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Domingo 31 de agosto de 2008
Juan Guzmán, ex juez, defensor de los indígenas y actual protagonista de documentales:
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RAQUEL CORREA
Por estos días volvió a la actualidad debido al documental "El
juez y el general" que se ha ido exhibiendo ante pequeños grupos, seguido
por diálogos con el público. En esas oportunidades, no cuida
sus palabras como ante nuestra grabadora.
Retirado de la magistratura por su propia voluntad, Juan Guzmán Tapia
(69 años, casado con francesa, dos hijas, un nieto) siempre lleva en
la solapa la insignia de juez, hecha con el oro de la cadena del reloj de su
padre, el poeta Juan Guzmán Cruchaga.
Dejó voluntariamente el decanato de la Universidad Central, pero hace
clases de Ética Profesional en la Facultad de Derecho y dirige el Centro
de Estudios de Derechos Humanos -tema que le apasiona- en la misma universidad.
También participa entusiastamente en la defensa de los pueblos originarios.
-¿Piensa que contribuye a la reconciliación con testimonios como
el documental "El juez y el general"?
-Creo que sí. Porque mucha gente todavía no sabe lo que pasó.
Si la gente abriera los ojos del alma -como digo en la película-, empezaría
a saber lo que pasó y actuaría en forma distinta.
-¿Cuándo dejó de ser derechista?
-Nunca fui derechista.
-El día del golpe celebró con champán.
-Eso no me hace derechista. Eso me hace tonto. Me da profunda vergüenza.
"La política chilena no me ha gustado nunca"
-¿De qué grupo ideológico se siente más próximo?
-El movimiento al que más me acerco es al del Padre Hurtado. Soy independiente.
La política chilena no me ha gustado nunca. La encuentro sesgada, limitada,
fanática y excluyente.
-A usted la izquierda lo admira y la derecha lo desprecia.
-Puede ser, porque actúo más a favor de la gente que necesita,
que de los que pueden arreglarse por sus propios medios. En Chile eso se considera
como ser comunista o socialista. Me honra ser independiente.
-¿De dónde se siente más cercano?
-Donde la gente está más desamparada y necesita más ayuda.
Pérez Yoma va a Temuco donde está el capital, no donde están
los mapuches que han sido reprimidos. Yo voy al otro lado.
-¿Le gusta que le digan "el Garzón chileno"?
-Yo quiero mucho a Garzón, así que no me molesta que me digan
el "Garzón chileno". Claro que prefiero que me digan "el juez Guzmán".
-¿Se siente orgulloso por eso?
-Orgulloso, no. Satisfecho.
-¿Qué es lo que más le preguntan?
-Si sentí miedo. Estaba preocupado, sí; pero nunca sentí miedo.
-¿Por qué no lo sentenció?
-Lo procesé en tres ocasiones, pero, al revocarse esos procesamientos
por tribunales superiores, no podía continuar los procesos. En la práctica,
se me imposibilitó judicialmente condenar a Pinochet.
-Si lo creía culpable, ¿por qué no lo encargó reo?
-En tres ocasiones lo encargué reo. Dos veces la Corte Suprema y una
vez la de Apelaciones dejaron sin efecto esas encargatorias.
-¿Cómo cree que Pinochet pasará a la historia?
-Nadie dudará de su responsabilidad en los crímenes que se le
imputaron. Lamento mucho la calidad de vida que tuvo, pero creo que debió ser
juzgado. Pablo Rodríguez hizo todo lo posible para que no se le juzgara.
Por último, era preferible que se le condenara o absolviera.
-¿Lo habría absuelto?
-Podría haber sido absuelto por la eventual situación mental
que podría haberse alegado en su oportunidad. Las dos veces que conversé con él
me pareció lúcido. La segunda vez me preocupó más
su situación física. Según los psiquiatras, padecía
de memoria corta, pero esa es una falla que tenemos todos -se ríe-.
No consideré que estaba con sus facultades mentales disminuidas como
para enfrentar un juicio. Y no se puede juzgar a una persona cuando no hay
un reo.
-¿Y a quién le corresponde determinar que sea reo?
-A mí me correspondía. Hice todo lo posible para juzgar a Pinochet,
pero la Corte de Apelaciones de Santiago y, luego, la Corte Suprema revocaron
esa decisión, sobreseyéndolo definitivamente. Sacaron a Pinochet
del banquillo de los acusados.
-A usted le tocó el "Caso Pinochet" por sorteo. Gracias a eso ha recibido
muchos beneficios: fama, dinero, viajes, honores...
-Dinero, no. Fama, ha sido mi trabajo el que me ha dado fama. El ser consecuente.
Viajes, me carga viajar. Donde mejor duermo es en mi cama. Es un verdadero
sacrificio cuando me piden que viaje. Si lo hago es para difundir temas de
derechos humanos y que en el extranjero se sepa la verdad de lo que pasó en
Chile y lo que significó Pinochet.
