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2011-11-25 | Opinión | ChilenoOpresiones a cuestas, resistencias brotanâ¦..RebeldÃas tejiendoâ¦Muchas mujeres que toleran la violencia NO lo hacen por âbaja autoestimaâ, y otras con menos poder y prestigio que su pareja, NO viven âviolencia cruzadaâ...
Muchas mujeres que aceptan violencia en su pareja, su familia, su trabajo, su barrio, su comunidad, NO lo hacen porque les gusta. Muchas lesbianas se enojan cuando oyen estupideces sobre sus prácticas sexuales, pero callan, y NO porque estén de acuerdo. Muchas escuchamos âchistesâ crueles sobre viejas, suegras, gordas y NO los respondemos âhabrÃa que tener toda una vida para eso y no queremos perderla en convencer a agresores-. Muchas feministas que escuchamos provocaciones como âfeminismo sin mujeresâ en la academia $hilena del Género, NO respondemos esa chabacanerÃa. Muchas mujeres que conozco, si un postmodernista les dijera que no son mujeres, que sólo les han nombrado âMUJERâ âque les han âsignadoâ âMUJERâ- tal vez pensarÃan que escucharon mal⦠Otras afirmamos que despojarnos de un cuerpo vivido, es -al menos- absurdo, polÃticamente hablando: NO sale gratis este devenir de NO sólo opresiones a cuestas, si no de todas las resistencias que nos brotan y de las rebeldÃas que urdimos. Muchas mujeres que se someten a las reglamentaciones jerárquicas en casas de acogida a âvÃctimasâ de violencia, muchas mujeres que se someten en cuarteles de policÃa, que se someten a mandatos militares en allanamientos a comunidades mapuche, muchas mujeres encarceladas, muchas esposas encerradas, muchas hijas abusadas, muchas viejas burladas, NO se someten por masoquismo⦠Muchas mujeres en prostitución NO han oÃdo, o poco les importa que un joven okupa les diga que âhay que terminar con el trabajoâ, y que la prostitución es âun trabajo como cualquier otroâ... Muchas mujeres que al despertar se preguntan: â¡Qué mierda hago aquÃ!â âya sea en una cárcel o en una casa de familia (de su familia)- NO es que NO quieran fugarse de la violencia, es que la violencia machista es una sólida estructura que se autosostiene. Y probablemente uno de los más sutiles, pero eficientes mecanismos que usa, es tratarnos de âinadaptadasâ, al punto de que terminamos creyéndolo. -Y otras y otros, cercanos, terminan creyéndolo de ti-. Vestido interno NO es baja autoestima Loca, conflictiva, son cualidades que nos cuelgan y en lo Ãntimo, tantas veces, entre las necesidades y los machismos que nos habitan âporque NO somos puras- llegamos a creer. Nos preguntamos: â¿Seré yo?â⦠Nos decimos que âes culpaâ nuestra, nos convencemos de que âles provocamosâ. No es âbaja autoestimaâ, es el patriarcado calando muy adentro. âCuando se enojaba, me dejaba de hablar y para que me volviera a hablar, yo, finalmente, le pedÃa perdón!â relata una compañera. A otra, su ex âsiempre la animaba a hacer sus cosasâ, pero ella debÃa mantenerlo económicamente el mes seguido⦠Me viene a la cabeza ese reclamo de mujeres -recurrente- sobre que el feminismo no deberÃa ser sólo de mujeres, y me suena a un terror Ãntimo de que - otra vez- nos dejen por la más linda. Pero, en este caso, de que nos abandonen en el mundo público de los movimientos sociales, por un feminismo más adecuado. Por ese feminismo que habla de âgénero y poderâ, de âequidad y oportunidadesâ, âde ciudadanÃaâ, que se incluye en los partidos polÃticos y en otras instituciones... âEl vestido internoâ, le llamó una compañera del grupo ACACIA de Temuco, al estigma sentido, ese que nos encajaron desde que nacimos y por el cual, entre otras cosas, se nos cuela el miedo al abandono, al aislamiento personal, social o polÃtico. Ese vestido comenzó a crecer en nuestro cuerpo, justo en el momento que nuestra madre oyó decir âmujercitaâ, cuando supo que ¡chancleta! no es bueno, y descubrió que era una lástima que naciéramos asà porque Ãbamos âa sufrirâ. Nuestras madres -es muy posible- que ya antes de que naciéramos hubieran aprendido que si la comida es poca a la niña no le toca. Como mi abuela que supo antes de los 50 que las viejas se quedan para criar wawas, mientras sus hijas hacen el ejercicio de âliberación de la mujerâ saliendo a ser explotadas âen lo público- fuera de la casa, por un salario para âayudarâ al marido. Como lo aprenden todas las hermanas y tÃas solteronas âtantas lesbianas- que visten santos y apoyan la economÃa familiar con su trabajo impago. Como todas las mujeres que hacen el trabajo esclavo en la división sexual del trabajo familiar, comunitario y social. Recapitulando, los pobres NO son pobres porque son flojos, los indÃgenas SI sufren racismo, NO es puro resentimiento, y las mujeres viven violencia, NO porque tengan baja autoestima. La violencia es estructural y ni siquiera es categorizable. âViolencia de géneroâ o âViolencia fÃsica y psicológicaâ son otros malos chistes que âen mi opinión- nos apalean usando nuestro propio sentir. Si NO puedes adaptarte a la sociedad NO es âproblema tuyoâ. NO exageras. Si no encuentras trabajo, si no logras que alcance el dinero, si no eres multiorgásmica y no te gustan, eróticamente, los hombres, NO es que seas insuficiente. Si te enoja que las mujeres seamos las más pobres de los pobres, NO es que seas conflictiva. Es sacarse con los dientes y a girones el patriarcado del cuerpo. Nuestra autoestima anda bien âgracias- y los talleres de empoderamiento no van a resolver nuestra âmala actitudâ porque NO es un problema de actitud como dicen los departamentos empresariales de Recursos Humanos âesos filósofos actuales-. Es la resistencia que brota al mismo tiempo que se deshace en el cuerpo la camisa de fuerza, esa que NO desviste el acceso al poder. Es una camisa de fuerza que aceptamos, toleramos, a la que nos hemos sometido en la sobrevivencia, pero que no nos arrebata la rebeldÃa de querer destruir la dominación. Es que NO somos puras, pero estamos acá, resistiendo y entramando rebeldÃas sin olvido ni negación âni perdón- de las opresiones. Por Aldunate Morales V. |
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