importante
tener un camino bueno. Necesitamos un camino para sacar nuestros productos.
Pero no es tanto lo que sacamos, por lo que no necesitamos un gran camino.
Tanta plata que quieren gastar en la carretera y sin embargo para ayudar
a una comunidad no es tanto lo que se necesita, pero nunca escuchan nuestras
peticiones, la municipalidad dice que no hay plata. Cuando queremos ayuda
dicen que no hay posibilidad y cuando no queremos, nos quieren meter una
carretera encima”.
Domingo Rai: Esta carretera se hace para las transnacionales
“Esta es una lucha que surge desde nuestra cultura.
En primer lugar, no es de ningún interés nuestro que haya
una carretera por aquí, teniendo claro lo que quieren construir
ellos: una estructura de 30 metros de ancho, que es de donde parten pero
sabemos que después van a ir sumándole otros metros.
La construcción de esta carretera la vemos
como el inicio de la extinción de nuestra cultura lafquenche. Divide
nuestro territorio en tres partes, nos quita nuestro acceso al mar, que
es lo que nos hace ser lafquenche, se construye una barrera artificial
entre el mar y nosotros, donde nunca más vamos a tener un acceso
tan libre como el que tenemos ahora.
Por otro lado, se reduce nuestro territorio: hay
muy poca tierra en este espacio.
El gobierno se ha empeñado en hacernos
creer que esta carretera va a beneficiar a los mapuches, que nos va a permitir
salir de la situación de pobreza en la que nos encontramos, que
nos va a dar la posibilidad de competir con los grandes productores, cuestión
que nosotros no creemos. Nosotros sabemos que la carretera se está
construyendo para beneficiar a las grandes transnacionales.
Si realmente quieren sacarnos de la situación
de pobreza en que nos encontramos, por qué no se nos consulta qué
creemos nosotros que hay que hacer. Tenemos claro por qué estamos
pobres y tenemos claro cómo salir.
Ahora sabemos que esto no cumple solamente una
función desde el punto de vista económico, sino también
militar, geopolítico. Ellos mismos plantean que un objetivo de la
carretera es romper con todas las fronteras internas. Si nosotros vemos
el mapa, el territorio lafquenche es el único territorio mapuche
que está menos intervenido. Desde Tirúa, Carahue para acá
no hay regimientos, no hay fuerzas militares muy estructuradas, no hay
muchas carreteras, es decir, todavía somos capaces de controlar
bastante este espacio, de tener cierto control sobre nuestro territorio”.
Iván Valdés