-Ha dicho cosas tremendas de Pinochet estos días en sus charlas privadas. ¿Se
atrevería a repetirlas en público?
-No me gustaría ofender a sus familiares. Pero sigo convencido de que
era culpable en la mayor parte de los crímenes, que consistieron en
homicidios, secuestros, torturas y prisión ilegítima.
-También ha dicho que robó...
-Eso lo dice todo el mundo.
-¿Qué piensa de los civiles que trabajaron con él?
-Yo procesé a uno y pedí el desafuero de otro. Ambos casos la
Corte de Apelaciones los dejó sin efecto. No pude juzgarlos. Pienso
que los civiles son más responsables que los militares: ellos llevaron
a los militares a dar el golpe; después contribuyeron con la Constitución
y colaboraron durante el gobierno militar.
-Admitió que si hubiera sido militar joven habría ejecutado a
detenidos.
-Sí, porque hubiera creído que las órdenes que se impartían
eran legales y, en esa época, no habría podido cuestionarlas.
Quiero ser consecuente, por eso aplico la ley de la obediencia debida. Los
más responsables son los que dan las órdenes.
-¿Y habría torturado?
-Por ningún motivo. La tortura es un hecho ilegítimo, ilegal,
perverso y cruel. Va contra la moral, la ley y la ética. Habría
preferido morir antes de torturar.
"Actúo más a favor de la gente que necesita que de los que pueden
arreglarse por sus propios medios. En Chile eso se considera como ser comunista
o socialista".
"En la Justicia ahora hay aún menos independencia que antes.
El movimiento al que más me acerco es al del Padre Hurtado. Soy independiente.
La política chilena no me ha gustado nunca. La encuentro sesgada, limitada,
fanática y excluyente.
Juicio a sus ex colegas y superiores:
"El sistema binominal se trasladó a la justicia"
-¿Cómo evalúa el rol de la justicia durante el gobierno
militar?
-Fue cobarde, obsecuente, unilateral y apoyó al fuerte en desmedro del
débil.
-¿Apoya el sistema de nombramiento de los miembros del Poder Judicial?
-En absoluto. Está peor que antes, desde que el señor Frei Ruiz-Tagle
promovió la reforma constitucional que hizo intervenir al Senado en
los nombramientos de los miembros de la Corte Suprema. Hay aún menos
independencia que antes, porque los nombramientos de los miembros de esa Corte
dependen, en realidad, de la decisión de 1/3 del Senado. El sistema
binominal parlamentario se trasladó a la justicia.
Volviendo al tema Pinochet, dice:
-Supe que había horrores, pero nunca imaginé que pudieran atribuirse
al general Pinochet hasta que investigué "La Caravana de la Muerte".
No imaginé que había una línea de mando tan vertical como
para que hubiera una responsabilidad tan directa como la que existió.
Me llamó la atención ver cómo se realizaron los crímenes:
la reiteración, la sistematicidad, que hicieran desaparecer los cuerpos.
-Al comienzo -continúa- pensé que era sólo el general
Contreras. Después me di cuenta de que en todas las decisiones estaba
detrás el general Pinochet que, si no daba las órdenes, al menos
permitía que se cometieran los crímenes. Si todos los crímenes
se hubieran cometido en una época determinada y de una vez, uno podría
pensar que no había sistematicidad. Pero como se cometieron por tantos
años, quien estaba a cargo de la Comandancia en Jefe del Ejército
pudo haber parado esos crímenes y ordenado que se investigaran para
determinar responsabilidades. Pero eso no se hizo jamás. Es una razón
más para presumir que las órdenes provenían de Pinochet.
-Usted procesó a Arellano Stark, quien alega que le metieron gente para
cometer los crímenes de la "Caravana de la Muerte" e inculparlo a él.
-Eso es lo que pretende decir, pero él sabe muy bien que éste
es un Ejército absolutamente prusiano y vertical. Después de
los hechos fue ascendido. Arredondo era el responsable directo de todas las
ejecuciones de la "Caravana" y después Arellano se asoció con él
en una empresa... Los hechos no ocurrieron en un solo día. Primero van
al sur y se mata a varias personas; luego, parten hacia el norte y se mata,
en distintas ciudades, a prisioneros políticos. En esas condiciones
tampoco puede alegar que no sabía. El juez más tonto llega a
la conclusión de que tenía responsabilidad. Además, los
subalternos lo dicen en el proceso.
-Pinochet ordenó acelerar los procesos, no matar a los prisioneros...
-Esa era la orden escrita, pero la orden implícita es la que se cumple.
Y Pinochet ascendió a Arellano, Arredondo, Moren Brito, López
Tapia, todos los oficiales que participaron en la "Caravana".