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2019-02-20 | Opinión | LatinoamericanoBoaventura de Sousa SantosLas f谩bricas del odio, del miedo y la mentiraLa proliferaci贸n de estas tres f谩bricas es el motor de la ola reaccionaria que vivimos. La proliferaci贸n tiene que ser la mayor posible para que nosotros mismos nos volvamos emprendedores del odio, del miedo y de la mentira; para que deje de haber diferencia entre producci贸n, distribuci贸n y consumo en la propagaci贸n de esta vasta disciplina ideol贸gica. Los medios de comunicaci贸n hegem贸nicos, la 聯comentariolog铆a聰, las redes sociales y sus algoritmos, y las iglesias seguidoras de la teolog铆a de la prosperidad, son poderosas l铆neas de montaje.
Reconoc铆a que el ejercicio de su cargo le obligaba a oponerse a la mayor铆a de los pa铆ses que hab铆an aprobado su nombramiento bajo pena de traicionar su misi贸n. Tambi茅n llamaba la atenci贸n sobre el hecho de que el perfil de la ONU reflejaba fielmente el tipo dominante de relaciones internacionales y que, por ello, tanto pod铆a ser una organizaci贸n brillante como una organizaci贸n pat茅tica, dando a entender que este 煤ltimo perfil era el que empezaba a regir. Era un grito de alerta sobre los peligros que el mundo corr铆a con el avance de populismos nacionalistas de derecha y de extrema derecha que hace mucho ven铆a se帽alando. Al denunciar la creciente vulnerabilidad de una buena parte de la poblaci贸n mundial sujeta a graves violaciones de derechos humanos, 茅l mismo se volvi贸 vulnerable y tuvo que abandonar el cargo. El grito de alerta cay贸 en el silencio de la diplomacia, de los alineamientos y de las conveniencias t铆picas del internacionalismo pat茅tico que hab铆a denunciado. Todo esto ocurri贸 en el a帽o en que se celebraban los setenta a帽os de la Declaraci贸n Universal de los Derechos Humanos y en el que muchos, incluido yo mismo, defend铆an la necesidad de una nueva declaraci贸n, m谩s s贸lida y m谩s verdaderamente universal. Esta necesidad se mantiene, pero en este momento lo m谩s importante es identificar las fuerzas y los procesos que est谩n bloqueando la declaraci贸n actual y la convierten en un documento tan desechable como las poblaciones vulnerables sometidas a las violaciones de los derechos humanos que la declaraci贸n pretend铆a defender. Cabe recordar que esta declaraci贸n pretend铆a mostrar la superioridad moral del capitalismo frente al comunismo. El capitalismo promet铆a, al igual que el comunismo, el creciente bienestar de poblaciones cada vez mayores, pero lo hac铆a con respeto a los principios de la Revoluci贸n francesa: igualdad, libertad y fraternidad. Era el 煤nico sistema compatible con la democracia y los derechos humanos. Sin embargo, la ola conservadora y reaccionaria que asola al mundo es totalmente opuesta a la filosof铆a que presidi贸 la elaboraci贸n de la Declaraci贸n Universal y constituye una seria amenaza para la democracia. Se basa en la exigencia de una doble disciplina autoritaria y radical que no se puede imponer por procesos democr谩ticos dignos del nombre. Se trata de la disciplina econ贸mica y de la disciplina ideol贸gica. La disciplina econ贸mica consiste en la imposici贸n de un capitalismo autorregulado, movido exclusivamente por su l贸gica de incesante acumulaci贸n y concentraci贸n de la riqueza, libre de restricciones pol铆ticas o 茅ticas; en s铆ntesis, el capitalismo que suele designarse como capitalismo salvaje. La disciplina ideol贸gica consiste en la inculcaci贸n de una percepci贸n o mentalidad colectiva dominada por la existencia de peligros inminentes e imprevisibles que alcanzan a todos por igual y particularmente a los colectivos m谩s cercanos, ya sean la familia, la comunidad o la naci贸n. Tales peligros crean un miedo inquebrantable del extra帽o y del futuro, una inseguridad total ante un desconocido avasallador. En tales condiciones, no resta m谩s seguridad que la de regresar al pasado glorioso, el refugio en la abundancia de lo que supuestamente fuimos y tuvimos. Ambas disciplinas son tan autoritarias que configuran dos guerras no declaradas contra la gran mayor铆a de la poblaci贸n mundial, las clases populares miserabilizadas y las clases medias empobrecidas. Esta doble guerra exige un vast铆simo complejo ideol贸gico-mental propagado por todo el mundo, incluyendo nuestros barrios, nuestras casas y nuestra intimidad. Son tres las f谩bricas principales de este complejo: la f谩brica del odio, la f谩brica del miedo y la f谩brica de la mentira. En la f谩brica del odio se produce la necesidad