![]() |
||||||||||||||||
Portada | Nosotros | Enlaces | | ![]() |
|||||||||||||||
SeccionesNoticiasAntecedentes Comunidades Campañas Indoamérica Cultura Libros Ñuke Mapu Documentos de Trabajo Sobre Opinión Biblioteca ArchivosArchivo 1997-2009 |
2018-09-10 | Antecedentes | MapucheEl despojo de la dictadura:Cómo Pinochet garantizó el negocio de las forestales con el territorio mapucheEra el año 1974 y la cesantÃa era un problema para la recién estrenada Junta Militar. Entonces apareció Fernando Léniz, empresario forestal y ministro de EconomÃa, quien le propuso directamente a Pinochet el Programa de Empleo MÃnimo (PEM) y fue uno de los redactores del controversial DL701, que permitió al Estado subsidiar las faenas forestales durante años.
Léniz murió en 2013 y la prensa lo homenajeó como un reconocido empresario y ex ministro de Estado. Pero poco se hablaba en ese entonces cómo él encarnó mejor que nadie el vÃnculo que tuvo la dictadura militar con la poderosa industria forestal. Una ligadura que tuvo como correlato el despojo del territorio mapuche, que vio en la reforma agraria de Salvador Allende los indicios de la culminación de su lucha por la recuperación territorial. La industria forestal es de las más poderosas del paÃs e hizo su fortuna, según explica Bengoa, prácticamente gratis: âRecibieron del Estado la tierra, las plantas, los trabajadores, en fin, recibieron gratis los actuales bosques que cubren el sur del paÃsâ. El libro ¡Xipamün Pu Ãlka! (âváyanse los codiciososâ en mapuzungun), lanzado el año pasado, relata la historia de cómo dos de los grupos empresariales más importantes del paÃs (Matte y Angelini) se hicieron los dueños legales del territorio mapuche del Lavkenmapu y la Coordillera de Nahuelbuta. En esta historia es clave Julio Ponce Lerou, quien en democracia se harÃa de SQM para financiar durante años a todo el espectro polÃtico. En los 70′, el yerno del dictador estaba a la cabeza de la Conaf y fue clave en el DL2247 de 1978, que permitió transferir las tierras de la reforma agraria a la Conaf, para que después sean vendidas a las empresas forestales. En total, fueron 352 mil hectáreas de la reforma que llegaron a la propiedad de Conaf por tener lo que se determinó âaptitud forestalâ. Fue, según una comisión investigadora de Cámara de Diputados, el 44% del total de las tierras expropiadas hasta 1973. Un funcionario de Mininco, citado en la publicación y que trabajó para el Ministerio de Agricultura en dictadura, contó cómo âen algunos casos le cambiaban la aptitud para pasarlos como forestales y tirárselos a la Conaf, que fue el pasadizo para entregárselo a los dos grupos económicosâ, en referencia a los Matte (a través de CMPC) y Angelini (Arauco). Flor Laviqueo, dirigenta de la comunidad MarÃa Colipi, cuenta en el libro cómo en 1974 un grupo fue hasta el ministerio de Agricultura y ahà mismo fueron engañados para que la calificación de sus tierras fuera declarada como forestal. La comunidad recuperó parte del Fundo Labranza hace unos años e inmediatamente sembraron. âHoy dÃa todavÃa se siembra, porque esas tierras nunca fueron de uso forestalâ. El Fundo Labranza corresponde a 808 hectáreas ubicadas en las cercanÃas de Quidico, comuna de Tirúa. En 1979, la Conaf de Ponce Lerou se lo vendió a la forestal Crecex -del Grupo Vial, que en los 80′ serÃa absorbida por los Matte y su brazo forestal, Mininco- en $3.686.849. Actualizado al IPC de la fecha, serÃan cerca de $155 millones, un promedio de apenas $190 mil pesos por hectárea. Una cifra irrisoria por donde se mire. Y lo mismo pasó con tierras como El Canelo y en localidades como Paillaco, Lleu Lelu, Antiquina y Huentelolén. Todas a precios de regalo. El más notorio es el Fundo Choque, de 6.905 hectáreas, vendido a Crecex en $968 millones según el IPC actual. Apenas $140 mil pesos por hectárea. No solo los Matte fueron los beneficiarios de esta polÃtica. El grupo Angelini pagó $200 millones de hoy por 2.200 hectáreas del fundo Tranaquepe. En 2015, la Conadi -organismo estatal creado para la compra de tierras indÃgenas- pagó $5.151.134.962 por 1.859 hectáreas destinadas a las comunidades Juan Lincopan, Kellgo y Kralhue. Más de 2 millones 700 mil pesos por hectárea. Un negocio redondo. âHasta 1979 e incluso 1980, las paginas de El Mercurio llamaban a remates públicos de enormes predios, casi todos de aptitud forestal. La crisis económica generalizada de esos años permitÃa que solamente un puñado de instituciones, por lo general bancarias, pudiese acceder a esos remates y comprar a âhuevoâ esos campos. Al mismo tiempo se vendÃan las fábricas de celulosas que habÃa construido el Estado, los aserradores, en fin, se privatizó el sector forestal de manera completa. En esos años se realizaron estudios que demostraban que la compra del predio forestal, las plantas de pino que donaba la Conaf, los subsidios de mano de obra y el famoso decreto 701 que subsidiaba las plantaciones, hacÃa que esos bosques fueran gratis, totalmente pagados por el Estadoâ, dice Bengoa en su libro. José Cayuhan participó en la elaboración de Xipamün, que intenta explicar el proceso de las comunidades lavkenche por la recuperación de sus tierras. Conversaron por los papay y chachay de sus comunidades y corroboraron la información con los documentos notariales. Se encontraron, por ejemplo, que en una sola notarÃa y en un solo dÃa, más de 100 firmas mapuche traspasaban sus tierras recuperadas en la reforma a las forestales. El libro también cuenta cómo parceleros engañaron a muchos mapuche -que la mayorÃa no sabÃa escribir- para después vender tierras a las forestales en millonarias cifras. Un Román Cea, que según los antiguos de las comunidades era guardabosques y âpalo blancoâ de Arauco, compró una parcela en 30 mil pesos y la vendió a sus jefes en más de 2 millones. âMuchos de los conflictos que existen hoy dÃa son el resultado de esto que hizo la dictadura de volver a quitarles las tierras. Los gobiernos de la Concertación sacaron una ley y un organismo que puede comprar tierras, pero no expropiar. Este problema no se va a solucionar mientras el gobierno de turno no le ponga coto a las compañÃas forestalesâ, aseguró Jacques Chonchol, ex ministro de Agricultura de Allende, a The Clinic en 2016. â Hoy las comunidades están una ola de recuperación y los carabineros son guardianes de las forestales, esa es la gran consecuencia de lo que hizo la dictadura hoy dÃa. Ya no solo se cubren los gastos, se resguardan los intereses- comenta José Cayuhan. Según información de Carabineros del año 2016, se presta protección permanente a 15 faenas forestales en las regiones del BÃo BÃo, AraucanÃa y Los RÃos, 9 de las cuales pertenecen a Forestal Mininco. Un ejemplo es el extenso Fundo Choque, que extiende 10 mil hectáreas de plantaciones de pino alrededor del lago Lleu Lleu. Una parte fue ârecuperadaâ por la CAM y las comunidades locales. Apuntando con el dedo El historiador Fernando Pairican explica que el movimiento mapuche de los 70′ logró interpelar al gobierno socialista de Allende y âmapuchizarâ la reforma agraria, transformándola en una lucha anticolonial por la recuperación de las tierras que habÃan sido arrebatadas en la ocupación de un siglo atrás. El mejor ejemplo es el llamado âCautinazoâ, la gran movilización de 1971 que llevó a miles de mapuche a ocupar fundos agrÃcolas en las cercanÃas de Temuco. El impacto fue tanto para el gobierno, que Allende determinó trasladar el ministerio de Agricultura a la capital de la novena región. Entonces, el indio, el esclavo, pasó a ser el dueño de la tierra. Algo que el patrón no perdonarÃa, pues tocaba la fibra que más le dolÃa: sus propiedades. âCon la contra reforma agraria, los patrones de fundos apuntaban con el dedo a los dirigentes que habÃan recuperado sus tierrasâ, dice Pairican. El informe âTrabajo de investigación de ejecutados y desparecidos, 1973-1990, pertenecientes a la Nación Mapucheâ del historiador Hernan Curiñir Lincoqueo, el sociólogo Pablo Silva Carrasco y el trabajador social Conrado Zumelzu Zumelzu, establece la cifra de 171 vÃctimas mapuche de la dictadura, 36 más que la comisión Rettig. âEl asesinato de muchos de ellos está vinculado a la tenencia de tierraâ, dice en sus conclusiones. En dicho trabajo se da cuenta también de cómo muchas vÃctimas de la dictadura nunca pudieron acreditar que fueron torturados ante las distintas comisiones de verdad y justicia, pues no fueron detenidos en cuarteles, sino en los propios fundos de los patrones, convertidos en verdaderos campos de concentración para la tortura y desaparición. Los mapuche, dice el informe, eran torturados frente a sus familias y comunidades. Pairican explica que el impacto socio cultural de la dictadura llegó a ser incluso más profundo para el mapuche que para el resto del paÃs, porque con la detención o el asesinato del lonko, se desarma todo el tejido social comunitario, se desestructuran los cimientos del mundo mapuche. Por: Francisco Parra Fuente: El Desconcierto |
|
||||||||||||||