de crear enemigos y de producir las armas que los eliminen eficazmente. Los enemigos no son aquellos poderes que el pensamiento cr铆tico izquierdista sataniz贸: el capitalismo, el colonialismo y el heteropatriarcado. Los verdaderos enemigos son aquellos que hasta ahora se disfrazaron de amigos, todos aquellos que inventaron la idea de opresi贸n y movilizaron a los ingenuos (por desgracia, una buena parte de la poblaci贸n mundial) para la lucha contra esa opresi贸n. Se disfrazaron de dem贸cratas, de defensores de los derechos humanos, del Estado de derecho, de acceso al derecho, de diversidad cultural, de igualdad racial y sexual. Por eso son tan peligrosos. El odio implica el rechazo a discutir con los enemigos. A los enemigos se los elimina. En la f谩brica del miedo se produce la inseguridad y los artefactos ideol贸gico-mentales que producen seguridad, la cual, para ser infalible, necesita de vigilancia permanente y de constante renovaci贸n de las tecnolog铆as de la seguridad. El objetivo de la f谩brica del miedo es erradicar la esperanza. Busca convertir el actual estado de cosas en el 煤nico posible y leg铆timo, contra el cual solo por locura o utop铆a disparatada se puede luchar. No se trata de validar todo lo que existe. Se trata de limpiar, de lo que existe, todo lo que impidi贸 la perpetuaci贸n del pasado glorioso. Por su parte, en la f谩brica de la mentira se producen los hechos y las ideas alternativas a todo lo que pas贸 por verdad o b煤squeda de verdad, como las ideas de igualdad, de libertad negativa (libertad de coerciones) y positiva (libertad para realizar objetivos propios, no impuestos ni teledirigidos), de Estado social de derecho, de violencia como negaci贸n de la democracia, de di谩logo y reconocimiento del otro como alternativa a la guerra, de los bienes comunes como el agua, la educaci贸n, la salud, el medio ambiente saludable. Esta f谩brica es la m谩s estrat茅gica de todas, porque es aquella en la cual los artefactos ideol贸gico-mentales tienen que empaquetarse y disfrazarse de no ideol贸gicos. Su mayor eficacia reside en no decir la verdad respecto a s铆 misma. La proliferaci贸n de estas tres f谩bricas es el motor de la ola reaccionaria que vivimos. La proliferaci贸n tiene que ser la mayor posible para que nosotros mismos nos volvamos emprendedores del odio, del miedo y de la mentira; para que deje de haber diferencia entre producci贸n, distribuci贸n y consumo en la propagaci贸n de esta vasta disciplina ideol贸gica. Los medios de comunicaci贸n hegem贸nicos, la 聯comentariolog铆a聰, las redes sociales y sus algoritmos, y las iglesias seguidoras de la teolog铆a de la prosperidad, son poderosas l铆neas de montaje. Pero esto no significa que las piezas que circulan en las l铆neas de montaje se produzcan de manera an谩rquica en todo el mundo. Hay centros de innovaci贸n y renovaci贸n tecnol贸gica para la producci贸n masiva de artefactos ideol贸gico-mentales cada vez m谩s sofisticados. Esos centros son los silicon valleys del odio, del miedo y la mentira. Las tecnolog铆as se desarrollaron originalmente para servir a dos grandes clientes: los militares y sus guerras, y el consumo de masas; pero hoy los clientes son mucho m谩s diversificados e incluyen la manipulaci贸n sicol贸gica, la opini贸n p煤blica, el marketing pol铆tico, el disciplinamiento moral y religioso. La sofisticaci贸n tecnol贸gica est谩 orientada a colapsar la distancia con la proximidad (tuits y soundbites), la institucionalidad con lo subliminal (mediante la producci贸n en masa de m谩xima personalizaci贸n), la verdad con la mentira o la media verdad (hipersimplificaciones, banalizaci贸n del horror, transmisi贸n selectiva de conflictos sociales). En un momento en que se dice que estamos en v铆speras de una nueva revoluci贸n tecnol贸gica dominada por la inteligencia artificial, la automatizaci贸n y la rob贸tica, queda la idea de que las incesantes f谩bricas del odio, del miedo y la mentira est谩n queriendo orientar la revoluci贸n tecnol贸gica en el sentido de la mayor concentraci贸n posible del poder econ贸mico, social, pol铆tico y cultural y, por tanto, en el sentido de crear una sociedad de tal manera injusta que la justicia se transforme en una monstruosidad repugnante. Es como si antes de la llegada masiva de la inteligencia artificial, la inteligencia natural se fuese artificializando y automatizando para coincidir y confundirse con ella. Traducci贸n de Antoni Aguil贸 y Jos茅 Luis Exeni Rodr铆guez Fuente: P鷅lico |
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